Los países miembros de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) iniciaron este lunes en Portoroz (Eslovenia) sus debates sobre la protección de las ballenas y las licencias otorgadas a los países cazadores.
Acusado de hacer pasar la caza comercial como capturas con meta científica, Japón pasó a la ofensiva desde el inicio de las sesiones.
La comisión científica de la CBI "confirmó que ciertas poblaciones de ballenas se han reconstituido", argumentó Tokio en una declaración escrita, preconizando una flexibilización de la prohibición de la caza de ballenas, en vigor desde 1986.
"La prohibición de la caza comercial podría y debería ser levantada en función del estado de las poblaciones de diferentes especies", estimó Japón.
A pesar de una condena en 2014 por la Corte Internacional de justicia (CIJ), Tokio reanudó sus campañas de caza en 2015 y 2016, especialmente en la Antártida.
Una propuesta de Australia y Nueva Zelanda para que la CBI se encargue de evaluar la pertinencia de los programas de pesca con fines científicos sigue sobre la mesa.
"Está claro que los objetivos de investigación presentados por Japón podrían ser alcanzados empleando medios no letales", afirmó Nueva Zelanda al llamar al archipiélago a "terminar con esas prácticas".
- Sudamericanos reclaman santuario -
La creación de un santuario en el Atlántico Sur es uno de los cuatro grandes temas de la reunión, que terminará el viernes.
Hace dos años, en la reunión anterior de la CBI, el proyecto no había alcanzado la mayoría necesaria de 75% para ser adoptado.
Tres países de América del Sur --Argentina, Brasil y Uruguay-- defienden junto a Sudáfrica y Gabón la creación de este santuario con la intención de desarrollar el turismo de avistamiento de ballenas. La Unión Europea los apoya, pero Japón se opone.
Además de Japón, Noruega e Islandia también siguen cazando ballenas, amparándose por su parte en la disposición jurídica de la prohibición que permite a países que emitieron "reservas" durante su adopción no aplicarla.
A otros países --Canadá, Rusia, Dinamarca-- se les otorgaron cupos vinculados a la caza de subsistencia practicada por pobladores locales.
En nombre de la Unión Europea, Holanda manifestó que "es firmemente partidaria de mantener la prohibición de la caza comercial de ballenas e invita a los países que siguen practicando la caza comercial y de otro tipo a considerar poner fin a las mismas".
La prohibición de la caza comercial de ballenas, que entró en vigor hace 30 años, permitió salvar a cientos de miles de cetáceos, presa de caza a nivel masivo en el siglo XX, al punto que la supervivencia de varias especies estuvo en peligro.