Andina

Declaran Patrimonio Cultural de la Nación al Carnaval Wapululos de Lampa

Se celebra en la provincia de Lampa, departamento de Puno

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Carnaval Wapululos, que se celebra en la provincia de Lampa, departamento de Puno.

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Carnaval Wapululos, que se celebra en la provincia de Lampa, departamento de Puno.

14:00 | Puno, feb. 2.

El Ministerio de Cultura declaró Patrimonio Cultural de la Nación al Carnaval Wapululos, que se celebra en la provincia de Lampa, departamento de Puno, por celebrar la renovación de la vida, la prosperidad de las cosechas y la abundancia del ganado, convirtiéndose en un ícono para la identidad local en el ámbito tanto regional como nacional.

El carnaval es una tradición europea relacionada con la fertilidad, cuyo origen se remonta a las celebraciones religiosas romanas que festejaban el paso del invierno a la primavera y el inicio del ciclo agrícola. En el mundo andino, como parte del proceso de evangelización durante la época colonial española, muchas celebraciones del calendario religioso fueron asociadas con fechas celebratorias del ciclo productivo local.

Debido a ello, la celebración del carnaval en las comunidades rurales andinas se presenta como una celebración de la fertilidad, en un tiempo de máxima intensidad de las lluvias y de maduración de las siembras.

Como variante de este esquema general, el Carnaval de Lampa y la danza de los Wapululos mantienen un conjunto de rasgos particulares que son causal importante de la identidad cultural del distrito de Lampa, involucrando a barrios, centros poblados y comunidades campesinas en su interior. Su actual capital distrital se divide en 4 barrios: Barrio Arriba, Barrio Central, Auténtico Barrio y Unión Barrio Abajo; tres urbanizaciones y dos asentamientos humanos.


Festividad popular


El Carnaval de Lampa presenta dos momentos de celebración. El huchuy carnaval o carnaval chico que se realiza el 20 de enero de cada año en el marco de la fiesta de San Sebastián. Y el hatun carnaval o carnaval grande, el que se desarrolla a lo largo de toda una semana con fecha movible entre los meses de febrero y marzo, antecedido por los jueves de compadres y de comadres en las semanas precedentes.

Durante la fecha del carnaval chico, los pobladores de las comunidades y centros poblados partícipes de las celebraciones en el distrito de Lampa se dirigen, desde muy temprano por la mañana a sus apus o cerros tutelares. Una vez ahí, realizan ofrendas a la tierra buscando evitar la venida de fenómenos naturales dañinos como heladas o granizadas, asegurar una buena producción agrícola y ganadera, y propiciar el bienestar entre los habitantes de sus localidades.

Los principales cerros tutelares en Lampa son el Pilinco, el Coachico y el Pirhuani, junto al cerro Huaynapata en la misma ciudad de Lampa. Todas las actividades del día son acompañadas por conjuntos de Wapululos, aspecto que se mantendrá a lo largo de todos los carnavales.

Posteriormente, se dan los jueves de compadres y jueves de comadres, en los que se liberan tensiones entre hombres y mujeres de cada localidad por medio de la burla y el juego. Era costumbre que por la mañana de esos días se cuelguen muñecos de trapo en un poste de alumbrado público, ridiculizando de forma simbólica a compadres y comadres.

Este acto era seguido por la misa de jueves de compadres y comadres, después de las cuales se desarrollaba un festejo general al compás de la música de los Wapululos con ponche de guinda, merienda y juego con serpentina, talco y mistura.

Sin embargo, estas costumbres estarían siendo reemplazadas por la salida de comparsas de Wapululos a las calles de Lampa por la noche, representando a los barrios tradicionales de la ciudad y enfrentándose al cruzarse unas con otras.

Después de estas fechas tiene lugar el sábado de carnavales, en que las familias de las áreas rurales se desplazan hacia la ciudad de Lampa. Una vez ahí, dan comienzo a sus preparativos para la semana siguiente, siendo uno de los más importantes el ensayo de las comparsas de Wapululos.

A estos se suman los ensayos de las comparsas correspondientes a los barrios de la ciudad, inundando las calles con la música interpretada por cada conjunto. Por la tarde del día siguiente, en el domingo de carnavales, los barrios, urbanizaciones e instituciones dan la bienvenida a los carnavales, al mismo tiempo que las familias de zonas rurales se desplazan a sus estancias junto a pequeñas comparsas de Wapululos.

En los días subsiguientes se retoma el sentido más ceremonial de los carnavales, estando cada uno de ellos marcado por una serie de actos rituales. El lunes de carnaval, por ejemplo, inicia con el encendido de fogatas en cada vivienda y la quema de la wallata chaki, planta silvestre utilizada en los ritos de ofrenda a la tierra.

Luego, el pueblo en su conjunto se desplaza al cementerio al compás de la música de los Wapululos, con el fin de compartir el carnaval con los muertos adornando sus tumbas y lápidas con serpentina, talco y mistura de colores. Este acto es conocido como el aya taripakuy, el mismo que culmina temprano por la mañana.

Luego de la celebración junto a los muertos, algunas familias se desplazan a casa de familiares o amigos. Otras, se dirigen a sus estancias para hacer una ofrenda a la tierra invocando a San Juan, pidiendo que el ganado ovino o chiñichakis tenga buena producción este año, adornando a los animales como parte del ritual.

En el martes de carnaval y miércoles de ceniza se repiten las mismas acciones, aunque con ciertas particularidades. El martes se invoca a San Marcos, pidiéndole por la productividad de las vacas y las llamas, también llamadas churos y taykas. El miércoles, por otro lado, se realiza el ritual conocido como chacra taripakuy, en el que se agradece de 
antemano a San Isidro por la producción de los campos de cultivo. Al final de cada día se comparte un almuerzo que incluye platillos locales, estando todas las actividades acompañadas por la música de los Wapululos.

Después de un día de descanso, las actividades se retoman el viernes de cuaresma y sábado de cuaresma, días centrales dentro de la semana de carnavales y que también son conocidos como de tentación. Durante estos días se hacen presentes las comparsas de Wapululos, pero ya no como acompañantes en las ceremonias de ofrenda a la tierra, sino como participantes en los concursos organizados por la Municipalidad Provincial de Lampa. En este punto la composición de las comparsas cambia, incorporando un gran número de danzantes mujeres.

El concurso del viernes se da entre comparsas venidas de las múltiples comunidades campesinas que integran el distrito, mientras que el concurso del sábado se da entre las comparsas de Wapululos que representan a los barrios, asentamientos humanos y urbanizaciones de la misma ciudad de Lampa.

Por último, el domingo de cuaresma se lleva a cabo un último concurso de alcance provincial, reuniendo a delegaciones de carnavales ya no sólo de los Wapululos sino de otros carnavales al interior de la provincia de Lampa. Así, la semana de carnavales finaliza en medio de un festejo generalizado o kacharpariy que tiene lugar por la tarde, y que es dirigido por los conjuntos de Wapululos que ganaron en el concurso del día anterior.


Tradición viva


Los Wapululos de Lampa es una forma de música y danza que tiene dos ámbitos de representación. El contexto festivo tradicional de carnavales y el espacio performativo de los concursos, presentando diferentes niveles de significado que se desprenden de los roles que asumen hombres y mujeres al interior de las comparsas como danzantes.

Los hombres, llamados jañachus, representan a los machos de dos manadas de vicuñas o alpacas que se enfrentan en duelo. Por otro lado, a través de los constantes giros que caracterizan su desplazamiento, las mujeres evocan el movimiento de la lana al ser hilada. Así, una danza que invoca la reproducción del ganado de altura constituye además una forma de cortejo, expresado esto último en el contrapunto de cánticos en quechua entre varones y mujeres, donde se asocia a los enamorados con frutas dulces y redondas, las mujeres dirigiéndose a los hombres como duraznos y los hombres llamando a su vez a las mujeres como manzanas.

En ese sentido, los Wapululos de Lampa es una danza carnavalesca de carácter tanto propiciatorio como de cortejo, en la que la invocación a la naturaleza marca un momento de encuentro entre los componentes de la sociedad local, con una participación significativa de la población joven en edad de contraer matrimonio.

Esta danza demuestra su importancia como expresión de una poética y una estética visual y sonora, marca una identidad regional y expresa los anhelos de la población de portadores dentro de un modo particular de vida, constituyendo la parte más importante de una fiesta cuyos participantes se refuerzan y reproducen sus vínculos tradicionales, permitiendo de este modo la reproducción de la sociedad lampeña.


Música y danza


Sobre la música que acompaña a los danzantes, esta es interpretada exclusivamente por varones, quienes ejecutan instrumentos de viento y percusión. Los instrumentos de viento son el pinkillo, flauta de 40 a 50 centímetros de largo y 6 orificios moduladores que produce un registro de notas agudas, y las machuquenas de 80 a 90 centímetros de largo y 5 orificios moduladores, cuyo registro es más grave.

Los instrumentos de percusión son el bombo y el tambor o tarola, los mismos que han atravesado por cambios en sus materiales de fabricación en los últimos años, y aumentado en número al interior de las comparsas de acuerdo a lo relatado por los propios portadores.

La vestimenta básica de los varones en las comparsas de Wapululos consiste en sombrero blanco o negro de lana de oveja, almilla blanca de bayeta, pantalón blanco de bayeta y ojotas. Sin embargo, con el transcurrir del tiempo, los danzantes han incorporado otro tipo de prendas como camisas de seda, pantalones de drill y zapatillas de lona.

A esto se suma el uso de la lliclla y faja multicolor, así como el uso permanente de un wichi wichi o waraka, serpentinas y un silbato. Danzantes varones y músicos llevan la misma indumentaria, salvo en el caso de los pantalones que, para los músicos, es negro.

En el caso de las mujeres, la vestimenta comprende blusa blanca de lana de oveja o bayeta, un saco o chaqueta negra de bayeta o bayetilla y pollera negra de bayeta o bayetilla, bajo la cual llevan más polleras de colores vibrantes. La chaqueta y la pollera están adornadas con raso, bordados y cintas azules, verdes, rojas y blancas. Sobre la cabeza llevan una montera ornamentada con flecos. Complementan esta indumentaria una faja y lliclla multicolor, y warakas adornadas con manzanas.

Al igual que el traje de los varones, el de las mujeres también ha tenido transformaciones, siendo las más notorias la incorporación de bordados y de detalles de raso en la pollera y la chaqueta. Anteriormente, estos adornos eran usados sólo por las mujeres mestizas de la ciudad de Lampa, y representaba un símbolo de estatus social.

Actualmente, la danza Wapululos y el Carnaval de Lampa se han convertido en un símbolo de identidad para los habitantes del distrito de Lampa, representándolos en festividades y certámenes de alcance no sólo provincial sino también regional y nacional.

Este es el caso de la Fiesta de la Virgen de la Candelaria en Puno, en donde la profunda fe y devoción de los pobladores del distrito de Lampa, los lleva a presentarse año tras año, así como a participar en el concurso de danzas autóctonas que se realiza en el marco de la misma.

La Resolución Viceministerial encarga a la Dirección de Patrimonio Inmaterial en coordinación con la Dirección Desconcentrada de Cultura de Moquegua y la comunidad de portadores, la elaboración cada cinco años de un informe detallado sobre el estado de la expresión declarada, de modo que el registro institucional pueda ser actualizado en cuanto a los cambios producidos en la manifestación, los riesgos que pudiesen surgir en su vigencia, y otros aspectos relevantes, a efectos de realizar el seguimiento institucional de su desenvolvimiento y salvaguardia, de ser el caso.

La norma lleva la firma del viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Jorge Arrunátegui Gadea.

(FIN) LZD/MAO

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Publicado: 2/2/2018