No más deporte en solitario. Las piscinas, gimnasios y clubes de fitness volvieron abrir este lunes en varios países, entre ellos Italia, Alemania y España, un paso más del desconfinamiento de Europa.
Una semana después de la reapertura de tiendas, bares y restaurantes, los italianos pueden regresar a los gimnasios, pero pidiendo cita previa.
La medida afecta a unos 18 millones de personas que asisten regularmente a los aproximadamente 8,000 centros deportivos de Italia, según cifras del Instituto Nacional de Estadística (Istat).
Perder calorías
Para muchos se trata de perder las calorías acumuladas durante los meses de encierro gracias a las pesas o a la cinta para correr aún si lograron hacer ejercicio en casa o salir a correr.
Con la llegada de los meses calientes del verano y el regreso a las playas, la necesidad de estar en buena forma física aumenta.
Según Istat, los italianos ganaron un promedio de dos kilos durante la larga cuarentena, el 28 % de ellos dejó de practicar actividades físicas, mientras que el 13 % redujo el número de sesiones de ejercicio.
"Nuestros clientes están todos impacientes. Con algunos seguimos trabajando por internet, pero no hay nada como estar en el gimnasio", comentó a la AFP Roberto Pizzicone, administrador de un pequeño centro deportivo en pleno centro de Roma.
"En casi tres meses hemos ganado 200 euros y será difícil trabajar en los próximos meses, porque el 40 % de nuestros clientes son mayores de 60 años y quieren esperar a ver cómo evoluciona la epidemia para regresar al centro deportivo", contó.
La misma actitud de Fiorella Mari, de 61 años, del centro deportivo en Milán, la capital de Lombardía, la región más afectada por el coronavirus, quien por ahora no desea ir al gimnasio.
"No confío en los demás, me temo que no presten atención", confesó a la AFP un hombre de más de sesenta años, quien pedirá el reembolso de la suscripción.
Cloro para matar el virus
En World Class Laugar, el mayor centro deportivo de Islandia, en Reikiavik, muchos manifestaban este lunes el placer de volver a hacer deporte.
"Es genial volver aquí. Siento que la covid-19 se acabó y que el gimnasio es un lugar seguro, sé que lo limpian, veo que ponen muchos antisépticos por todas partes. Y además tratamos de no estar demasiado cerca el uno del otro", contó a la AFP Helga Bergman, una esteticista de 55 años.
Islandia ha registrado 1,804 contagios y 10 muertes sobre una población de 365,000 habitantes.
En Berlín, una docena de personas madrugaron este lunes para hacer fila y entrar bien temprano a la piscina municipal ya que se autoriza la entrada de sólo 72 nadadores al mismo tiempo por vasca de 50 metros.
"Me sorprendió que hubieran pocas personas en la fila, creo que todos vamos a seguir las reglas de seguridad", reconoció Bernd Boesler.
"Aquí no tememos nada, porque el agua está con cloro, lo que significa que el virus murió", sostiene por su parte Lothar Taienert.
En el sur de España, la piscina Ocean, de Sevilla, decidió abrir pese a que otras han postergado la apertura de unas semanas más.
"Hemos reducido la asistencia de un 30 % [...]. Aunque la capacidad es para 685 personas, solo 208 podrán acceder, según las normas vigentes", explicó a la AFP el gerente, Narciso Márquez.
"En el bar, podemos usar las mesas siempre y cuando se respete la distancia de dos metros entre los clientes y no se supere el número de personas autorizadas", agregó, especificando que "se aconseja reservar".
En toda Europa, la reapertura de piscinas y centros deportivos está sujeta al cumplimiento de estrictas normas de seguridad.
En Italia, el uso de la mascarilla no es obligatorio durante los ejercicios, pero muchos centros exigen que sea usada de la entrada a los vestuarios.
En algunas zonas se deben respetar los dos metros de separación durante la actividad física y se deben desinfectar todos los aparatos después del uso.
En las piscinas públicas y los parques acuáticos de Italia cada persona debe disponer de 7 metros cuadrados de piscina y de al menos un metro y medio entre tumbonas.
Los responsables de las instalaciones deben conservar la lista de todos los visitantes durante 14 días, el período de incubación del virus, para poder rastrear y aislar un posible caso positivo y sus contactos.