Teniendo en cuenta el acostumbrado orden de llegada de estas imágenes religiosas a la Catedral, en la llamada “entrada del Corpus”, se observa lo siguiente:
San Antonio Abad no solo es el primero en ingresar al templo mayor del Cusco, sino que lleva consigo un cerdito. La tradición cuenta que antes de ingresar a la Catedral, este santo visita a San Pedro. De pronto, el animalito se extravía y, tras una intensa búsqueda, es localizado en el mercado central de la Ciudad Imperial.
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A diferencia del travieso acompañante de San Antonio, el animal que descansa a los pies de San Jerónimo es nada menos que un león. Según la fábula, el también llamado “rey de los animales” aprovecha la muchedumbre presente en la procesión para escaparse y seguir los pasos del cerdito. Tras el llamado de atención de San Jerónimo, el gran felino se somete al orden y vuelve a su posición de descanso.
Si hay un santo al que se exalta su belleza física es San Cristóbal. Se le representa con una contextura corporal robusta que carga con el brazo izquierdo al niño Jesús y porta en la mano derecha un varayoc con remate de palmera. Las creencias populares afirman que a este santo le encanta beber chicha de jora, por lo que suele acudir al mercado de Santa Ana para degustar esta bebida tradicional.
Otro santo al que se le atribuye su predilección por la chicha de jora es San Blas. Sus devotos comentan que al juntar los dedos índice y medio de su mano derecha, este santo quiere expresar que desea beber dos vasos de la bebida regional antes de retirarse del templo mayor.
El único santo que monta un caballo en esta festividad es Santiago, venerado desde la guerra de los españoles contra los moros por la reconquista de su península y símbolo de la fe entre los conquistadores del Perú. Se le representa vestido con uniforme de batalla dorado y espada en ristre, sobre su corcel blanco en posición de ataque sobre un soldado caído que intenta evitar que el caballo lo pise. Según la leyenda popular, los otros santos quieren evitar su ingreso a la Catedral debido al bullicio que protagoniza Santiago al cabalgar.
San Pedro es reconocido como el más cercano a Jesús, dado que de él recibió las llaves del cielo y el encargo de fundar su iglesia. Los feligreses afirman que él informa al Señor de los Temblores presente en la Catedral sobre todos los acontecimientos registrados durante la celebración del Corpus Christi.
El último santo en ingresar a la Catedral es San José, quien según la tradición popular custodia a las imágenes de la virgen María, sobre todo a la Virgen de Belén. Este santo coge de la mano al niño Jesús, a quien envía a poner orden con su cayado cuando nota desorden en la festividad.
La primera santa en ingresar a la Basílica es Santa Bárbara, de quien se dice que era una princesa muy bella, cuyo padre la encerró en una torre para evitar el acecho de los hombres. Este encierro obligado provocó en Santa Bárbara un intenso llanto que, a su vez, motivó una lluvia torrencial acompañada de relámpagos.
La segunda entrada apoteósica al templo mayor corresponde a Santa Ana, a la que se atribuye dones para la cocina y la elaboración de la chicha de jora. Por ello se le considera la “patrona de las picanterías”. Sus devotos afirman que suele estar molesta en los días cercanos al Corpus Christi, debido a que busca al responsable de haberse bebido toda la chicha que preparó.
La Virgen de la Natividad, conocida como “Nati” es la tercera en llegar a la Catedral. Los fieles destacan la sencillez de su vestimenta y que simboliza la honestidad, por lo que es muy venerada en todas las provincias del Cusco.
Portando tres niños sonrientes a sus costados y espalda llega la Virgen de los Remedios, a quien se le encomiendan las mujeres que anhelan salir embarazadas. Es considerada la patrona de la Arquidiócesis del Cusco.
Debido a las joyas que porta, la Virgen Purificada es conocida como “la millonaria”. Pero también se le atribuye el don de la purificación porque lleva sus dos tórtolos en una canastita.
La Virgen de Belén es la patrona jurada del Cusco. Destaca por su rostro risueño y múltiples joyas. Dos semanas antes del Corpus Christi llega a la iglesia de Santa Clara e ingresa al claustro. Los devotos afirman que prepara el más suculento Chiriuchu, potaje regional emblemático de esta festividad.
La última imagen es la Virgen de la Inmaculada Concepción, conocida como “La linda de la Catedral” debido a la belleza de su rosto. Es la anfitriona por residir en el templo mayor. Los feligreses comentan que por las noches sale a visitar a las otras imágenes de la virgen María, entre ellas la Virgen de Los Remedios.
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