La procesión del Señor de los Milagros es la manifestación católica más importante para los peruanos. Sin embargo, muy pocos conocen los elementos que componen la pintura que se exhibe en el altar de la Iglesia de las Nazarenas, en el Centro de Lima.
Uno de estos elementos es la representación de Lima, la capital peruana, en el lienzo del Señor de los Milagros. En la parte derecha de la pintura, por encima de la imagen de María Magdalena y al fondo, se puede identificar un dibujo de la Ciudad de los Reyes, explicó Angélica Arriola, docente de la carrera de Turismo y Patrimonio de la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).
La académica recordó que la imagen original del Cristo Moreno tiene 373 años y consistía únicamente en la figura de Jesucristo en la cruz. Fue pintada en 1651 por un esclavo angoleño, quien plasmó su obra religiosa sobre una pared de adobe, sin imaginar que concitaría el interés de las cofradías de esclavos negros y, posteriormente, de toda la población limeña.
Tiempo después, se añadieron a la imagen de Cristo crucificado las figuras de la Virgen María y María Magdalena. En 1671, cuando ya contaba con el fervor popular y la aprobación de las autoridades, el virrey del Perú ordenó incorporar las imágenes de Dios Padre y el Espíritu Santo.
Los elementos añadidos
La especialista de la UCSS agregó que en 1955 la imagen fue separada del muro para ser restaurada y colocada en una posición más alta que la original, facilitando así su visibilidad. En esa ocasión se añadieron otros detalles, poco conocidos, que se conservan hasta hoy:
La Santa Trinidad: En el eje vertical de la pintura aparece la Santísima Trinidad, mostrando a Cristo como verdadero Dios. En la parte superior se observa a Dios Padre; en la tierra, al Hijo; y entre ambos, al Espíritu Santo, representado como una paloma con aureola. Las nubes crean una división entre el mundo celestial y el terreno.
La figura de Dios Padre: Se le representa con la mano derecha levantada en actitud de bendición, mientras en la mano izquierda sostiene una esfera, símbolo del universo desde la antigüedad romana, coronada por una cruz.
El sol y la luna en la pintura: Estos símbolos, también presentes en la imagen del Cristo de Pachacamilla, eran utilizados tanto en el mundo prehispánico como en el medieval. El sol, a la izquierda, y la luna, a la derecha, evocan el momento de la muerte de Cristo y se interpretan como el tránsito de la vida a la muerte, previo a la resurrección. Ambas figuras son representadas de forma antropomorfa para mostrar a la creación como testigo de la salvación.
La imagen de Cristo: En el lienzo, Jesús aparece con las manos cerradas, la corona de espinas y una aureola. La sangre emana de su costado y la cruz está enmarcada en nubes, con un cielo tormentoso, tal como lo describen las escrituras.
La Virgen al pie de la cruz: María Dolorosa aparece frente a la cruz con las manos juntas en actitud de súplica, recordando su papel de intercesora.
El tercer personaje: En el eje vertical de la imagen aparecen Cristo, María y un tercer personaje que evoca composiciones de la Sagrada Familia. Aunque, según los evangelios, la persona al pie de la cruz fue San Juan Evangelista —a quien Jesús encomienda a su madre—, en el lienzo se optó por representar a María Magdalena, dándole un sentido penitencial.
“La procesión del Señor de los Milagros es considerada una de las más grandes del mundo, no solo por la cantidad de fieles que congrega, sino por la profundidad de un culto que se remonta a varios siglos”, concluyó Arriola.
Más en Andina:
(FIN) NDP/ SMS
Publicado: 28/10/2024