Las ideas, lejos de perderse con los años, se alimentan de la experiencia y para demostrarlo está don Máximo Acosta, quien a poco de cumplir los 80 años de edad ha encontrado el momento de capitalizar sus vivencias y conocimientos a través de la instalación de un orquideario natural en la comunidad indígena Yanesha Tsachopen, en la provincia de Oxapampa.
Con una tenaz dedicación, esfuerzo y perseverancia, Máximo Acosta Ciriaco, usuario del Programa Nacional de Asistencia Solidaria Pensión 65, del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), está rescatando a las orquídeas, majestuosas especies que conocieron a los dinosaurios y pertenecen a las primeras familias de plantas con flor, que aparecieron en la tierra.
“Las orquídeas me mantienen vivo y son mi razón de ser, porque son lo mejor que tiene la naturaleza, nos dan vida. Por eso, por ningún motivo, las vendo”, afirma el adulto mayor, a quien el orquideario le ha permitido mantenerse activo y mentalmente estimulado.
Desde el 2010, don Máximo comenzó a hacer realidad el sueño del jardín natural, que en la actualidad alberga unas 700 especies, al decidir hacer frente a la tala de los árboles, en medio de la cual también veía extinguirse las orquídeas, que representan altos valores como el amor y la amistad.
Comenta que siete especies, una de las cuales es conocida como “zapatito de reina”, fueron las primeras que formaron parte del orquideario; con el transcurrir del tiempo, ha rescatado otras como la “cattleya labiata”, “zapatito del príncipe” y “sobralia”, las cuales crecen bellas y elegantes en la comunidad de Tsachopen, distrito Chontabamba, provincia de Oxapampa.
En la tarea de proteger a las especies, Máximo tiene como aliada fundamental a su esposa, Donata Trujillo, con quien recolecta los desechos de troncos podridos, para abonar las plantas, a las cuales algunas personas les atribuyen cualidades curativas para la diabetes y los cálculos renales, entre otras.
Oxapampa es la cuna de Máximo Acosta, quien está convencido de que las nuevas generaciones de peruanos necesitan aprender a preservar las orquídeas. Y por eso, se ha integrado a las
trasmisiones intergeneracionales, como parte de la iniciativa
Saberes Productivos, del programa Pensión 65, que desarrolla la Municipalidad Distrital de Oxapampa.
Mediante esta intervención, los niños de la Institución Educativa Bilingüe de la Comunidad Nativa Yánesha Tsachopen N° 34245, ingresaron por primera vez al orquideario, el cual no está abierto al público.
“La juventud y los niños necesitan cuidar las plantas porque es una oportunidad que pueden aprovechar cuando crezcan, con el turismo vivencial y el uso medicinal de estas plantas”, sostiene Acosta Ciriaco.
Saberes Productivos, iniciativa de Pensión 65, se ejecuta en 511 distritos del país y cuenta con 62,726 usuarios y usuarias.
Orquídeas
Si bien las orquídeas son una de las familias botánicas más extensas de la naturaleza, y que registran alrededor de 30,000 variedades en todo el planeta, don Máximo comenta que, en Oxapampa, tienen algunas que son poco conocidas como “Brasin”; “Cobachi”; “Oncidium”; “Ida gigantea”; “Lucusta sudameris”; “Maxilaria lute alva”; “Maxiliaria peruviana”; y “Maxiliaria alpestis”.
Las orquídeas son empleadas para aliviar la tos, desinfectar heridas, limpiar los riñones y combatir la anemia; los indígenas de Norteamérica las usan para el tratamiento del cáncer.
En México, con las orquídeas elaboran confituras para el Día de los Muertos, mientras que, en Turquía, preparan el salep, ingrediente de una bebida típica de ese país.
Una tradición japonesa cuenta que la esposa de un emperador se embriagó con el aroma de una orquídea y gracias a eso, el matrimonio tuvo trece hijos sabios y valientes.
Hubo un tiempo en que regalar una orquídea era más apreciado que regalar un diamante.
(FIN) NDP/LZD