Consciente de las exigencias que implica criar a niños con habilidades especiales, Miguel ha dejado de lado su vida personal para dedicarse a sus hijos. Ha adaptado su trabajo como sereno del distrito para poder acompañarlos a sus terapias y presentaciones musicales.
Nilo Marino Guizabalo Sotomayor, natural de Áncash y con 47 años, es padre soltero de tres niñas. Dos de ellas tienen discapacidad: Kety Naomi, de 16 años, fue diagnosticada con autismo; y Ximena Alexandra, de 13, presenta retraso en su aprendizaje.
Kety fue la primera en mostrar señales de su condición. Tenía apenas cinco años cuando la directora de su colegio inicial en Áncash alertó a su padre. “Nilo, tienes que llevar a tu hija al Hospital del Niño”, recuerda que le dijeron.
En 2011, Nilo se trasladó a Lima con sus hijas y su esposa. Acudió al hospital indicado, pero los médicos no aceptaron el caso, argumentando que no veían indicios de autismo. Pese a ello, no se dio por vencido. Motivado por su deseo de encontrar respuestas, logró que su hija fuera internada en el hospital Mogrovejo, donde tras un año de evaluaciones, recibió el diagnóstico definitivo.
Mensaje de Vilma, la menor de sus hijas y quien no presenta discapacidad.
En 2020, poco después de mudarse a Ventanilla, su esposa lo dejó a cargo de sus tres hijas. La menor, Vilma Soledad, tiene ahora siete años. Desde entonces, Nilo asumió por completo el cuidado de sus hijas, convirtiéndose en su único sustento emocional y económico.
“Cuando les diagnosticaron las discapacidades a mis dos hijas, el médico me dijo que necesitarían de terapias para toda la vida. Tuve que asumir la responsabilidad y ser consciente que ellas me necesitarían hasta el último día de mi vida”, narró con voz entrecortada.
Actualmente, Kety y Ximena asisten al CEBE “Hellen Keller”, en su distrito. Gracias al programa Cuenta Conmigo, del CAFED, reciben apoyo especializado. “Las profesoras están capacitadas para tratar con niñas que presentan rasgos similares a los de mis hijas. Las terapias han mejorado bastante”, señaló Nilo.
Con esfuerzo y determinación, Nilo ha abierto una pequeña bodega de abarrotes en la casa de su hermano, donde vive actualmente con sus hijas, para cubrir los gastos que implica su cuidado.