Elvia Barrios Alvarado es jueza de la Corte Suprema de la República y preside la Comisión de Justicia de Género, recientemente conformada. Tiene el mandato de lograr que jueces y juezas comprendan que sus sentencias tienen que ser inspiradas por la equidad y estar libres de machismo. En el país existen 22 jueces supremos, y ella es una de las tres mujeres que forman parte de ese grupo.
Detrás de su experiencia profesional no hay ningún bufete de abogados, sino su abuelo huancavelicano, que, preocupado por los litigios en los que se encontraban sus tierras, le hacía leer a su nieta los periódicos locales o las demandas judiciales que extraía de una maletita amarilla para saber en qué situación estaban.
Para Elvia Barrios Alvarado, esos días son la partida de nacimiento de una carrera que, sin imaginárselo, decidiría sobre la libertad de las personas.
Es jueza suprema e integra la Corte Suprema de Justicia de la República, en donde su función es resolver los conflictos que llegan a la última etapa del proceso penal para definir si la persona es responsable o no del delito.
“Es un trabajo complejo, de gran responsabilidad humana, pues decidimos sobre el honor y la libertad de las personas”.
Para ser parte de esa pléyade de justicieros, la magistrada mostró una carrera impecable en conocimiento y ejercicio jurídico para resolver los casos que llegaron a sus manos. Por eso, y con razón, desde hace un mes preside la Comisión de Justicia de Género.
Esta instancia tiene la misión de consolidar el enfoque de género en cada uno de los magistrados del Poder Judicial, explica esta abogada natural de la región de los Chopccas, una comunidad que se enfrentó a Sendero Luminoso y no se dejó avasallar.
No será una tarea sencilla, pero le apasionan los desafíos como articular las actividades con perspectiva de género que ya existen en el Poder Judicial, y capacitar a jueces en el manejo de esta mirada especializada que reconoce la condición social de la mujer.
“Por ejemplo, en el 2011 se organizó un acuerdo plenario con los jueces, en que se abordó la valoración de la prueba para delitos de violación sexual. Allí, se dieron a conocer los parámetros que deben considerar para valorar la declaración de la víctima. Se calcula que el 60 % se retracta”.
Naturaleza rebelde
Pero, a pesar del drama personal y familiar que hay en cada caso, Elvia no pierde su sentido del humor. Por el contrario, es la vitamina que le permite tomar decisiones complicadas para que la madre justicia proteja a los que la necesitan.
Ocurrió en Accomarca, cuando gracias a su tenacidad no fueron tres fosas las que se encontraron, sino siete, y con ello, más cadáveres de comuneros de esa zona. Ese hallazgo cambió la historia de decenas de familias altoandinas afectadas durante la época del terrorismo.
De esto, hace más de tres décadas, cuando las mujeres no podían enfrentarse a la autoridad con bravura. Un sentimiento que le viene de los genes, de su madre, una mujer fuerte y vital, como lo cuenta, y de sentirse orgullosa por ser una “serranaza” treja y derecha, confiesa.
Compromiso
“Quiero que las mujeres sepan que tenemos un compromiso institucional con ellas, que hacemos esfuerzos porque el sistema de justicia sea mejor y cambie”, sostiene, tras reconocer que los reclamos que hacen las mujeres víctimas de violencia son legítimos.
“Los jueces no podemos aislarnos, tenemos que aceptar lo que nos dice, hay algo que no estamos haciendo bien. Tenemos que trabajar para que cambie el sistema judicial”. Dios escribe derecho en caminos torcidos.
“Los jueces tenemos que reconocer el clamor social, si nos reclaman es porque no estamos haciendo bien”.
(FIN) SMS/DOP