Disponibilidad hídrica
Asimismo, la investigación proyecta un aumento de la disponibilidad hídrica en las cuencas del norte del país, con aumentos de la precipitación en las zonas media y baja de las cuencas, y disminución en la zona alta.
Las proyecciones de los caudales medios anuales indican un probable aumento en la mayoría de las cuencas del Pacífico. En las cuencas del norte de la vertiente del Pacífico se proyectan incrementos significativos con respecto a la media de los caudales históricos en los tres modelos climáticos analizados.
Por ejemplo, en las cuencas Piura y Motupe se proyecta incremento de caudales diferenciado por época; en Piura, será en otoño-primavera (marzo a mayo, y de setiembre a noviembre) mientras que para Motupe será desde otoño a invierno (marzo a agosto).
En el caudal medio de las cuencas del centro y sur del Pacífico no se proyectan cambios significativos en las estaciones verano y otoño (época húmeda comprendida de diciembre a mayo), pero sí un ligero aumento en invierno y primavera (estación seca que abarca los meses de junio a noviembre).
Se muestra una señal de incremento de la precipitación en las partes media y baja de las cuencas y, más bien, una leve disminución en la cuenca alta; es decir, en la Cordillera de los Andes. Este patrón se repite de norte a sur.
Por su localización geográfica, altitudinal y los factores climáticos que influyen las cuencas de la vertiente amazónica registrarán un aumento de la precipitación de hasta 50%, pronostica el estudio.
Vulnerabilidad
“La vulnerabilidad de la seguridad alimentaria de los hogares rurales está determinada fundamentalmente por factores estructurales más que climáticos. Se incrementa en función de la cantidad de personas en el hogar, de cuántas de estas no trabajan y del índice de deserción escolar. Esta vulnerabilidad se incrementa si son hogares ubicados en la Sierra”, precisa la
investigación.
Sin embargo, esta vulnerabilidad disminuye si los hogares agrarios participan en comedores populares y en el Programa Vaso de Leche, al tener altos índices de infraestructura y de activos, sostiene la investigación.
Recomendaciones
Frente a esta problemática, el
estudio publicado por la FAO recomendó a las autoridades peruanas
consolidar los programas sociales enfocados en alimentación y nutrición infantil, así como de reducción de la pobreza; e implementar un amplio programa de gestión equitativa de los recursos hídricos y modernización de la infraestructura hídrica, como políticas públicas para enfrentar el cambio climático y la vulnerabilidad de la seguridad alimentaria.
Asimismo, investigar los impactos del cambio climático en la pequeña agricultura, considerando procesos biológicos y biofísicos que afectan organismos, cultivos, animales y sistemas productivos, y tomando en cuenta los niveles de paisaje y cuenca.
Del mismo modo, aconseja incrementar la capacidad de la población para superar los efectos del cambio climático mediante la consolidación de un programa de desarrollo rural territorial en las provincias vulnerables a la inseguridad alimentaria.
Fortalecer la capacidad institucional y la infraestructura pública para colectar datos confiables, realizar análisis de calidad y relevantes, así como monitorear el cambio climático para generar información que nutra a las políticas sobre cambio climático, es otra de las recomendaciones formuladas por la FAO.
En ese sentido, aconsejó reforzar el desarrollo profesional y la especialización de los profesionales del sector público que trabajan sobre cambio climático. Esto implica financiar e incentivar la especialización de los funcionarios, así como establecer alianzas interinstitucionales para facilitar el intercambio profesional entre el sector público y la academia/investigación (nacional y extranjera).
(FIN) LZD/MAO