Tres esculturas esculpidas en rocas de las cataratas de la comunidad de Pircca, distrito de Paccaritambo, provincia de Paruro, esperan convertirse en la sensación para turistas locales, nacionales y extranjeros durante las fiestas de fin de año y en el 2023.
El cautivante lugar, de clima agradable, se ubica a menos de dos horas en auto desde la ciudad de Cusco, y las autoridades locales la han bautizado como Ruta turística del valle mágico de las cascadas de Pircca, en el tramo de la carretera Cusibamba-Tincoq.
Las imponentes obras de arte fueron denominadas “Mano del gran Ayar Manco”, el “Gran Apurímac” y la “Doncella del Gran Apurímac”. La primera escultura hace referencia a Ayar Manco, uno de los cuatro hermanos Ayar, que según una leyenda fue el primero en fundar la ciudad de Cusco, después de una larga caminata desde Paruro.
Ayar Manco, en esta ocasión, muestra un gran “qero” o vaso ceremonial utilizado en rituales de purificación espiritual y que compartió con su pueblo antes de llegar al gran río Apurímac y continuar con su recorrido al gran centro arqueológico de Mauk´allacta para fundar el imperio del Tahuantinsuyo.
La segunda escultura rinde honor al río Apurímac, que en quechua significa “El dios que habla”. El tallado muestra a un personaje legendario en posición semi arrodillada tratando de estirar la mano y alcanzar el agua para, de esa manera, mitigar su sed. Esta imagen muestra también la necesidad que tiene el ser humano de acceder al líquido vital para la agricultura y otras actividades en el campo.
Por último está la doncella, escultura que representa la fertilidad para el mundo andino. Su estética es la de una mujer contemporánea con rasgos andinos. Tiene la cubierta de un velo muy especial algo tímida y sutil. De acuerdo a la descripción, la imagen es la conexión con los apus tutelares del valle de Pircca. Dicen los lugareños que el agua que desciende de estas cataratas tendría ciertas virtudes para la fertilidad y prolongarían la juventud.
Autoridades de este distrito inauguraron este nuevo atractivo turístico en medio de la algarabía de comuneros que ofrecieron danzas típicas y música andina.