Los casos de violencia doméstica contra las mujeres, adultos mayores y niños en el Callao se han incrementado durante los meses de la pandemia por covid-19, alertaron autoridades de salud mental del Ministerio de Salud.
“Aun cuando hemos estado en un proceso de aislamiento físico, la violencia ha marcado la tendencia. Basta con ver los medios televisivos últimamente para verificar que existen escenarios complicados que refuerzan la necesidad de seguir cuidándose”, detalló Luis Ávila, director del Centro de Salud Mental Comunitario de La Perla, a Andina Canal On Line.
En entrevista con el programa Saludable Mente, comentó que “el grueso del porcentaje de personas que vulneran a otros, o propician la
violencia dentro del entorno familiar, son parejas, exparejas, padres, abuelos, gente del entorno más directo”.
“La violencia no ha dejado de existir, más bien ha aumentado y en el Callao tenemos cifras muy alarmantes de inseguridad ciudadana, drogas y sicariato. Lamentablemente, todo termina relacionándose con llamadas de niños, mujeres y adultos mayores pidiendo auxilio”, manifestó el psicólogo.
Más allá de los trastornos adaptativos (miedo exacerbado, ansiedad o depresión) surgidos a propósito de la pandemia, en el Callao, dijo, existe una constante, que solo va en aumento.
“Son familias donde hay un alto índice de violencia.
Hemos identificado también mucho maltrato infantil,
de padres que pierden la paciencia, que llaman porque no saben qué hacer, que han perdido el empleo. A eso se suma que los chicos han llevado las clases a la casa y nadie formó a los padres para ser profesores”.
Las víctimas por lo general son mujeres adultas jóvenes, que a causa de la pandemia se han visto sometidas a convivir y ceder ante el agresor “para proteger a sus hijos”, que no han podido salir de casa porque no contaban con los medios económicos, sus familiares viven en provincia o en otros distritos, además de las restricciones impuestas por la emergencia sanitaria.
Llamada de auxilio
En medio de la gran incertidumbre impuesta por la pandemia, los Centros de Salud Mental Comunitarios (CSMC) del Ministerio de Salud se han convertido en un gran soporte de contención y apoyo emocional para la población del país.
De acuerdo con el último reporte del Ministerio de Salud, para la quincena de setiembre, los 155 CSMC que existen en el país habían sumado
431,795 atenciones virtuales, ofrecidas a 22,204 pacientes.
De los 33 centros de este tipo ubicados en Lima, cinco están en la provincia del Callao, en Mi Perú, Ventanilla, Carmen de la Legua, Sarita Colonia y La Perla.
Luis Ávila refirió que las solicitudes de atención chalacas fueron referidas de los
Centros de Emergencia Mujer (CEM) o surgieron de llamadas directas a la línea 113, opción 5.
“El modelo de salud comunitaria está centrado en las potencialidades, recursos y competencias de las personas, dentro, con y para la comunidad. En este enfoque de atención no solo participan los psicólogos o psiquiatras sino también personal de enfermería, terapeutas y rehabilitadores”, explicó.
Este enfoque de atención potencia la atención primaria y trabaja de la mano con los hospitales generales y sus unidades de hospitalización breve, así como los hogares protegidos. En Lima existen 12 centros de ese tipo.
Nadie estaba preparado
Para el experto, las características de la pandemia han exacerbado conflictos, discusiones, altercados y diferencias que han propiciado escenarios de violencia física, psicológica y económica.
Pero no ha sido lo único: el consumo de drogas también se ha incrementado. Los que antes consumían pasta y marihuana, ahora han optado por el alcohol, la cocaína y el cigarrillo, este último asociado a cuadros de ansiedad.
“Hemos atendido a usuarios del Seguro Integral de Salud (SIS) y de
Essalud, a través del programa que ofrece tratamiento farmacológico totalmente gratuito, si fuese necesario. Gracias al servicio de telemedicina hemos podido dar continuidad, también, a los cuidados de las personas que experimentan sufrimiento psíquico severo. Antes tenían que esperar muchos meses para recibir una atención”.
El director del CSMC de La Perla comentó que tiene entre 50 a 60 llamadas de pacientes nuevos por atender cada semana.
Con ellos se trabajan también otros temas, como el duelo, porque muchas personas perdieron familiares y seres queridos en los últimos meses, así como el proceso de adaptación a esta nueva realidad, además de acompañar a familias de niños con autismo y asperger.
“Estábamos preparados para trabajar duelos,
ansiedades, depresión, trastornos adaptativos, terremotos, tsunamis, pero jamás habíamos trabajado una pandemia mundial. La afectación a nuestra vida ha sido tremenda”, sostuvo.
“Saldremos de esta”
El experto envió un mensaje de aliento, al tiempo de exhortar a las
autoridades, empresas y la sociedad civil a proponer salidas creativas a la situación que enfrenta la población, porque más allá de recibir soporte emocional, quienes ahora buscan ayuda profesional luego requerirán dar el siguiente paso, para recobrar su funcionalidad social y económica.
“Vamos a salir todos juntos de esto y como país. Si hay algo que promover en este momento es la solidaridad, pero hay que entender que para poder cuidar a los demás primero tengo que cuidarme a mí mismo. Más allá de los equipos de protección para prevenir el covid-19, tengo que cuidar mi salud mental, especialmente si estoy experimentando emociones que afectan algunos niveles de funcionalidad”.
Y cuidarse, agrega, implica aceptar que a veces no se puede lidiar con tanta presión y que necesitamos ayuda profesional como la que encontramos en los
CSMC.
“En medio de la pandemia, las personas nos hemos dado cuenta de que no somos inmortales. Que tenemos miedo, una emoción natural, pero que, si se desregula y se intensifica, hay que acompañarla, trabajarla. Hemos visto a muchos padres con gran miedo y a niños con ansiedad y pensamientos catastróficos. No olvidemos que los padres somos modelos de los hijos”.
Pidió a la población internalizar que la salud mental es un derecho y que esta debe alimentarse a diario con palabras positivas, desterrando que solo involucre problemas, enfermedades, trastornos.
“Tenemos que empezar a naturalizar que la
salud mental es tan importante como tener una revisión del médico cada año o ir al odontólogo. Hay que permitirse ser acompañados, abrir cosas nuestras y de repente encontrar otras salidas que no habíamos visto o pensado”.
Sostuvo que la pandemia nos está dejando una serie de aprendizajes, como el valor de gozar de la vida, amar profundamente, demostrar afecto, pero también la importancia de buscar consuelo y ser compasivos con las personas.
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(FIN) KGR/RRC