Por su parte, la radiación ultravioleta tipo B (UVB) es la que provoca daños en los ojos y en la piel, así como eritemas solares (enrojecimientos de la piel). La sobreexposición puede provocar cáncer de la piel.
Dado que la cantidad de radiación UVB que llega a la superficie está fuertemente relacionada con la capa de ozono, una reducción en esta capa protectora implicará un aumento en la radiación que llega a la superficie terrestre.
En tanto, la radiación ultravioleta tipo C (UVC) es absorbida casi por completa por la capa de ozono. Es muy energética y puede obtenerse de fuentes artificiales, como lámparas germicidas usadas para matar bacterias y virus.
Intensidad
La intensidad de la radiación ultravioleta depende de la estación (aumenta en verano), la hora del día (se incrementa entre las 10:00 y las 16:00 horas), la latitud (cercanía a la línea ecuatorial), la nubosidad (puede ser elevada incluso con nubes), la altitud (en los Andes es más potente que en la costa y la selva); la capa de ozono y la reflexión por la superficie (la arena seca de playa refleja un 15% y la espuma del agua de mar refleja un 25%).
Los índices de radiación ultravioleta se clasifican según su intensidad en Baja (menor a 2), Moderada (3-5), Alta (6-7), Muy Alta (8-10) y Extremadamente Alta (mayor a 11).
Prevención
En vista de esta situación que amenaza la salud de la población, se recomienda usar lentes de sol con protección ultravioleta, sombrero de ala ancha, prendas de vestir que cubran la mayor parte del cuerpo, protector solar para la piel, sombrillas, hidratarse constantemente y consumir alimentos que ayuden a evitar la deshidratación.
(FIN) LZD/MAO
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