08:32 | Lima, jun. 23 (ANDINA).
Pocos saben que cuando el bautizado perro sin pelo peruano fue presentado ante la Asamblea General de la Federación Cinológica Internacional (FCI) de Bélgica para que sea registrado como raza pura del Perú, ya Alemania lo había inscrito como suyo, pero fueron las cerámicas dejadas por incas y preíncas las que, entre otras pruebas, demostraron que este cuadrúpedo tan original estaba ligado a la historia de nuestro país.
Hoy, no hay la menor duda de que ese ejemplar es tan peruano como el cebiche, la pachamanca, el pisco y el caballo de paso.
Es más, desde que quedó oficialmente reconocido como peruano, un 12 de junio de hace 24 años, su popularidad crece dentro y fuera de nuestras fronteras y no sólo porque su piel caliente sirve en el tratamiento de algunas enfermedades.
Se le quiere también por sus incontables bondades: es un excelente animal de compañía, es dócil, buen guardián y muy bueno para las competencias deportivas.
En el mundo canino hay muchos perros sin pelo o con poco pelo, pero la Federación de Cinológica Internacional, con sede en Bélgica, sólo reconoce tres razas: la de México, el chino y el peruano.
Características
El nuestro se caracteriza porque presenta poco pelo en la cabeza, en la punta de su cola y en sus patas, en las que tiene un notorio “pelo duro”. De acuerdo con estudiosos, la falta de pelo en el perro peruano es una característica genética denominada Síndrome de Hipoplasia Ectotérmica, un síntoma que significa “totalmente calvo”.
A los perros sin pelo peruanos se les distingue, asimismo, porque es un ejemplar elegante, esbelto, despierto, atento y celoso guardián. Además, es de carácter noble y afectuoso con sus amos; reservados con las personas extrañas de la casa y tiende a sacar la lengua a falta de premolares.
Asimismo posee un sentido auditivo muy desarrollado y es muy veloz. Llega a correr 60 kilómetros por hora y puede saltar más de dos metros de altura, razón por la que ahora está presente en competencias mundiales donde ha logrado varias preseas.
Otra característica de este can nacional es su color de piel que varía según su exposición al sol. Si es negro pizarra se oscurece más, mientras a la sombra todo un año el tono de su piel es rosado o rubio. En cuanto a su alimentación, es normal, come tanto alimentos caseros como balanceados.
Otra ventaja es que son antialérgicos. Una persona asmática o un niño pueden convivir sin problemas. Estar “calvo” también hace que el animal no tenga ácaros, pulgas ni garrapatas.
En esta raza, su tamaño varía. Los pequeños miden de 25 a 40 centímetros, los de mediana estatura de 40 a 50 centímetros y los grandes de 50 y 65 centímetros. Su peso va de cuatro a 25 kilogramos.
“Es un animalito muy dócil y cauto, no se entrega a las primeras caricias de un extraño; primero estudia a la persona y cuando logra una empatía es extrovertido, obediente y buen compañero”, refiere Ermano Maniero, quien en representación del Perú y como miembro del Kennel Club Peruano logró registrarlo en 1985 en la nomenclatura de razas.
“Es una reliquia viviente y su reconocimiento trasciende el continente, ya ha ganado en varias competencias mundiales”, sostiene.
Enfermero
Aunque en Lima aún no se ha masificado su existencia, hay interés por conservarlo especialmente por las cualidades terapéuticas que no sólo el hombre de los Andes le reconoce.
El médico Jaime del Castillo explica que el calor de su piel, tres grados más que el humano, es ideal cuando una rodilla tiene reumatismo. “Las bondades del calor son reconocidas desde los tiempos de Hipócrates”, agrega.
El perro sin pelo del Perú no sólo acompañó a nuestros antepasados en sus costumbres, ritos y tradiciones; también fue apreciado por su capacidad curativa.
Estudios revelan que estaban convencidos que la lamedura del can favorecía a la cicatrización de heridas; que los cachorros hacían las veces de compresas para bajar la inflamación del ojo; que se les colocaban sobre el estómago del paciente para combatir la fiebre tifoidea o en la espalda para curar la neumonía.
Refieren, igualmente, que la saliva del perro peruano servía para acabar con la sarna, su sangre para curar el asma y la orina para extirpar carnosidades y verrugas. Hermilio Valdizán, en su libro La Medicina Popular en el Perú, describía que los sesos del animal servían para amortiguar la locura.
Persecución
Si bien este can peruano fue muy reconocido y respetado en la cultura inca y preínca, no sucedió lo mismo cuando llegaron los españoles. Del Castillo cuenta que este valioso animalito casi desaparece a la llegada de los conquistadores quienes ordenaron –mismo Herodes– matarlos en su nacimiento por su singular apariencia y estar ligado a los ritos incas.
Sobrevivieron gracias a la fuerza de su raza, pues al cruzarlos con perros con pelos pudieron “ocultarse”. “Esta raza recupera su origen en la segunda o tercera generación.”
Cuenta que la primera vez que vio a un perro sin pelo peruano fue cuando merodeaba en un quiosco de frutas. “Me dio la impresión que estaba carachoso porque estaba abandonado. Cuando le conté el hecho al desaparecido doctor Fernando Cabieses, éste me respondió que ese perro raro a quien algunos terminaron de apodarlo como extraterrestre era el único que sobrevivió a los embates de la historia del Perú. Desde entonces, comencé a tomarle atención y después mucho cariño”, confiesa.
“Hasta hace 24 años los veía merodeando en mercados, hoy es difícil encontrarlos en esa situación”, refiere. Si bien a la fecha no hay un registro exacto de cuántos hay en el Perú, sí se sabe que este enigmático perrito ya no es considerado feo, ni maligno y mucho menos está abandonado.
Censo nacional
De acuerdo con Abel León Vílchez, director de Registro del Kennel Club Peruano y representante ante el Consejo Nacional de Perros sin Pelos del Perú, entidad creada por ley para salvaguardar esta raza, no se sabe cuántos de estos canes oriundos hay en el país. El Kennel Club Peruano tiene inscritos a mil perros, pero esa cifra no es representativa.
“Se ha pedido a las regiones que cumplan con la ley de hacer un censo, pero a la fecha el tema está pendiente”, expresa al señalar que mientras tanto los que tienen un ejemplar pueden registrarlo en el KCP donde un juez realiza el examen y lo registra en un libro de origen.
Colección particular
Jaime del Castillo es uno de los apasionados de la raza del perro peruano. Algunos de su vasta colección particular de ceramios precolombinos sirvieron de testigos de la nacionalidad del perro sin pelo del Perú. Posee nada menos que más de 600 cerámicas que demuestran que no sólo fue el fiel amigo de los incas y preíncas, sino que supieron valorarlo y quererlo.
Algunos de los objetos de las culturas Chimú, Tiahuanaco y Lambayeque, que datan de 700 a 1,400 años después de Cristo, expresan el momento de la maternidad del can, el amamantamiento de sus crías y el apareamiento. El Museo Antropológico de Pueblo Libre exhibe una cerámica del momento del alumbramiento.
El cariño por este animalito también lo impulsa a entregarlos al Instituto Nacional de Cultura (INC) para que los peruanos los valoren en algún museo del país. “Este animalito es el Perú”, afirma. Hoy el futuro de este animalito depende de nosotros.
Registro
1.- La FCI reconoció y registró al perro sin pelo peruano el 12 de junio de 1985 en su nomenclatura de razas con el número 310. Lo clasifica en el Grupo V, tipo Spitz, que es para aquellos perros atléticos y ágiles ideales para trineos.
2.- Asimismo, lo ubica en la sección 6 de perros tipo Primitivos (raza pura), que no ha variado sus características morfológicas en miles de años.
3.- El 22 de octubre de 1991, por Ley Nº 25737 del Congreso de la República, se le declara Patrimonio Nacional. Como Patrimonio Cultural es declarado el 20 de setiembre de 1999.
4.- El INC, mediante resolución de enero de 2000, dispone la ubicación de nuestro perro nacional en todos los museos de sitio y zonas arqueológicas ubicados en la costa peruana y que cuente con las condiciones necesarias que permitan su desarrollo natural y su crianza.
(FIN) DOP/RGG
Publicado: 23/6/2009