Cabe recordar que a partir de los 70 años el voto es facultativo (no obligatorio), por lo que las personas con dicha edad o mayores pueden no acudir a votar sin que ello les genere multa alguna.
Tiene 65 años y es un feliz miembro de mesa
Otro ejemplo de civismo fue lo que ocurrió en el polideportivo de Villa El Salvador, donde el señor Sergio Muñoz Sánchez, de 65 años, cumplió con ser miembro de mesa a pesar de integrar el grupo de riesgo frente al covid-19.
Su esposa, Visitación Delgado, narró orgullosa que cuando su esposo se enteró de que iba a ser miembro de mesa se puso feliz. Sus hijos intentaron desanimarlo por el peligro del covid-19; sin embargo, don Sergio asistió a todas las capacitaciones virtuales para estar listo el día de la votación.
La señora Visitación vino a ver a su esposo, de 65 años, y dijo que estaba feliz.
Hoy se levantó a las 04:00 y a las 05:00 salió de su casa rumbo a su local de votación, donde debía estar a las 06:00 horas. Hasta allí llegó con sus mascarillas, protector facial, alcohol en gel, y empezó su jornada cuando se abrió la votación.
"Yo y uno de mis hijos hemos venido a ver cómo está. Y se encuentra feliz. Está en el pabellón 200, aula 204. No necesita nada, todo está bien", comentó la señora Visitación a Latina. Ella pidió a los jóvenes que cumplan con su deber cívico y apoyen cuando falten personas durante la jornada electoral.
Mientras avanza la votación, las redes sociales se van llenando de historias que destacan cómo jóvenes o adultos mayores se ofrecieron a apoyar como miembros de mesa ante la ausencia de los titulares o suplentes.
Por ejemplo, el escritor Gustavo Rodríguez comentó que su hija fue corriendo a ofrecerse como voluntaria en una mesa donde sabe que no votarán por su candidata. "Como la amo, carajo. Mis hijas salieron mejor que yo", escribió en su Twitter.
El ingeniero químico Daniel Davis también señaló que mientras hacía una cola de 12 cuadras para entrar al liceo Naval, su hija le dijo que quería ser voluntaria. "Me negué por miedo, pero cuando se fue me llené de orgullo y le pedí a Dios que la protegiera".
Por su parte, el economista Santiago Medina señaló que su hermana menor (de 18 años) les dijo a sus papás que quería irse de voluntaria a ser miembro de mesa y ya está en camino.
A su vez, la economista Paloma Bellatín contó que llegó a su mesa como voluntaria. "Mientras avanzaba la cola, una sorpresa: mi papá era uno de los adultos mayores que había estado esperando en el sol. Cada vez más jóvenes están yendo a ser voluntarios/as, pero faltan aún".
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(FIN) RRC