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Descubrimiento documental: Perú exportaba pisco desde hace más de 300 años

Embajador Gonzalo Gutiérrez: evidencias confirman uso de la denominación pisco para denominar a la bebida peruana

Las expresiones ‘aguardiente de pisco’ y ‘botijas de aguardiente de Pisco’ eran usadas para denominar a la bebida del Perú, exportada hacia los puertos de México y Centroamérica en las primeras décadas del siglo XVIII. Foto: ANDINA/Jack Ramón

Las expresiones ‘aguardiente de pisco’ y ‘botijas de aguardiente de Pisco’ eran usadas para denominar a la bebida del Perú, exportada hacia los puertos de México y Centroamérica en las primeras décadas del siglo XVIII. Foto: ANDINA/Jack Ramón

10:00 | Lima, mar. 19.

Por Jessica Olaechea Tejada

¡El pisco es blanquirrojo, señores! El hallazgo en Centroamérica del registro de carga de una embarcación que data de 1712 se ha convertido en la referencia más antigua encontrada fuera del Perú sobre el uso de la denominación pisco para identificar a nuestro aguardiente de bandera en el mundo y certifica, además, que se exportaba desde hace al menos 309 años.

Así, la peruanidad del pisco se abre paso y nuevos argumentos la ratifican. Una investigación del embajador del Perú en la Unión Europea, Gonzalo Gutiérrez Reinel, permite afirmar “con plena certeza y con respaldo histórico que el origen del aguardiente denominado pisco proviene del Perú y que el Perú lo exportaba desde hace más de 300 años”.

El embajador Gonzalo Gutiérrez acaba de publicar el documento 'La Denominación del Pisco y el Comercio Virreinal entre el Perú y Guatemala 1712-1715-1742'.

La investigación surgió a raíz de referencias brindadas por el ciudadano Manuel Villarreal, quien advirtió de la existencia de documentos de gran valía en el Archivo General de Centro América; con la ayuda del embajador Jorge Méndez y funcionarios de la Embajada del Perú en Guatemala pudo recopilar parte de los antecedentes.

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Se trata de estudios de hace 40 años del historiador centroamericano Manuel Rubio Sánchez, quien ubicó varios escritos muy relevantes. El más impresionante es la documentación de carga de la fragata Nuestra Señora de la Soledad, que arribó, en 1712, al puerto de Acapulco, México, procedente del Callao, Perú, cargada de variados productos, comentó.

En Acapulco

Al arribar a tierra azteca, la nave y su carga son rematadas, y el ciudadano español Juan de Recalde las compró. Pidió permiso para zarpar rumbo a los puertos de Sonsonate (El Salvador) y Realejo (Nicaragua moderna), en la Capitanía General de Guatemala, que en ese entonces ocupaba prácticamente todo Centroamérica, excepto Panamá.

La solicitud fue acogida el 19 de noviembre de 1712 y en la declaración de los denominados “aprezios” o apreciación del valor de la carga que llevaba la nave y los derechos que debía pagar cada producto se detalla: "[…] a diez pessos cada votija de aguardiente de pisco […]".

“Tenía que pagar por concepto de reexportación [de Acapulco a Sonsonate] por cada botija. Todo queda registrado en el texto de carga de Nuestra Señora de la Soledad, que llega al puerto de Sonsonate, en la Capitanía de Guatemala”, explicó a la Agencia Andina desde Bélgica.

Botijas usadas para el traslado del aguardiente de pisco.

En el cálculo final del monto de los derechos que debía pagar a su salida de Acapulco se registra: “[...] las setenta votijas de aguardiente de pisco setezientos pessos", se lee en la investigación del miembro fundador de la Academia Peruana del Pisco.

En otra sección del registro de la nave, el 22 de diciembre de 1712, De Recalde declara sobre la propiedad de los bienes que transportaba:

“…tener a bordo devajo de escotilla de dicha fragata, en
parte enjuta y bien acondizionados de ella setenta votijas
de aguardiente de Pisco con las marcas del margen que…”.

Toda la información del registro de la nave Nuestra Señora de la Soledad es presentada a su arribo a las autoridades portuarias en Sonsonate, en la Capitanía General de Guatemala, y se le entrega la licencia de desembarque el 2 de marzo de 1713. 

Pruebas

Gutiérrez subrayó que los registros de la nave en 1712 en Acapulco y en 1713 en Sonsonate “prueban de manera incontestable el uso común de las expresiones ‘aguardiente de pisco’ y ‘botijas de aguardiente de Pisco’ para denominar a la bebida del Perú, que era exportada hacia los puertos de México y Centroamérica en las primeras décadas del siglo XVIII”.

En consecuencia, remarcó, "estas constituyen las primeras referencias fuera del Perú que se conocen, hasta el momento, del uso de tal denominación para el apreciado producto peruano”.

Si bien es cierto el historiador Lorenzo Huertas halló, en el Archivo General de la Nación, el testamento firmado en 1613 por el ciudadano Pedro Manuel, el Griego, quien se afincó en Ica seducido por la calidad de sus vinos y logró producir un aguardiente de calidad, en el documento no figura la palabra pisco.


En el testamento de Pedro Manuel no se menciona la palabra pisco; figura aguardiente. Todavía no se le denominaba aguardiente de pisco y eso tiene una explicación; los nombres como estos no los pone el mercado de exportación, los pone el lugar de donde se importa. Tengo la teoría que aguardiente de pisco se llamaba más en el exterior que en el Perú”, aclaró.

Además, dijo, queda demostrado que había un flujo muy importante de exportación; los documentos comerciales centroamericanos prueban que el Perú no solo consumía pisco, sino también lo exportaba tan lejos como México y Guatemala.

Más referencias

En 1715 llegó a Sonsonate, proveniente del Perú, la nave Sacra Familia con 2,127 botijas de vino y 400 botijas de aguardiente. En torno a la carga se suscita un diferendo por el monto de derechos de aduana que se debía abonar; gran parte era propiedad de la Compañía de Jesús y, por tanto, estaba exonerada de pago.

“Solamente se cobraron derechos para 100 botijas de vino y 150 botijas de aguardiente, que habían llegado sin registro, eximiéndose de pago a las que venían consignadas para la orden religiosa”, refirió.

Este registro de 1715 deja en claro que el origen del aguardiente, que era exportado por la Compañía de Jesús, provenía del valle de Pisco, lo que era reconocido en los mercados de destino en Centroamérica.

El capitán de la nave, Luis Carrillo de Córdova, describe en el registro de la Sacra Familia el origen de las bebidas:

“…se me consignaron por el Reverendo Padre Pedro de
Castro de la Compañía de Jesus Procurador General del
Collegio de San Pablo fundado en la ciudad de Lima,
doscientas y cinquenta botijas de aguardiente como fruto de 
las haciendas que posee dicho Collegio en el Valle de Pisco [...]".

Tricentenaria

Según la investigación, estas botijas podrían haber sido parte de la producción de la hacienda San Juan Bautista de Cóndor, de propiedad de los jesuitas en el valle de Pisco, que entre 1707 y 1767 produjo 326,415 botijas de aguardiente de pisco.

“Estas precisiones y referencias históricas sobrepasan cualquier debate en torno al origen de la palabra pisco, que fue asignado a la bebida peruana. Demuestran que nuestra exportación de la bebida peruana con el nombre pisco tiene más de 300 años. Es más que tricentenaria y yo creo que debe haber otros documentos que muestren una mayor antigüedad en la exportación del pisco […]”, enfatizó.

Sostuvo que con todos los antecedentes que se tienen “podemos decir con plena certeza y con respaldo histórico y documental que el aguardiente denominado pisco proviene del Perú, que el Perú lo exportaba desde hace más de 300 años en buenas cantidades a diversos mercados, entre ellos Chile”.

Algunas décadas después, en agosto de 1742, llegó al puerto centroamericano de Realejo la nave Nuestra Señora del Rosario y las Benditas Animas. En su registro se deja sentado que el capitán del barco, Bartolomé Hernández Romero, recibió de un residente en Panamá, Jacinto de Pasos Porta, el encargo de trasportar a Realejo, entre otros, los siguientes bienes:

“…Otro cajón con veinte sobreros de Lima, dos fardos de
tabaco en polvo de la Habana, con 30 libras ambos, 8 dozenas
de cuchillos; 20 libras de pimienta, y 4 cajetas de hilo blanco
corto, 16 votijas de pisco, las 6 de aceitunas y 10 de vino”.

Una vez más estos documentos coloniales ratifican el origen peruano de la bebida espirituosa conocida como pisco, lo que, como se verifica, era reconocido y aceptado en los mercados centroamericanos a comienzos del siglo XVIII, enfatizó.


Fragatas españolas siglo XVIII ilustran el artículo 'La Denominación del Pisco y el Comercio Virreinal entre el Perú y Guatemala 1712-1715-1742', del embajador Gutiérrez.

Aporte del Servicio Diplomático

Son las primeras referencias fuera del Perú encontradas hasta el momento de la denominación de la bebida peruana como “aguardiente de pisco” o directamente como “pisco” y anteceden a los escritos de la Audiencia de Lima de 1729, donde se litigaba cuál era el precio de las botijas de aguardiente de pisco tres años antes, manifestó.

La reciente investigación del embajador Gutiérrez está reflejada en el artículo "La Denominación del Pisco y el Comercio Virreinal entre el Perú y Guatemala 1712-1715-1742", un nuevo aporte del Servicio Diplomático a la defensa de la peruanidad del finísimo destilado.

“Es un esfuerzo en uno de los diferentes frentes en los que trabaja el Servicio Diplomático. Defenderemos la peruanidad del pisco porque estamos en lo correcto, tenemos la razón de nuestra parte; la razón histórica, geográfica y jurídica”, puntualizó. ¡El pisco es peruano, señores!


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(FIN) JOT

Publicado: 19/3/2021