Por: Sonia DomínguezCuando el papa Juan Pablo II nos visitó por primera vez, en 1985, la economía peruana no pasaba por su mejor momento, mostraba una inflación acelerada, un reducido crecimiento económico y un elevado déficit en el sector público.
Paralelamente, se enfrentaban altas tasas de desempleo con una persistente reducción del salario real, por lo que el mercado laboral estaba bastante deteriorado donde la informalidad ganaba más espacios.
Según un informe del Diario Oficial El Peruano, la ayuda memoria del BCR de ese año detalla que la política salarial contempló incrementos durante el ejercicio para los trabajadores no sindicalizados del sector privado y empleados públicos, buscando de esta manera compensar los efectos de la inflación sobre sus ingresos.
A pesar de esa situación, una gran multitud de peruanos acompañó al santo padre para escuchar su mensaje de paz y unión.
Segunda visita
Para la segunda visita del papa Juan Pablo II, en 1988, los ingresos reales estaban deteriorados. Si bien en 1988 se dispuso una serie de aumentos para los trabajadores de los sectores público y privado no sujetos a negociación colectiva, estos resultaron insuficientes para compensar el acelerado crecimiento de los precios internos.
Según el BCR, esa situación se complementó con una contracción significativa en el mercado laboral. Ese año las cifras del Programa Ocupacional de Emergencia (Proem) reflejaban con mayor rapidez los efectos de la recesión económica sobre el nivel del empleo.
En esa coyuntura, la noticia de una nueva visita del papa Juan Pablo II (en menos de tres años) fue muy bien recibida por los fieles católicos. Fue una visita más corta, solo tres días, pero igualmente fue recibido con los brazos abiertos.
Si bien era un momento sombrío para la economía peruana y el mercado laboral seguía deteriorado, una multitud de peruanos esperaba el mensaje de paz del papa Juan Pablo II.
Nuevo entorno
Para esta nueva ocasión, en que un papa volverá a visitar el país, la situación económica y laboral es completamente distinta. Después de haber pasado por un período de rápido crecimiento, el mercado laboral pasó por una serie de transformaciones.
Este sector creció de manera significativa en estos 30 años. No obstante, el empleo formal se abrió paso, aún hay una gran presencia de trabajo informal.
Ante esta situación, una de las principales decisiones que el Gobierno tomó a favor de los trabajadores fue la creación de la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) en abril del 2014.
Asimismo, en estos últimos años se puso especial atención en la creación de empleo juvenil mediante la implementación de una serie de políticas. Si bien aún están por aprobarse, el objetivo es hacer una gran reforma que promueva la empleabilidad de los jóvenes.
Desde mayo del 2016, la remuneración mínima vital (RMV) es de 850 soles. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), entre agosto y octubre del año pasado, la población ocupada se incrementó 2.7%, al crearse 433,100 nuevos empleos.
Se informó, a partir de los resultados de la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho) que se ejecuta de manera continua en todo el país, que el empleo en el área urbana aumentó 3.3% (417,800 personas) y 0.4% (15,400 personas) en el área rural.
Hay que tener presente que, hasta octubre de 2017, la población ocupada del país alcanzó los 16 millones 793,800 personas. El empleo en las pequeñas empresas (1-10 trabajadores) aumentó 5% en el período de análisis, esto considera a 572,600 personas. Según el INEI, el ingreso promedio mensual por trabajo en el área urbana se ubicó en 1,521.9 soles.
Adicionalmente, en diciembre del 2017 se publicó en el Diario Oficial El Peruano la Ley N° 30709, que prohíbe la discriminación remunerativa entre varones y mujeres, mediante categorías, funciones y salarios que permitan la ejecución del principio de igual remuneración por igual trabajo.
La norma, impulsada por el Congreso de la República, está en concordancia con el mandato constitucional de igualdad de oportunidades sin discriminación en las relaciones laborales.
El mensaje de Francisco
El
Papa Francisco es particularmente insistente en la importancia del trabajo digno en la lucha contra la pobreza, una de las principales preocupaciones de su pontificado.
El trabajo decente es el hilo conductor en sus visitas pastorales, ante diversas instituciones y organizaciones; o en sus distintos mensajes. Lo ha expresado en encuentros mundiales.
“Hay que tener claro que el objetivo verdadero no es la prestación económica para todos, sino el trabajo para todos. Porque sin trabajo para todos, no habrá dignidad para todos”, expresó en alguna oportunidad.
El santo padre ha invitado a las asociaciones de los trabajadores cristianos a perseguir “un sueño que vuele alto”, para que el trabajo “libre, creativo, participativo y solidario” termine con el menosprecio de la dignidad de las personas.
(FIN) DOP / CNA
Publicado: 17/1/2018