Hace año y medio los peruanos sufrimos al ver cómo parte del muro perimétrico de la fortaleza de Kuélap colapsaba. Desde esa fecha, abril del 2022, se han estudiado las razones de esta tragedia desde diversos ángulos para plantear una exitosa restauración.
El arqueólogo Iván Ghezzi quien dirige, en coordinación con el Ministerio de Cultura, un proyecto para dar un diagnóstico sobre las
causas del desplome de un área de la Fortaleza de Kuélap de la cultura Chachapoyas, ha llegado a conclusión de que un factor importante ha sido el cambio climático.
Lluvias más seguidas
El profesional indicó que su equipo, formado por especialistas peruanos y extranjeros, encontró un dato curioso. En el registro histórico de los últimos cuarenta años se han dado lluvias anómalas, de gran cantidad de agua, en siete ocasiones. De estas, cuatro de ellas se produjeron en los últimos cinco años.
“Eso significa que está lloviendo más y de forma más frecuente”, aseguró Ghezzi.
El investigador mencionó que eso no descarta otros problemas que ha tenido la
Fortaleza. Por ejemplo, el
sistema de drenaje no se tenía limpio para que circulara el agua.
Otro detalle que indica el arqueólogo es que el mortero –el barro con el que se unen las piedras– que se utilizó en una restauración de hace unas décadas no era lo suficientemente poroso como para permitir que no se empoce el agua.
Asimismo, el complejo tiene un declive donde su punto más bajo es en el lado sureste, justo donde se colapsó la muralla.
“Fue la tormenta perfecta. Era el punto más débil. Había lluvias fuertes. Hacía poco hubo un sismo en la zona. El drenaje no funcionaba”, relata el arqueólogo.
Ghezzi refirió que se están haciendo trabajos de impermeabilización de las piedras, para que las lluvias no las afecten.
No obstante, manifestó que se debe tomar en cuenta lo descubierto respecto al cambio climático para el momento de la restauración.
El investigador mencionó que los trabajos hechos hace unas décadas para poner en valor y drenar el agua de las lluvias se realizaron con el conocimiento que se tenía en ese tiempo.
Lo que se debe hacer ahora, de acuerdo con Ghezzi, es usar los datos actuales y prepararse para enfrentar los nuevos riesgos. Por ejemplo, el drenaje debe tener las dimensiones para la cantidad de lluvia que se se registra actualmente.
“Kuélap fue hecho para soportar lluvias torrenciales, pero ahora hay más lluvia”, indicó.
Añadió que, posiblemente, dentro de 30 o 40 años se deba hacer otra puesta en valor acorde con cómo haya evolucionado el clima para ese tiempo.