La buena nutrición de la madre en la etapa gestante contribuye a reducir los riesgos de un parto prematuro o del nacimiento de bebés con bajo peso, dijo Zulema Gallardo Flores, jefa del Servicio de Nutrición del Instituto Nacional de Salud del Niño San Borja (INSNSB).
La especialista destacó que la buena alimentación es muy importante cuando se vive una etapa prenatal, pues para que un niño pueda desarrollarse y nacer sin complicaciones en su salud, debe recibir los nutrientes adecuados a través de la madre.
“Una mamá con problemas de desnutrición pone en riesgo la salud de su futuro bebé y la de ella ante diversas enfermedades o infecciones. Además, el cuidado en la alimentación de la gestante puede ser una buena ocasión para establecer mejoras en el estilo de vida, haciéndolo más saludable y lejos de los problemas vinculados a la obesidad y el sobrepeso”, expresó.
En ese contexto, la nutricionista recomendó evitar totalmente el consumo de bebidas alcohólicas y de tabaco, ya que son productos que pueden afectar directamente al neonato, especialmente a nivel del sistema neurológico cerebral.
Por otra parte, el peso adecuado del bebé se determina a través del control prenatal que se realiza en los establecimientos de salud y bajo la vigilancia de un profesional especialista.
Si una mujer con niveles de obesidad ingresa a la etapa de gestación, debe tener mayor cuidado con su salud porque una de las principales causas de muerte materna es la hipertensión arterial que se vincula con el sobrepeso.
“La sal no solo está en los alimentos cotidianos. También se encuentra en gran cantidad en las llamadas comidas procesadas, como por ejemplo embutidos, queso, pan y galletas que deben reducirse en la dieta diaria”, precisó Gallardo.
Un peligro mayor para la madre y el niño significan los alimentos ultraprocesados, que son los refrescos azucarados, las sopas deshidratadas, los aderezos en polvo y las golosinas, acotó la nutricionista.
Por ello, lo recomendable es comer más frutas y verduras en ensaladas, por lo menos tres veces al día, así como preferir la carne de pescado, en porciones de tres a cinco veces a la semana, frente a la del pollo o el pavo (dos veces por semana), dejando para el final a las carnes rojas y en pocas porciones.
La hidratación es otro aspecto que debe cuidarse. Se recomienda que la madre gestante disponga de por lo menos dos litros y medio de agua para beber todos los días, adicional a lo que consuma con sopas, caldos y jugos naturales.
En cuanto a los productos vitamínicos, deben ser recetados por un profesional en salud, encargado del chequeo en la etapa prenatal, y se refieren principalmente a los suplementos de hierro y él ácido fólico, siempre bajo receta médica.
La nutricionista exhortó a valorar y consumir los alimentos que produce cada región de nuestro país, y para ello la familia debe ayudar a la futura mamá a conocer y probar los alimentos locales que son saludables y económicos, evitando la llamada “comida chatarra”.
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(FIN) NDP/LIT
Publicado: 10/9/2019