Ecuador registró este miércoles 4,007 fallecidos confirmados por covid-19, según las cifras oficiales, que dan cuenta de otros 2,702 decesos sospechosos por la enfermedad.
El número de contagiados confirmados totalizó 48,490, 547 más que en la víspera.
Desde que se informara del primer caso el pasado 29 de febrero se han recogido un total de 136,472 muestras para el coronavirus SARS-CoV-2, entre PCR y pruebas rápidas en Ecuador, un país habitado por más de 17 millones de personas.
En función de esas pruebas se descartaron 66,308 casos, precisa el parte oficial.
Los datos por provincias, basados únicamente en las pruebas PCR, indican que la costera Guayas continúa a la cabeza en el número de contagios con 14,700 y 1,500 decesos, una situación que muestra una notoria estabilidad sanitaria en esa zona después de la crisis que vivió en la segunda quincena de marzo y la primera de abril.
Le sigue la andina Pichincha, cuya capital es Quito, con 5,538 casos y 416 fallecimientos.
A esas provincias les siguen en orden Manabí, con 3,586 positivos; Los Ríos, con 2,016; El Oro, que reúne 1,595; Santo Domingo de los Tsáchilas, 1,495; Esmeraldas, con 1,664, y Azuay, con 1,294, mientras que el resto de provincias tienen menos de mil casos cada una.
Un país contra la pandemia
El boletín diario precisa que 19,801 contagiados están estables en aislamiento domiciliario y 562 hospitalizados en condición estable, mientras que 239 se encuentran ingresados bajo pronóstico reservado.
Otros 4,910 pacientes se han recuperado, 5,911 recibieron el alta hospitalaria y 13,060 fueron dados de alta epidemiológica.
Ecuador se encuentra en un proceso de cambio de fase de la estrategia epidemiológica para pasar del aislamiento masivo al distanciamiento social, con el levantamiento coordinado de las restricciones que entraron en vigor con el estado de excepción el 16 de marzo y que el Gobierno ha extendido hasta mediados de agosto.
De los 221 cantones que tiene el país, unos 130 están en amarillo y dos en verde en la fase de desescalada, inspirada en un semáforo epidemiológico que marca por colores (rojo, amarillo o verde) el proceso de reactivación.
Quito pasó del color rojo al amarillo hace unos diez días, lo que se ha traducido, por ejemplo, en la reanudación paulatina del transporte público, la apertura de comercios y negocios no imprescindibles y la vuelta parcial a los puestos de trabajo de manera presencial, aunque aún prima el teletrabajo.
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