Urge implementar acciones que fortalezcan la seguridad hídrica y la gestión de riesgos en las cabeceras de cuenca y en las montañas en Perú, debido a los impactos que ya se sufren por el cambio climático, se advirtió en el simposio "Las montañas, nuestro futuro" (MONFU) 2024, desarrollado en la región Áncash, informó hoy el Instituto Nacional de Investigación en Glaciares y Ecosistemas de Montaña (Inaigem).
El retroceso de los glaciares y la degradación de los ecosistemas amenazan no solo la seguridad hídrica, sino también aumentan la probabilidad de ocurrencia de eventos vinculados al desborde de lagunas glaciares, lo que incrementa la vulnerabilidad de las poblaciones.
Frente a esta situación se han presentado nuevos trabajos de investigación y metodologías de trabajo que ayudan a entender mejor los potenciales impactos del cambio climático en las montañas del Perú.
"En este contexto, es fundamental conocer los avances de la investigación, pero también involucrar a los tomadores de decisión y fortalecer nuestras capacidades para implementar medidas que permitan enfrentar los escenarios que trae el cambio climático para las zonas de montaña y para el país", afirmó la presidenta ejecutiva del
Inaigem, Beatriz Fuentealba.
Conclusiones
Cuatro fueron las principales conclusiones del simposio “Las montañas, nuestro futuro”, desarrollado en la ciudad de Huaraz, región Áncash, y que contó con amplia participación de estudiantes e investigadores de universidades peruanas, pero también representantes a nivel nacional de instituciones públicas y privadas. A continuación se detallan:
1. Seguridad hídrica. La implementación de soluciones basadas en naturaleza e infraestructura natural, que ayuden a la recuperación de los ecosistemas de montaña es una estrategia prioritaria para fortalecer la seguridad hídrica del país.
Aunque se cuentan con avances en este sentido se requiere el monitoreo y la evaluación de la efectividad de estas medidas, no solo en los propios ecosistemas y el recurso hídrico, sino también en beneficio para las poblaciones locales.
2. Protección contra desastres naturales. Se debe promover una cultura preventiva en la gestión de riesgos en el país, no solo reactiva. Para ello se requiere fortalecer las capacidades específicas locales para implementar evaluaciones y medidas que reduzcan el potencial impacto de los diferentes peligros a los que están sujetos las zonas de montaña del Perú.
Asimismo, se deben incluir acciones que permitan dar mantenimiento y sostenibilidad a estas intervenciones, para darles continuidad.
3. Un llamado a generar ciencia para la acción. Las investigaciones generan información útil para entender la problemática y brindar soluciones vinculadas a la seguridad hídrica y adecuada gestión de riesgos, pero esta información aún no está al alcance de los tomadores de decisiones ni de los responsables de implementar las acciones.
Por ello, se hace un llamado a articular más y mejor, incorporando el reconocimiento de las principales barreras que impone la gestión pública a la implementación de estas propuestas de solución.
4. Sensibilizar e incorporar a la sociedad. Las autoridades de los diferentes niveles de gobierno no están aún suficientemente sensibilizados sobre la importancia que tiene la implementación de acciones hacia la seguridad hídrica y la gestión de riesgos, por lo que no se priorizan este tipo de acciones.
En este sentido, generar más información desde la percepción local y sobre el impacto actual que genera el cambio climático en las poblaciones es fundamental, para mostrar evidencias sobre la relevancia que tiene priorizar inversiones e intervenciones ahora, para evitar catástrofes futuras.
Compromiso y acción
El simposio “Las montañas, nuestro futuro” se desarrolló del 23 al 26 de octubre en la ciudad de Huaraz, organizado por el Inaigem, como parte de la celebración de sus 10 años de creación, con el apoyo del Proyecto Infraestructura Natural para la Seguridad Hídrica (NIWS) de USAID, el Gobierno de Canadá y Forest Trends junto a sus socios Condesan, SPDA, el Imperial College de Londres, y el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo.
Los ejes temáticos del evento fueron la evaluación de los impactos del cambio climático en la seguridad hídrica y el incremento de peligros de origen glaciar, así como la identificación de potenciales estrategias de respuesta a esta situación.