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Academia Francesa: sorprenden a Vargas Llosa con banderín de colegio Lencio Prado

Captura TV

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15:11 | París, feb. 9.

La tradición centenaria de la Academia Francesa, Flaubert como padre de la novela contemporánea, el amor por París y la literatura francesa, y hasta el banderín de la Escuela Militar Leoncio Prado tuvieron su sitio en la ceremonia de entrada de Mario Vargas Llosa en la institución.



El agudo interés del Nobel hispano-peruano por la política (incluso con una mención muy crítica al presidente ruso, Vladímir Putin), y la presencia del rey emérito español Juan Carlos I y de la familia directa de Vargas Llosa, todos en primera fila, fueron otras notas destacadas.

La Academia, fundada en 1635, realiza ceremonias de ingreso desde 1673 (justo hace 350 años), y la tradición se mantuvo hoy al milímetro, comenzando por el destacamento de la Guardia Republicana, en uniforme de gala, que rindió honores con sables desenvainados.

A los redobles de sus tambores entraron en el Salón de la Cúpula los académicos, todos ataviados con sus casacas decimonónicas con bordados de hojas verdes.

Como manda la tradición, el nuevo académico empuñó una espada, que simboliza la altura de su nuevo puesto. Y la que portó era nada menos que una hoja forjada en Toledo (España), lugar de tradición en la creación artesanal de armas desde el imperio romano y la Edad Media.

Con la secretaria perpetua de la Academia, Hélène Carrère d'Encausse, presidiendo a sus 93 años, Vargas Llosa pronunció durante una hora un discurso de 19 páginas en el que desgranó algunos de sus temas favoritos, como su amor por Flaubert, la literatura francesa y París.

Habló en francés, a pesar de que jamás usó esa lengua en las veinte novelas e incontables cuentos, obras teatrales, artículos, ensayos, poemarios y críticas literarias que componen su obra, merecedora del Nobel de Literatura en 2010.

Centró su discurso en Flaubert, uno de los padres de la literatura contemporánea, "que será siempre mi maestro". "Sin Flaubert, jamás habría sido el escritor que soy".

Amor a París y la literatura francesa


Y por extensión -con sus referencias a Victor Hugo, Balzac, Zola o Stendhal-, afirmó que "la literatura francesa ha hecho soñar a todo el mundo con un mundo mejor. En todo caso con un mundo diferente".

La literatura francesa "ha sido la mejor" afirmó, algo que justificó porque ha sido "la más audaz" y "la más libre".

Entre unos pocos centenares de invitados (familiares, políticos, diplomáticos o intelectuales), en primera fila estaba su exesposa Patricia Llosa, con la cabeza baja de forma casi continuada y sin mirar apenas al orador, mientras que su hijo mayor, Álvaro, no quitaba el ojo a su padre.

Vargas Llosa recordó su llegada a París en 1959, y sus trabajos recogiendo periódicos o como cargador en el mercado de Les Halles, antes de poder comenzar a ejercer como periodista en el servicio en español de varios medios franceses. "Es en París donde me convertí en escritor".

El amor de Vargas Llosa por la literatura francesa y por París fue un punto común a muchos de los miembros de la inmensa generación de la literatura latinoamericana de la segunda mitad del siglo XX, que de alguna forma, entra con él a la Academia Francesa.

Y es que en esta ciudad vivieron y trabajaron muchos de estos grandes autores. No en vano, el mexicano Carlos Fuentes y el argentino Julio Cortázar fueron enterrados en el cementerio parisino de Montparnasse, mientras que el guatemalteco Miguel Ángel Asturias lo fue en el de Père Lachaise.

El discurso de respuesta correspondió al escritor, diplomático y periodista Daniel Rondeau, quien lanzó un encendido elogio a esos novelistas latinoamericanos, "que ayudaron a una nueva generación de escritores franceses a no desesperar de la ficción", como Jean Marie Le Clézio (premio Nobel en 2008) o Patrick Modiano (el mismo galardón en 2014).

Lima y la Leoncio Prado


Rondeau confesó repetidamente ser un "fetichista literario" que visita lugares relacionados con los autores o las novelas que admira, y por ello narró su visita a la Escuela Militar Leoncio Prado, en Lima, escenario de "La ciudad y los perros", la primera novela de Vargas Llosa, que le catapultó a la primera línea literaria.

Explicó que compró un banderín de la academia y lo mostró al público. "El banderín está aquí. Sepa, querido Mario, que esta reliquia jamás ha dejado mi despacho desde mi retorno de Lima", afirmó entre las risas de los asistentes.

La política, un aspecto muy importante de la vida y la obra de Vargas Llosa, no faltó en la ceremonia, con su afirmación de que "la novela salvará a la democracia o se hundirá con ella y desaparecerá", ya que en su opinión este género literario es producto de la libertad de pensamiento.

También envió un dardo a "la Rusia de Vladímir Putin" como ejemplo de las "pantomimas de democracia" que "censuran y mutilan" las obras literarias. 

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(FIN) EFE/CFS

Publicado: 9/2/2023