En un escenario mundial de precios altos de combustibles surge el debate sobre el futuro energético del país. En la actualidad, Perú importa casi 60 % de petróleo y combustibles derivados, como las gasolinas y el diésel, para atender nuestra demanda local de energía.
Frente a este hecho, especialistas del sector hidrocarburos coinciden en que a nivel país debemos mirar los recursos energéticos que producimos actualmente como el gas natural y cuyas reservas están aseguradas por más de 20 años.
Al respecto, el presidente de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos (SPH), Felipe Cantuarias, señala que “somos productores de gas natural, una energía económica, eficiente y amigable con el medio ambiente. En su uso vehicular o conocido como Gas Natural Vehicular (GNV), puede impulsar nuestra independencia energética en el transporte y no depender del precio de los combustibles y petróleo, cuyo costo se fija en el mercado internacional”.
El GNV representa grandes ahorros para los usuarios porque su precio está regulado en el marco de las concesiones del Estado para su extracción, transporte y distribución.
El especialista en hidrocarburos aclara que “esto hace que el valor de adquisición del gas natural por parte de las estaciones de servicio o grifos sea similar y donde las diferencias en términos de precio al consumidor final (comercialización) están relacionadas con las políticas comerciales de cada una de las estaciones, costos de transporte y promociones”.
Se estima que, en los últimos 18 años, los usuarios de GNV de Lima y Callao han ahorrado más de 11,600 millones de dólares. Para los taxistas representa un ahorro de más de 15 soles por galón en comparación con la gasolina. En un mes, con recorridos promedios de 120 kilómetros al día, se puede ahorrar aproximadamente 1,500 soles al mes, y en un año más de 18,000 soles.
Analizando todas las ventajas que representa el GNV, hay una tarea pendiente para extender su uso y hacer que llegue a más peruanos. Así, Felipe Cantuarias señala que el Perú afronta tres grandes retos en la masificación de este combustible alternativo.
El primer reto es que desde el Estado se tome la decisión política para migrar de una matriz energética en transporte público y privado compuesta por diésel, gasolinas y GLP vehicular a Gas Natural Vehicular. Con este primer paso, se asegura el desarrollo de la demanda.
A partir de allí, el segundo reto es ampliar la oferta de las estaciones de servicio que vendan este tipo de combustible, para lo cual se necesitan inversiones en infraestructura con el fin de satisfacer la demanda de GNV. Hay varias empresas que están apostando en la implementación de gasocentros en el sur del país, por ejemplo, Cusco cuenta ya con dos estaciones de venta de GNV, y recientemente Nazca, ha lanzado la primera.
El tercer gran reto tiene que ver con disminuir los costos logísticos de su transporte.
“Hoy, el gas natural resulta ser un combustible competitivo solo para Lima, Callao y parte de Ica, y esto es porque Cálidda trae a estas regiones el gas natural. Fuera de estas regiones terminaría siendo más caro porque el costo de transporte logístico del gas es muy elevado”, indica.
Para lograr masificarlo se necesita infraestructura de ductos como el que lograron desarrollar países como Colombia. El sistema de ductos reduce los costos de transporte y hace que este combustible sea mucho más competitivo.
“En algunas regiones es económicamente viable que un privado realice inversiones porque hay ya una demanda desarrollada y recuperará su inversión, pero en otras, el Estado debe subsidiar y crear incentivos”, dice Felipe Cantuarias.