Más de 2,000 turistas nacionales y extranjeros disfrutan con algarabía del vistoso carnaval de Huaraz, en la región Áncash, uno de los más alegres del Perú, y que encandila a los visitantes con las coloridas comparsas que forman los diversos barrios, que muestran todo su potencial creativo junto con el Ñol Carnavalon y sus originales disfraces.
Los disfraces y máscaras -con diseños muy típicos de la zona que ridiculizan a diversos personajes, entre políticos y autoridades locales- las elaboran con varias semanas de anticipación los barrios participantes como Centenario, La Soledad, Villón Alto y Bajo, Shancayan, Nicrupampa, Belén y El Milagros, entre otros, que disputan el premio a la mejor representación.
La historia cuenta que en los años 60, por primera vez, los habitantes del populoso barrio de La Soledad, ya tradicional por su patrono El Señor de la Soledad, tomaron las calles de Huaraz llevando entre sus manos estatuas de piedra, que representaban a las diferentes culturas de esta región y manifestando un espíritu de jolgorio y bullicio como antaño hacían sus abuelo y bisabuelos. Es así, que se origina el
carnaval ancashino.
En estos días, los ancashinos y visitantes, contagiados del espíritu carnavalesco, invaden las calles de la ciudad, para jugar con pintura, agua y serpentina, en medio de la música y las comparsas multicolor, pese a las fuertes lluvias que se registran.
La fiesta se inició el último sábado con la representación del reinado del rey Momo. Él, acompañado de su esposa, sus concubinas y seguidores, derrochando alegría y picardía,
se desplazó por las calles más representativas de la ciudad de Huaraz, como la avenida Luzuriaga.
En la víspera, el rey y su delegación bailaron y cantaron sin parar. Momo celebra tanto que se enferma y aun así sigue con la parranda hasta el martes de guerra, donde no se respeta a nadie y todos se mojan. Sin embargo, todo se vuelve sombrío porque ese día fallece y es sepultado, simbólicamente, el miércoles.
El ataúd con los restos mortales del rey del carnaval es arrojado al río Quilcay, en medio del hondo pesar de su esposa, sus concubinas y todos los acompañantes, quienes protagonizan dramáticas escenas de dolor. En la tarde de ese mismo día, los participantes acuden a la misa para recibir en la frente la señal de la cruz. Durante el acto litúrgico piden perdón a Dios por todos los excesos. El jueves de “muchaqui”, que significa besar los pies del Señor, dan por concluida la fiesta de ese año.
El presidente del comité de festejos del Carnaval Huaracino 2018, Alberto Espinoza Cerrón, manifiesto que en la actualidad la celebración del
carnaval se realiza con las mismas características de antaño, solo que ahora son 11 los barrios que concursan y eligen a una reina.
(FIN) NDP/TMC/MAO
Publicado: 12/2/2018