La Conferencia Episcopal Peruana (CEP) ofreció su ayuda para recuperar los restos de las víctimas de la violencia en la década del 80 e indicó estar dispuesta a recibir, bajo el secreto de confesión, información que permita ubicar a otras víctimas cuyos familiares aún buscan.
"Que me digan en dónde los han escondido y guardaré el secreto; el sigilo sacramental es un ingrediente profesional de nuestra vida sacerdotal", señaló el presidente de la CEP, Salvador Piñeiro, al ser consultado por la Agencia Andina sobre la reciente devolución de restos hallados en Ayacucho.
Si bien saludó estas acciones, Piñeiro dijo que todavía "hay muchísimo por hacer" en cuestiones de reparaciones y de reconciliación entre el Estado y la sociedad con respecto a lo ocurrido en esta época.
"Al paso que vamos, en 50 años acabaremos", indicó, al reiterar su ofrecimiento de recoger información de parte de miembros de las organizaciones terroristas y de las fuerzas del orden.
La recuperación de restos de los desaparecidos sirve "para que la gente tenga paz y las familias estén serenas", recordando a sus seres queridos, dijo el sacerdote.
A fines de octubre último, tras una larga labor de reconocimiento forense del Ministerio Público, se entregó a sus familiares 80 restos de víctimas de la violencia, después de 30 años.
Piñeiro recordó que ubicar los lugares en los que estos cuerpos fueron ocultados es sumamente complejo.
"No se puede buscar en un territorio tan difícil, lleno de quebradas y rocas agrestes", indicó (...) no diré quién lo dijo, pero hágannos saber en dónde están, para ir con la Fiscalía y los forenses a destapar esas tumbas y darles cristiana sepultura", manifestó.
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