Decenas de incendios forestales siguen causando estragos este viernes en la costa oeste de Estados Unidos, donde al menos 16 personas murieron esta semana y más de medio millón fueron llamadas a abandonar sus hogares para huir de la llamas.
Una sequía crónica y fuertes vientos alimentan los fuegos esparcidos desde el estado de Washington, fronterizo con Canadá, hasta la ciudad californiana de San Diego, en la frontera con México. Pero aún es imposible evaluar el verdadero alcance de la destrucción, que se produce en medio de la pandemia del coronavirus que golpea al país, y que ya marcó récords.
En el noroeste de California, el incendio denominado "August Complex Fire", que se inició en agosto con una serie de rayos en los bosques de Mendocino, se convirtió oficialmente en el más grande de la historia en este estado, con más de 302.000 hectáreas quemadas.
Las autoridades confirmaron 12 fallecimientos en California, tres en Oregón y una en Washington, la de un bebé de un año, pero temen más víctimas mortales dado que grandes áreas continuaban inaccesibles a los bomberos y rescatistas.
Ante la virulencia de las llamas, los residentes, que en algunos casos se encuentran sumergidos en una espesa niebla anaranjada y respiran un aire cargado de cenizas, suelen verse obligados a huir en pocos minutos.
"Entré en pánico. Verifiqué que todos los niños estuvieran en el auto, luego tiramos nuestras cosas en el baúl. Y eso es todo lo que tuvimos tiempo de hacer", contó a la AFP Jamie Smith, una refugiada en un hotel en Fresno, California.
Al volante a los 14 años
Las evacuaciones precipitadas provocaron situaciones a veces increíbles. Con solo 14 años, Rubén Navarrete tuvo que tomar el volante por primera vez en su vida, lanzándose en plena noche por una angosta carretera de montaña en California para escapar de las llamas.
"Mi tío me dijo que si teníamos que evacuar, tendría que conducir", dijo a la AFP. El fuego "estaba detrás de nosotros... no quería ni ver porque tenía que estar enfocado, no quería chocar o algo", contó el adolescente en Clovis, donde su familia recibió un alojamiento de emergencia.
En este estado donde los habitantes siguen traumatizados por el recuerdo de los incendios de noviembre de 2018, que se cobraron la vida de 86 personas y redujeron a cenizas la ciudad de Paradise, se espera que la humedad aumente y que la temperatura baje la próxima semana, proporcionando algo de alivio.
Más de 500,000 evacuados
En el vecino estado de Oregón, más de 500,000 personas también han tenido que dejarlo todo para huir de las 360,000 hectáreas presas de las llamas, algo nunca visto hasta ahora.
En Molalla, al sur de Portland, la policía iba casa por casa para convencer a los vecinos de abandonar la zona.
"Es muy duro", dijo Denise Pentz a la AFP mientras cargaba sus pertenencias en un remolque. "Mis hijos crecieron aquí. Es mi casa, pero lo más importante es que todos estemos seguros".
La gobernadora de Oregón, Kate Brown, dijo que el área incinerada en solo las últimas 72 horas es el doble del promedio anual del estado y que al menos cinco localidades quedaron "sustancialmente destruidas".
"Ojalá los incendios de 2020 fueran solo una anomalía, episodios únicos. Desafortunadamente, son solo precursores del futuro", señaló. "Estamos viendo los efectos devastadores del cambio climático en Oregón, en la costa oeste y en todo el mundo", añadió.
"El cambio climático es REAL"
Más de 200,000 hectáreas se quemaron en el estado de Washington, según el gobernador Jay Inslee, quien también denunció las catastróficas consecuencias del calentamiento global.
"Sabemos por qué el suelo se vuelve más seco y sube la temperatura, e incluso el viento aumenta", dijo a periodistas.
En el oeste de Estados Unidos, la temporada de incendios forestales suele durar desde agosto hasta noviembre, lo que genera temores de nuevos episodios violentos.
California, por ejemplo, ya ha visto arder más de 1.2 millones de hectáreas este año, algo sin precedentes. Y ocho personas más murieron en los incendios forestales en ese estado el mes pasado.
El gobernador Gavin Newsom se sumó en culpar al cambio climático de esta ferocidad. "Debemos hacer más", tuiteó. "Necesitamos acción en TODOS los niveles. California no puede hacer esto sola. El cambio climático es REAL".
El cambio climático agrava las sequías, que crean las condiciones ideales para que el fuego se propague sin control e inflija daños sin igual.
Según la Organización Meteorológica Mundial, entre 2014 y 2019, se registraron incendios forestales sin precedentes, especialmente en Europa y América del Norte.