Consciente de su alta vulnerabilidad frente al cambio climático, que trastoca el comportamiento del ciclo hidrológico y origina una desigual distribución de las lluvias, sobre todo en la sierra y la costa, el Perú apuesta por la siembra y cosecha de agua como estrategia para garantizar su seguridad hídrica y su sostenibilidad agropecuaria y alimentaria.
El impacto del
cambio climático en el ámbito hidrológico se traduce cuando las precipitaciones más intensas se producen en periodos cortos de pocos meses, provocando mayores periodos de estiaje o sequía, lo que obliga a buscar estrategias para la retención de las aguas, dentro de una cuenca hidrográfica, para así obtener una oferta sostenida evitando que se pierdan grandes volúmenes en el mar.
A continuación, conoce qué es la siembra y cosecha de agua, su importancia y modalidades, y cómo el Perú está invirtiendo en esta estrategia de seguridad hídrica, agropecuaria y alimentaria.
Siembra de agua
Es la recarga hídrica del suelo, subsuelo y acuíferos mediante intervenciones humanas dirigidas a retener, infiltrar, almacenar y regular aguas de escorrentías provenientes de las lluvias.
Cosecha de agua
Es el aprovechamiento racional del recurso hídrico mediante una gestión responsable que involucra componentes de infraestructura mayor de irrigación, riego tecnificado parcelario y desarrollo de capacidades, con el fin de lograr un sistema integrado y eficiente en la gestión de recursos hídricos que permita reducir las brechas en la provisión de los servicios e infraestructura del uso de los recursos hídricos con fines agropecuarios.
Mediante la siembra y cosecha de agua se logra que este recurso vital llegue a los valles a través de puquios, manantes o riachuelos que rebrotan para ser utilizados en la agricultura familiar.
De esta manera, se eleva el nivel de cultivos y la crianza de animales, generando un impacto directo en los ingresos y elevando las condiciones de vida de los agricultores del país.
Herencia ancestral
La
siembra y cosecha de agua constituye una herencia de las culturas peruanas ancestrales que surgieron en la sierra y la costa y que, tras conocer el comportamiento climático, supieron adaptarse a sus cambios y desarrollaron tecnologías que les permitieron captar y aprovechar al máximo posible este escaso recurso vital.
Esta visión y acciones de seguridad hídrica desplegadas por los antiguos peruanos, en muchos casos conservada por las comunidades campesinas hasta la actualidad, ha sido recuperada por las autoridades para llevar adelante esta estrategia con financiamiento estatal y con la participación activa de los propios agricultores beneficiarios.
Fondo Sierra Azul
Para poner en marcha la estrategia de siembra y cosecha de agua, el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) creó, en enero de 2017, la
Unidad Ejecutora Fondo Sierra Azul, que tiene como objetivo incrementar la seguridad hídrica agraria contribuyendo a la prosperidad del agro peruano a través de la siembra y cosecha de agua de las áreas agrícolas y alto andinas de todo el territorio peruano.
Estas acciones están orientadas a favorecer prioritariamente a aquellos agricultores con menores niveles de ingreso económico, en situación de pobreza y extrema pobreza, a través del financiamiento de actividades complementarias en materia de siembra y cosecha de agua a escala nacional.
El Fondo Sierra Azul financia proyectos de inversión pública declarados viables, destinados a mejorar las condiciones de disponibilidad de acceso y uso eficiente de los recursos hídricos a nivel nacional; a través de tres componentes: la mejora en la eficiencia en la infraestructura de riego; la tecnificación del riego parcelario.
Asimismo, las intervenciones de
siembra y cosecha de agua que permitan mejorar la interceptación y retención de las aguas de lluvia, su almacenamiento y regulación dentro del suelo, subsuelo y acuíferos, así como en cuerpos superficiales, para su aprovechamiento en un determinado lugar y tiempo.
Modalidades de siembra de agua
Qochas
Son reservorios de agua ubicados en las zonas altoandinas del país que captan el agua de las lluvias y que permiten almacenar importantes volúmenes para luego utilizarlos racionalmente cuando culmine la temporada de precipitaciones.
Zanjas de infiltración
Son excavaciones que se realizan en el terreno en forma de canales de sección rectangular o trapezoidal, que se construyen a curvas de nivel para detener la escorrentía de las lluvias y almacenar agua para los pastos y cultivos instalados debajo de las zanjas.
Reforestación
La
reforestación es el repoblamiento o establecimiento de especies arbóreas o arbustivas, nativas o exóticas, con fines de producción, protección o provisión de servicios ambientales, sobre suelos que pueden o no haber tenido cobertura forestal. Este mecanismo es fundamental para una buena adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático en el Perú.
Amuna
Palabra de origen quechua que significa “retener”, constituye un sistema prehispánico de infraestructura hídrica proveniente de la cultura Wari con más de 1,400 años de antigüedad. Son canales ancestrales construidos con piedra impermeable sobre terreno permeable, que permiten que el agua de lluvia se infiltre en el subsuelo y alimente el acuífero, contribuyendo a proteger las laderas de la erosión. Además, juegan un rol clave en la reducción del impacto de eventos naturales extremos como los huaicos.
Apuesta del Perú por la siembra y cosecha de agua
Este año 2021 la ancestral técnica de siembra y cosecha de agua que desarrolla el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) en beneficio de los pequeños productores agrarios a escala nacional, logrará acumular la cifra récord de 16 millones 694,736 metros cúbicos de agua, cifra que equivale a llenar 27 veces el Estadio Nacional.
Así lo sostuvo Max Sáenz Carrillo, director ejecutivo de la
Unidad Ejecutora Fondo Sierra Azul, quien precisó que dicha cantidad de agua acumulada representa un incremento de 6 millones 863,752 metros cúbicos respecto al año anterior en que se alcanzaron los 9 millones 830,984 metros cúbicos.
Destacó que con el volumen que se alcanzará este 2021 se podrá dar cobertura hídrica a 34,714 hectáreas de cultivos diversos, favoreciendo el trabajo de 13,332 familias de pequeños productores en diez regiones del país (Ayacucho, Arequipa, Apurímac, Lambayeque, Lima, La Libertad, Huancavelica, Puno, Ancash y Cajamarca).
Inversión
El funcionario detalló que el Midagri invertirá un total de 31 millones 435,934 soles para la construcción de 181 qochas en 34 distritos de siete regiones como parte de la estrategia de siembra y cosecha de agua.
Precisó que esta inversión forma parte de la segunda etapa de actividades programadas por el Midagri. La estrategia contempla también la construcción de 80.7 kilómetros de zanjas de infiltración y la reforestación de 495 hectáreas.
Agricultura familiar
Sáenz Carrillo resaltó que se ha puesto especial énfasis en esta estrategia porque brinda seguridad hídrica a los pequeños productores, sobre todo a aquellos que desarrollan la agricultura familiar.
Adelantó que para el próximo año, el Midagri contempla asignar 305 millones de soles para la ejecución de proyectos de riego a escala nacional y obras de siembra y cosecha de agua en zonas altoandinas.
Participación de comunidades y autoridades locales
El titular del Fondo Sierra Azul subrayó que, si bien el nivel récord mencionado tiene que ver con el mayor número de qochas que se construirán, se debe destacar el interés que muestran las comunidades y autoridades locales, que al conocer la estrategia piden mayores intervenciones para garantizar la seguridad hídrica de sus cultivos.
Afirmó que la construcción de diques para optimizar la capacidad de captura de agua en las qochas es la actividad más conocida. Sin embargo, la
siembra y cosecha del agua comprende también otra serie de acciones que aportan a la recarga hídrica, como las zanjas de infiltración, la forestación y
reforestación con especies nativas.
Asimismo, la recuperación y protección de praderas, así como la rehabilitación del sistema de
amunas, que también son actividades que contribuyen a la infiltración de agua al subsuelo.
“La participación de las comunidades, junto a su autoridad local, se inicia con el proceso de identificación de las zonas de intervención, luego los mismos pobladores son contratados para que trabajen en la construcción de las obras y después pasan a ser quienes conformarán los comités para el mantenimiento de los diques. Es decir, se fortalece la organización comunal”, enfatizó.
(FIN) LZD/MAO