Hoy, 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer y en un país como el Perú donde aún no se ha logrado la igualdad entre hombres y mujeres, y peor aún, todavía no hemos podido erradicar la violencia que se ejerce contra quienes representan la mitad de la población, es importante aprovechar la fecha para reflexionar y debatir sobre la situación de la mujer peruana.
Según el INEI, la proporción de hombres y mujeres en el Perú es similar, apenas unas décimas de diferencia, pero esta equidad no se refleja aún en la inclusión, empoderamiento y los derechos de las mujeres, que siguen a la zaga de los hombres en diversos aspectos sociales.
De acuerdo con el índice de desigualdad de género del INEI del 2016, la tasa de participación de las mujeres en la fuerza laboral fue de 64.3%, mientras que los caballeros alcanzan el 82.7%. Es decir, de cada 10 hombres, ocho trabajan, mientras de cada 10 mujeres, solo un poco más de la mitad.
En el plano educativo, de acuerdo con este mismo indicador, el 73.8% de los varones cuenta con educación secundaria, mientras que las mujeres solo un 62.5%.
Con respecto a la participación política, hay 36 congresistas mujeres, siete más que el Legislativo pasado, lo que representa el 27% del Parlamento. Donde sí se observa un repliegue femenino es en los gobiernos regionales. De los 25 gobernadores que existen en el país, solo hay una mujer:
la gobernadora de la región Arequipa, Yamila Osorio.
Alta dirección
Pero la lucha de las mujeres por una mayor participación no solo se da en la esfera pública, también en el sector privado.
Durante el 2017 se comprobó que, en 141 organizaciones de Perú, el primer nivel de mando está constituido por mujeres solo en un 24%; en tanto que, en el segundo nivel de mando, las mujeres alcanzan hasta 35%.
Estos datos fueron recogidos por el Ranking PAR, desarrollado por Aequales, consultora especializada en equidad de género. Andrea de la Piedra, cofundadora y gerenta general de Aequales Perú, indicó que el esquema similar a una pirámide, en cuya base hay una proporción de hombres y mujeres casi par, pero a medida que van escalando entre los niveles de la estructura organizacional se encuentra menos presencia femenina, lo que revela una brecha aún considerable.
“Las mujeres tenemos más barreras que los hombres para desarrollarnos profesionalmente. Se habla de que las oportunidades son las mismas en las empresas, pero la realidad es disímil y las cifras lo reflejan. En 13 años, el porcentaje de mujeres en puestos de liderazgo en el mundo no ha subido del 25%”, añadió.
Protección
Si la ya desigualdad es un reto que debemos enfrentar, el asesinato y maltrato de mujeres a manos de sus parejas o exparejas es una lacra que lamentablemente no hemos podido controlar, a pesar de las leyes aprobadas en los últimos años para condenar con mayor severidad este delito.
Solo en enero de este año se han contabilizado 10
feminicidios, mientras que el 2017 cerró con 121 víctimas de este delito, y 247 tentativas.
Ana María Romero-Lozada, ex ministra de la Mujer, y Liz Meléndez, de la organización defensora de las mujeres Flora Tristán, coinciden en que hay un buen avance en el marco normativo dado por el Congreso, como la
ley de igualdad salarial para hombres y mujeres, o la Ley N° 30634 para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra ellas, pero lamentablemente estos esfuerzos chocan con estructuras sociales machistas muy arraigadas en la sociedad.
Para ello, ponen como mayor prueba el caso de la
joven Arlette Contreras que, en un cuestionable fallo, la corte superior de Ayacucho absolvió a su agresor, a pesar de las terribles imágenes en las que se le ve arrastrándola de los cabellos.
Meléndez califica el fallo de infame y una burla para las mujeres, porque envía un mensaje de impunidad y tolerancia a la violencia, desde una institución clave en la defensa de sus derechos, como el Poder Judicial.
Por su parte, la ex ministra de la Mujer señala que el caso Contreras causa indignación porque refleja la disociación entre la ley y la realidad, la prevalencia “de un criterio trasnochado que no responde a las normas decentes.”
La representante de Flora Tristán plantea una declaratoria de emergencia que permita al gobierno “pasar de la voluntad política a la acción”, con medidas concretas, como un aumento de presupuesto a los programas del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (Mimp); una revisión de la calidad de la atención que reciben las mujeres por parte del Estado.
Datos
1.3 millones de Mypes en el perú serán lideradas por mujeres al cierre del 2018.
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(FIN) EGZ/DOP