El trauma producto del abuso sexual de menores de edad podría no evidenciarse fácilmente a menos que exista un gran vínculo de confianza con los padres, dijo el psiquiatra de niños y adolescentes del centro de salud mental comunitario San Gabriel Alto del Ministerio de Salud, José Ronald Villafane.
El especialista sostiene que los comportamientos de los menores de edad que han sufrido de abuso sexual suele diferenciarse por edades.
“En el caso de los niños de la etapa inicial (menores de 6 años), suelen tener una conducta regresiva. Si antes ya habían aprendido a ir solos al baño, pueden dejar de hacerlo, volviendo a orinarse en su ropa; si habían aprendido a pronunciar correctamente las palabras, retroceden; le temen nuevamente a la oscuridad, no quieren entrar solos al aula, etc. Son usualmente tópicos ya superados, pero los repiten como si se les hubiera olvidado”, indicó.
Por su escaso conocimiento respecto a lo que es una agresión sexual, los niños en esta etapa pueden tomar los tocamientos como algo placentero, lo que puede evitar que rechacen a su agresor.
Es necesario -dijo- que los padres enseñen qué áreas del cuerpo son destinadas para una comunicación social y cuáles son áreas privadas, debiendo comunicar si alguien transgrede esos límites.
“Se les debe instruir en que si alguien les dice: ‘No le vayas a contar a tu mamá’, justamente es cuando debe haber mayor comunicación con ella”, señala.
En el caso del nivel primaria (de 6 a 12 años), los menores que han sufrido algún tipo de agresión sexual pueden mostrar un cambio repentino en su desempeño académico, disminución del número de amigos o poco interés en ellos, se suelen aislar, hablan poco y llegan a sentir mucha angustia o culpa, pues el agresor suele amenazarlos con que les hará algo a sus padres o seres queridos si se atreven a hablar sobre la agresión sexual.
“Cuanto más callados permanezcan habrá que sospechar y evaluar las razones de esta conducta. Igualmente, hay que estar alertas si comienzan a emplear un lenguaje adulto, muestran una conducta sexualizada o tienen pesadillas”, aconsejó el experto.
Los niños pueden no ser conscientes de la gravedad de la situación. Nuevamente, el soporte de los padres y el mensaje sobre el respeto por sus cuerpos es importante para que expresen si han sido víctimas de abuso sexual.
Adolescentes
En el caso de los adolescentes, el especialista explicó que, a diferencia de los niños, ellos sí tienen plena conciencia de haber sido violentados. Sin embargo, pueden callar por temor a ser rechazados, recibir un castigo o tener que relatar las situaciones vinculadas a la agresión sexual, en especial cuando las declaraciones ante las autoridades deben repetirse varias veces.
“Muchos de los abusos ocasionados en esta edad se relacionan con situaciones ligadas al consumo de drogas (alcohol o estupefacientes) y por eso las víctimas preferirían no reportar el abuso para no tener que responder a estos temas”, anotó.
Los adolescentes también suelen mostrar repentinos cambios de conducta con actitudes más rebeldes o buscando soledad.
Apoyo a víctimas
El Ministerio de Salud apoya a las víctimas de agresión sexual a través de los 35 centros de salud mental comunitarios (CSMC) que tiene en el país.
Estos establecimientos se encuentran preparados para brindar atenciones médicas psiquiátricas y terapias psicológicas luego de evaluar cada caso.
Corresponde a los padres estar pendientes respecto a los cambios de conducta de sus hijos y por eso se recomienda un acercamiento con el entorno de los menores, es decir, profesores y amigos a los que suelen frecuentar, y establecer lazos de confianza para que los menores reporten actos de abuso que deban ser denunciados.
Durante el 2017, el Ministerio de Salud, a través de los CSMC y los Módulos de Atención al Maltrato Infantil y Adolescente (Mamis) ubicados en los hospitales generales, atendieron alrededor de 3,088 casos por abuso sexual que tuvieron como víctimas a niños y adolescentes.
En ese contexto, el especialista indicó que tanto los padres como los profesores deben estar alertas para prestar la ayuda necesaria y generar las condiciones para que los menores de edad exterioricen sus preocupaciones ante amenazas a su integridad o, en el peor de los casos, una agresión sexual.
Más en Andina:
(FIN) NDP/ART
GRM
Publicado: 7/2/2018