España, con casi una semana en que la pandemia de coronavirus va en retroceso, con más enfermos curados que nuevos casos de COVID-19, se prepara para comenzar el desconfinamiento con un plan presentado por el Gobierno, que despierta muchas dudas sobre su aplicación, al faltar de concreción sobre los requisitos para poder avanzar.
Según los últimos datos oficiales, en España hay 210.773 casos de coronavirus registrados, con 23.822 muertos por la pandemia, aunque el dato positivo son los 102.548 enfermos curados.
El conocido como "Plan de transición hacia la nueva normalidad", presentado este martes por el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, cuenta con cuatro fases, que se aplicarán en los distintos territorios según la evolución de la enfermedad, y que se iniciará el próximo día 4 y durará hasta finales de junio.
Cada fase incluye mayores niveles de apertura en comercios, hostelería y actividades culturales, deportivas y religiosas, y el encargado de supervisar todo el proceso será el Ministerio de Sanidad, pero los requisitos a cumplir para poder superar una fase y pasar a la siguiente aún no están especificados.
El objetivo de este plan gradual "es recuperar la vida cotidiana sin poner en riesgo la salud colectiva", afirmó Sánchez ayer durante su presentación.
Los gobiernos regionales, ayuntamientos y los sectores económicos afectados como el comercio, la cultura o el ocio, esperan conocer los detalles concretos para poder ponerse en marcha, ya que se quejan de falta de concreción.
La reanudación de la actividad económica, aunque sea con limitaciones es una demanda cada vez más frecuente por parte de todos los sectores, ya que el impacto negativo de la COVID-19 sobre la economía española no deja de crecer, y es especialmente duro en el mercado laboral.
Ayer se conoció que en el primer trimestre del año se destruyeron 285.600 empleos, prácticamente todos debido a las restricciones para frenar la pandemia, según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Pero además de las consecuencias desastrosas para la economía, la pandemia de coronavirus ha provocado también una fuerte tensión política entre la oposición conservadora y el Ejecutivo, al que acusan de una mala gestión de esta crisis sanitaria y de tomar las medidas sin consultar.
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