Destacado antropólogo ayacuchano y un apasionado por la pluralidad social y cultural del Perú, José Matos Mar acababa de recibir la Orden del Sol del Perú por su contribución científica social, cuando la muerte lo sorprendió hoy a sus 93 años.
Nacido en Cora Cora, Ayacucho, el 1 de noviembre de 1921, se perfiló como un gran académico social, antropólogo, egresado de las aulas de la decana de América, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, deja una estela de publicaciones y un derrotero para comprender los tejidos sociales del país.
Sus restos serán velados esta tarde en la Biblioteca Nacional.
La vida profesional de este ilustre intelectual es casi la historia de las ciencias sociales peruanas. En la Facultad de Letras de San Marcos tuvo la excepcional fortuna de tener como maestros a Luis E. Valcárcel, Julio C. Tello y Raúl Porras Barnechea, pero gracias a su admiración y apego por al primero se hizo antropólogo.
En 1947 realizó el estudio de la comunidad campesina de Tupe, apasionándose por esta modalidad de organización social de raigambre andina, tema que lo acompañó a lo largo de toda su vida. Producto de este interés fueron sus estudio sobre la Isla de Taquile en Puno y las comunidades de
Huarochirí y Chancay.
La comunidad andina lo llevó al tema de la migración campo-ciudad. En 1955 realizó el primer censo de barriadas de Lima, Arequipa y Chimbote y fue testigo de la invasión provinciana a Lima. Comunidad y barriada, y la migración que los unía, serían sus grandes temas de estudio.
Todo este tiempo enseñó en su alma mater. En 1964, acompañado de destacados intelectuales y científicos sociales como Augusto Salazar Bondy o Jorge Bravo, fundó el Instituto de Estudios Peruanos (
IEP), como el primer centro de investigación independiente dedicado a analizar los grandes problemas nacionales, y se vinculó a los teóricos de las ciencias sociales latinoamericanas.
Así, por el IEP pasaron personalidades como Fernando Henrique Cardoso, luego presidente del Brasil; Enrique Iglesias, secretario general del BID, o Gabriel Valdez, canciller de Chile.
En el IEP alentó el estudio de la etnohistoria (con el concurso de María Rostworowski y John Murra), la nueva historia del Perú (Heraclio Bonilla y Julio Cotler), el problema de la educación (Giorgio Alberti), la distribución del ingreso (Ricard Webb y Adolfo Figueroa), los cambios rurales (Fernando Fuenzalida y Carlos Ivan Degregori) y el multilingüismo (Alberto Escobar).
Además promovió la elaboración de la gramática y diccionario de seis variedades del quechua. A ello sumó su propio análisis sobre la reforma agraria ejecutada por el gobierno militar.
En 20 años en el IEP publicó un amplia variedad de libros esenciales para conocer la realidad peruana.
Como síntesis de estos estudios publicó en 1984 su obra más conocida Desborde popular y crisis del Estado, en el que anunció la gran eclosión de fines del siglo XX e inicios del siglo XXI.
En 1985 fue invitado a dirigir el Instituto Indigenista Interamericano, con sede en México D. F., tarea que durante diez años compartió con la de catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Al concluir el encargo pudo haber ido a enseñar a Washington o París, o a cualquier otra universidad del mundo, pero prefirió volver al Perú.
A su regreso se integró a asesorar el Consejo Nacional de Descentralización y volvió a enseñar en el Instituto de Gobierno de la Universidad San Martín de Porres.
Posteriormente recibió la invitación de la Universidad Ricardo palma para dirigir su Instituto de Investigaciones, lo que hacía hasta la actualidad.
En este período, elaboró su último libro Perú: Estado desbordado y sociedad nacional emergente (2012) en el que actualizó su estudio de la gran Lima.
Permanente seguidor de la coyuntura, sus últimas publicaciones fueron artículos periodísticos dedicados al caso del valle del Tambo y un análisis del mensaje presidencial de 28 de julio.
(FIN) NDP / MDV
Publicado: 7/8/2015