China aplicará una serie de medidas de estímulo económico para hacer frente a la guerra comercial declarada por Donald Trump, dejando de momento de lado la lucha contra el endeudamiento y los riesgos financieros que amenazan a la segunda economía mundial.
La semana pasada el gobierno de Pekín reconoció finalmente que los aranceles prohibitivos que impuso el presidente de Estados Unidos tendrán un impacto en el crecimiento de la economía china, que en el último trimestre se desaceleró ligeramente, hasta 6.7%.
Antes esas "incertidumbres externas", el gobierno chino se reunió el lunes bajo la coordinación del primer ministro Li Keqiang para adoptar una serie de medidas fiscales y financieras para estimular la
demanda interna.
Este cambio de rumbo fue bien acogido el martes por las bolsas de Hong Kong (1.44%), Shangái (1.61%) y Shenzhen (1.51%).
El gobierno anunció una política fiscal "más activa" y autorizará a más empresas a deducir de sus impuestos las inversiones en investigación y desarrollo, indicó un comunicado publicado el lunes.
El régimen comunista también acelerará su ritmo de emisión de las llamadas obligaciones especiales para financiar proyectos de infraestructuras en las administraciones locales por un valor total de 1.35 billones de yuanes este año.
Esfuerzos
Además "intensificará sus esfuerzos" para conceder anualmente créditos por valor de 140,000 millones de yuanes (17,000 millones de euros) a 150,000
pequeñas empresas.
También se favorecerán las inversiones privadas en sectores como los transportes, las telecomunicaciones, el petróleo y el gas.
"El gobierno chino dice claramente que está dispuesto a defender el crecimiento", indicaron los economistas del banco ANZ.
Sin embargo, China sigue en el mismo dilema, entre apoyar la economía a riesgo de endeudarse todavía más o bien reducir el endeudamiento, con el riesgo de que eso frene el crecimiento.
No al "diluvio"
Consciente del peligro, el gobierno advirtió que no habrá "un diluvio" de medidas como las que aplicó tras la crisis financiera de 2008 y que hicieron crecer enormemente la deuda, que ahora el gobierno intenta contener, más aún tras las advertencias del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"La política monetaria prudente no será ni demasiado rigurosa ni demasiado complaciente", advirtió el lunes gobierno. El banco central chino ya ha reducido tres veces este año su nivel de reservas obligatorias.
Además, el banco central inyectó el lunes 502.000 millones de yuanes (63.000 millones de euros) en la economía en forma de préstamos bancarios a un año.
Se trata de la mayor inyección de liquidez para este tipo de préstamos desde que se crearon, hace cuatro años.
"Pekín hace bien en descartar de momento un plan de estímulo masivo porque sólo podría financiarlo con una nueva fase de flexibilización monetaria y de endeudamiento", apuntan los economistas del banco Nomura en Hong Kong.
También pronostican que el crecimiento se seguirá ralentizando por la caída de la demanda exterior, donde Estados Unidos representa una quinta parte de las
exportaciones chinas.
Impactos
La entrada en vigor en julio de los aranceles de Washington a los productos chinos por valor de 34,000 millones de dólares ya está afectando a sectores como el del automóvil, la informática o la aeronáutica.
China replicó con aranceles del mismo monto a las importaciones estadounidenses. Por su parte Donald Turmp amenazó con nuevas medidas.
El yuan, que ha perdido un 8% de su valor frente al dólar desde abril, se cotizaba este martes a 6,81 por dólar, su nivel más bajo desde hace un año, que favorece las exportaciones.
La moneda china sólo puede fluctuar un máximo de 2% frente al dólar con respecto a un curso fijado diariamente por el banco central (PBOC).
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(FIN) AFP/RGP
Publicado: 24/7/2018