Si bien el mayor número de vicuñas se encuentra en el Perú, también existen poblaciones significativas de este auquénido en países como Bolivia, Ecuador, Chile y Argentina. En 1969, los tres primeros países suscribieron, en la ciudad de La Paz, el Convenio para la Conservación de la Vicuña.
Con el propósito de continuar fomentando la conservación y el manejo de la vicuña, y en consideración a la experiencia recogida en la ejecución de ese primer convenio, los tres países mencionados resolvieron celebrar, diez años después en la ciudad de Lima, un nuevo acuerdo denominado
Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña. A ellos se sumó la República de Argentina en 1988.
Convenio
El Convenio para la Conservación y Manejo de la Vicuña es un acuerdo internacional en el que los gobiernos signatarios (Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador y Perú) consideran que la conservación de la vicuña constituye una alternativa de producción económica, en beneficio del poblador andino.
Asimismo, reconocen que existe la necesidad de asumir un compromiso para su protección y aprovechamiento gradual bajo control del Estado, aplicando las técnicas para el manejo de la fauna silvestre que determinen los organismos oficiales competentes de cada gobierno.
El documento, que consta de 13 artículos, prohíbe la caza y comercialización ilegales de la vicuña, sus productos y derivados en el territorio de sus respectivos países (artículo 2).
También se prohíbe la exportación de vicuñas fértiles, semen u otro material de reproducción, con excepción de aquellas destinadas a alguno de los países miembros para fines de investigación y repoblamiento (artículo 4).
Los gobiernos signatarios se comprometen a tener y desarrollar los parques y reservas nacionales y otras áreas protegidas con poblaciones de vicuñas y a ampliar las áreas de repoblamiento bajo manejo en su forma silvestre prioritariamente, siempre bajo control del Estado (artículo 5).
El artículo 7 establece que los gobiernos signatarios convienen en prestarse asistencia técnica mutua para el manejo y repoblamiento de la vicuña, incluyendo la capacitación del personal, así como la difusión y extensión de las acciones tendiente a la conservación y manejo de la especie.
Para facilitar la aplicación e interpretación del convenio, los países signatarios definieron los términos: conservación, manejo, aprovechamiento, saca, caza ilegal, comercialización ilegal, piel y cuero de vicuña. Para acceder al documento completo ingresar
aquí.
Una especie emblemática
Las vicuñas son los camélidos sudamericanos más pequeños en relación a la alpaca, la llama y el guanaco, dado que tienen una altura de 1.80 metros, una longitud de 80 centímetros y pesan entre 40 y 50 kilos.
Su color característico es beige o marrón claro rojizo (de ahí proviene el nombre vicuña) con el lomo blanco en la zona central y las patas, con variaciones que dependen de las zonas geográficas donde habitan. Otros individuos tienen un mechón pectoral largo de color blanco.
Las vicuñas tienen las patas largas y delgadas, terminadas en almohadillas, aptas para caminar sobre varios tipos de superficie, incluso pedregosa. Esta especie vive en el altiplano, a más de 3,200 metros sobre el nivel del mar, con clima frío y seco. Como los otros camélidos es herbívoro y se alimenta de las plantas que crecen en la puna.
Las regiones donde habita la vicuña en el Perú son Áncash, Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Huancavelica, Huánuco, Ica, Junín, La Libertad, Lima, Moquegua, Pasco, Puno y Tacna.
Además del Perú, la población de vicuñas en Sudamérica se distribuye a lo largo de más de 3,000 kilómetros en los Andes, desde el departamento de Áncash en Perú hasta la provincia de San Juan en Argentina y en la III región de Chile.
Una de las fibras más finas del mundo
La fibra de vicuña está considerada entre las más finas del mundo y mide 15 micrones de diámetro. El pelaje de este camélido es denso, formado por fibras delgadas que crecen muy juntas, con el objetivo de proteger al animal tanto del frío como de la lluvia y el viento.
Día Nacional de la Vicuña
El Poder Ejecutivo, a través de la
Resolución Ministerial N° 0458-2017-MINAGRI, estableció el día
15 de noviembre de cada año como
Día Nacional de la Vicuña, con el propósito de reconocer su importancia por ser una especie representativa y emblemática del Perú que se encuentra simbolizada en el
Escudo Nacional.
La norma también destaca la crianza de vicuña constituye una alternativa socioeconómica para el poblador altoandino, por ser una especie animal de alto valor económico por la finura de su fibra.
La Resolución Ministerial destaca que la vicuña tiene una importancia estratégica por ser el Perú el primer productor mundial de fibra de este camélido.
Importancia socioeconómica
Asimismo, remarca que la vicuña es una especie importante y relevante sobre otras porque involucra la participación de 331 organizaciones campesinas autorizadas a su manejo, de un total de 635 organizaciones en cuyos territorios habita la vicuña, siendo el Perú un referente internacional de experiencia exitosa de recuperación y conservación de esta especie.
“En ese sentido, es importante revalorar las bondades de este valioso recurso de nuestra fauna silvestre, así como de la práctica ancestral para su manejo y conservación realizada por las organizaciones campesinas y concientizar respecto al potencial de dicho recurso y su protección contra la caza furtiva y el tráfico de su fibra”, subraya la Resolución Ministerial.
Conservación
El Consejo Nacional de Camélidos Sudamericanos (Conacs) promueve el repoblamiento de vicuñas en comunidades que cumplen con las debidas condiciones según el Reglamento vigente, mediante convenios de mutuo acuerdo en donde se establece la compensación a efectuar a la comunidad que proveerá las vicuñas por la cantidad que se establezca.
Desde del año 1994 se realizan actividades oficiales de captura y esquila (“Chaccu” en quechua, que es una práctica ancestral) en comunidades autorizadas para ello, bajo supervisión y control del Estado.
Una vicuña se esquila cada dos años y por cada esquila puede producir, en promedio, alrededor de 200 gramos de fibra. Se estima una vida productiva de 12 años para una vicuña, lo que significa 6 esquilas.
Actualmente el Conacs ejecuta el trabajo de supervisión y control oficial de las actividades de aprovechamiento racional de la vicuña, en cuanto a esquila. Se cuenta con un Programa Oficial Anual de Esquila, en el que participan las comunidades debidamente calificadas para ello.
La comercialización de la fibra se efectúa por cuenta propia de las comunidades y algunas de ellas la realizan en forma individual y otras veces en forma asociada, que es la modalidad que se viene promoviendo a fin de generar un mayor poder de negociación y por tanto lograr mejores precios en el mercado textil.
Categorización actual
Debido a que esta especie se distribuye en cinco países sudamericanos (Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador) y gracias a las acciones de manejo y conservación realizadas, hay una tendencia al incremento de las poblaciones, razón por la cual, la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) la ha categorizado como de “Preocupación Menor”.
Amenazas
Las amenazas que se ciernen sobre la vicuña son la caza furtiva; la pérdida de su hábitat por el cambio de uso del suelo y la competencia con animales domésticos; enfermedades procedentes del ganado doméstico en parte de su territorio; y los efectos del cambio climático como las sequías y escasez de fuentes de agua.
Por esos motivos, el
Decreto Supremo N° 004-2014-MINAGRI declaró a la vicuña como especie amenazada, por lo que su caza, captura, tenencia, transporte o comercialización de individuos y su fibra sin acreditación de su origen legal es un delito. Asimismo, la Ley Nº 26496 prohíbe la comercialización de vicuñas.
En ese sentido, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) instó a la ciudadanía a denunciar la ocurrencia de estas situaciones que ponen en peligro la supervivencia de las vicuñas.
(FIN) LZD/MAO