Por: William Ríos RosalesLas expectativas son positivas y las cifras así lo demuestran. En mayo de este año el Perú produjo casi tanto como lo hizo en similar mes del 2019, prepandemia.
Se esperan mejores resultados por el incremento de las actividades económicas y los mayores precios internacionales de los commodities, con lo cual, al final del presente año, también se elevará la recaudación tributaria, que será una de las más altas en la historia del país, declaró al programa Económika de Andina Canal Online.
¿Podemos decir que hay mayores signos de recuperación de acuerdo con los indicadores económicos de los últimos meses?
–Estamos bien. La recuperación económica supera nuestras expectativas, las cifras así lo demuestran. En el primer trimestre del 2021, la economía creció e inclusive se igualó con el mismo período del 2019, que fue un año normal.
Las cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) reportan un crecimiento del producto bruto interno (PBI) de 47.8% en mayo del 2021, con relación a igual mes del 2020, lo cual confirma esa buena performance que muestra la economía peruana. Obviamente, no es una comparación aceptable porque mayo del 2020 fue muy malo, en términos económicos, por lo que este incremento no hay que tomarlo con mucho entusiasmo.
Si ese resultado lo comparamos con mayo del 2019, la caída fue muy ligera, de 0.4%, es decir, al quinto mes del 2021 la economía peruana produjo casi tanto como lo hizo en similar mes del 2019. Vamos por buen camino.
Para este año, tenemos una perspectiva de crecimiento del 10%, el Banco Central de Reserva (BCR) espera un aumento 10.7%, por lo tanto, las proyecciones de ambas instituciones son al alza.
Es probable que crezcamos por encima de esos cálculos, en particular, porque la vacunación avanza rápidamente y eso hará que, hacia setiembre u octubre de este año, con una parte la población con estas dosis, las actividades económicas podrán abrirse con un poco más de confianza, como el caso de algunos los cines, teatros, restaurantes.
A ello se suma que las empresas estuvieron protegidas en este año y el anterior por la significativa inyección de créditos que les permitió pasar los malos tiempos. En términos de producción las expectativas son muy buenas.
–El PBI de mayo registró una expansión de 47.80%, pero, ¿cuál es el resultado respecto a las cifras prepandemia?
–Debemos evaluar con cuidado las cifras económicas de este año, porque al compararlos con un período con muchos problemas saldremos muy bien parados, por lo tanto, los crecimientos serán muy altos, entre 30%, 40% y hasta 80%.
Es importante analizar los resultados y compararlos con los mismos meses del 2019, que fue un año normal. En el caso de la cifra de mayo de este año, esta cayó solo 0.4%, es decir, ya estamos produciendo casi lo mismo que en el quinto mes del 2019.
Inclusive observamos fuertes recuperaciones, inclusive, comparándonos con el 2019. Eso pasa, por ejemplo, con el sector construcción, que creció 20%.
En promedio, la economía avanza y si se cumplen nuestras proyecciones podemos decir que en un año habríamos recuperado gran parte de lo perdido en el 2020, resultado que pocos países en América Latina podrán mostrar.
–¿Cuáles deberían ser los nuevos motores del crecimiento?
–El crecimiento basado en materias primas no debe subestimarse. La minería es muy importante para el país, hay que seguir protegiéndola, al igual que la agroexportación, pero el Perú, además de minerales y de contar con una inmensa costa para la producción agraria a gran escala, tiene otras riquezas que no fueron apropiadamente explotadas.
Hay que sumar otros motores que permitirán también una reincorporación geográfica de la población peruana.
Por ejemplo, el Perú tiene un enorme potencial de sitios arqueológicos que están subexplotados. Asimismo, pese a que somos uno de los primeros productores de pesca a escala mundial, la acuicultura está rezagada, actividad que es una especie de industrialización del sector.
También es el caso de la industria forestal. El Perú tiene extensos bosques para explotar y exportar madera, por el contrario, la importamos.
–Este año la inversión pública mostró montos récord. ¿Cuál es la importancia de estos recursos?
–Es evidente que la inversión privada es el motor del crecimiento económico a largo plazo. Si las empresas no destinan capitales a los diferentes sectores ninguna economía crece, eso está muy claro.
Sin embargo, la inversión pública es complementaria a la privada. Por ejemplo, si queremos exportar palta o uva necesitamos irrigación, carreteras, puertos.
Entonces, en todas esas actividades complementarias, la inversión pública cumple un papel significativo y, en el corto plazo, ayuda, porque también necesita mano de obra, insumos, los trabajadores deben alimentarse. Por lo tanto, siempre contribuye al crecimiento.
La buena noticia es que, en el primer semestre de este año, la inversión pública alcanzó la cifra de 15,778 millones de soles, la más alta en la historia contemporánea. Es un importante dinamizador y además es el mejor complemento para el despegue de la inversión privada.
–¿Por qué se elevó la inflación en las últimas semanas?
–Debido a que al mundo le va bien y crece a un ritmo de 6% al año, empezó a demandar más productos, los precios internacionales del cobre, soya, maíz, y petróleo se incrementaron y como nosotros importamos esos bienes, ingresan al Perú a mayores costos.
Solo la cotización del petróleo aumentó su cotización en 50% este año. Por tales motivos, el precio del gas doméstico, del pollo y de los combustibles se elevan.
Sin embargo, el BCR garantiza que los precios en promedio en el Perú no suban más allá del 3% sostenidamente, así que confiemos en que será un evento transitorio que se normalizará en una semanas y volvamos a estar en el rango meta del ente emisor, entre 1% y 3%.
–¿Ante estos mayores precios internacionales, lograremos obtener una mayor recaudación tributaria en los próximos meses?
–Uno de los elementos que explica por qué el Perú tiene una menor recaudación tributaria que otros países de la región es la alta tasa de trabajadores informales. Eso dificulta evidentemente los ingresos, porque se cobra a pequeñas unidades familiares, empresas, vendedores ambulantes y campesinos.
En los sectores más modernos de la economía se detectó que la tasa de incumplimiento de los tributos, como el impuesto general a las ventas (IGV) o el impuesto a la renta (IR), es muy alta comparados con los de otras regiones.
Aunque este es un dato negativo, también implica una oportunidad potencial para incrementar la recaudación.
Tenemos un margen interesante para elevar los recursos del Estado y a cuanto más información pueda acceder la Superintendencia Nacional de Aduanas y Administración Tributaria (Sunat), como en los temas de la Ley de Elución o el acceso a la reserva bancaria, permitiría ampliar la base de los contribuyentes.
Cuando los precios internacionales suben, automáticamente se eleva la recaudación del IR de la minería y el petróleo. En ese sentido, tenemos un sistema en el que tanto las regalías como el IR se aplican a las utilidades, lo que beneficia al fisco.
Por lo tanto, posiblemente en marzo del próximo año tendremos una de las recaudaciones más altas de la historia, porque recogerá esta extraordinaria elevación de los precios internacionales, pero, esos ingresos son transitorios.
Lo que buscamos es una recaudación constante, porque necesitamos financiar gastos de carácter permanente.
¿Es importante manejar una trayectoria del déficit fiscal moderada?
Hay que tener cuidado con esta variable. Tenemos déficit fiscal cuando nuestros gastos están por encima de los ingresos.
El déficit fiscal es un endeudamiento. Al igual como en cualquier hogar, si la familia tiene un ingreso de 100 y quiere gastar 130, puede hacerlo, pero tendrá que prestarse los 30 faltantes.
No es bueno para un país endeudarse exageradamente, porque después hay que pagar intereses, amortizaciones. A fines de la década de 1980, por ejemplo, habíamos solicitado demasiados créditos, la deuda había alcanzado prácticamente un 90% del PBI, por lo tanto, entre intereses y amortizaciones, pagábamos cerca del 15% del PBI, lo que implicaba menores recursos para otros gastos.
Endeudarse para el Perú es facilísimo, porque somos un país con una buena reputación en todo el mundo y todos quieren prestarnos. Por eso, el Gobierno de Transición y Emergencia fue muy cuidadoso con el déficit fiscal.
En el 2020 nos prestamos una cantidad significativa porque la situación lo ameritaba, estábamos en una emergencia sanitaria. Entonces el déficit fiscal alcanzó 9% del PBI, tomamos créditos por 15,000 millones de dólares del mundo. Sin embargo, este año, esta variable continuará en descenso y cerrará por debajo del 5%.
En el 2022 debería bajar a alrededor del 3% y posteriormente ubicarse en el nivel que mostró en las últimas dos décadas, que es en aproximadamente 1% del PBI. Así dejaremos la economía y esperamos que este comportamiento fiscal se mantenga.
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(FIN) DOP/WRR /JJN
Publicado: 16/7/2021