12:11 | Trujillo, mar. 5.
El corazón de Ricardo Llerena hierve de pasión cuando habla de marinera. Ni siquiera los -16 grados de temperatura pronosticados para hoy en Quebec, Canadá, donde reside desde febrero del 2018, ha podido enfriar sus ganas de seguir promoviendo la tradicional danza peruana en todo el mundo.
A sus 31 años, el campeón mundial de marinera ha llevado este baile por 16 países de América, Europa y Asia, como parte del equipo del Club Libertad de Trujillo, única institución organizadora del Concurso Nacional y Mundial de Marinera, competencia cuya 62 edición se inició este domingo en el coliseo cerrado Gran Chimú, luego que en el 2021 tuviera que ser cancelado por la pandemia del coronavirus.
Ricardo Llerena inició su aprendizaje en la marinera a los 3 años y subió al podio cuatro años después en la categoría Infantes; era el verano de 1997. Luego volvió a ganar el primer lugar en el 2012 en la categoría Juvenil, convirtiéndose además en campeón mundial de marinera.
Sin embargo, el brillo en los ojos de Ricardo se hace más intenso cuando piensa en proyectos que transformen la marinera en una herramienta inclusiva, un vehículo que permita recorrer a nacionales y extranjeros por nuestra diversa cultura peruana.
Llerena ya tiene experiencia en este tipo de espectáculos. Hasta antes de la pandemia convocaba cerca de 50,000 personas en la plaza de Armas de Trujillo con Marinera en la plaza, una actividad con su firma que buscaba enseñar esta danza en cinco pasos.
En el 2012, cuando Llerena desarrollaba su tesis para graduarse en Ciencias de la Comunicación descubrió que el 70 % de los trujillanos no sabía bailar marinera, y que el 60 % aseguraba que esta danza se debe aprender en la primera etapa de la vida, de lo contrario era imposible.
“Fue en ese momento que yo me propuse a demostrar que bailar marinera era más fácil que la macarena”, dice entre risas. “Si se practica 3 veces por semana, en un año puedes aprender a bailar marinera”, agrega.
Cada año, cientos de personas llegan hasta la plaza de la ciudad para aprender a bailar marinera en cinco pasos, incluso aquellos que consideraron tener dos pies izquierdos para la danza aprendieron con Llerena, quien nunca dudó en compartir su arte con los demás.
Su encuentro con el papa Francisco
Él no lo sabía, pero desde el
Arzobispado Metropolitano de Trujillo veían con buenos ojos la capacidad inclusiva de Ricardo. Fue por esa razón que cuando se anunció la
llegada del papa Francisco a Trujillo se le encargó que liderar la comisión de recibimiento.
“Yo fui al Arzobispado convocado a una reunión para ir definiendo detalles de la edición del Festival de Luces y Colores [espectáculo que se realiza en diciembre y que consiste en armar arbolitos de Navidad en la plaza de Armas de Trujillo]. Yo sabía que el papa venía al Perú y quería felicitar al arzobispo Miguel Cabrejos porque era parte de su gestión, pero cuando estábamos ahí me pidió que le propusiera algo para el recibimiento”, recuerda.
“¿Qué propones?”, le preguntó monseñor Cabrejos. Se quedó helado, no se lo esperaba, pero estaba preparado para responder: “más que una presentación, debemos hacer vivir al Sumo Pontífice una experiencia, donde se combine nuestra cultura con la religión”, le dijo entusiasmado.
“Listo, tú te encargas. Tenemos cinco meses. Puedes usar el Colegio Seminario para ensayar”, finalizó Cabrejos ante la sorpresa y emoción del campeón.
“Por qué yo”, cuestionó Llerena.
“Porque hemos visto tu capacidad inclusiva, de lograr que otras personas participen”, argumentó monseñor.
Desde ese momento, Llerena convocó a todos sus amigos y campeones de marinera que se quieran unir al que él considera el proyecto más importante que ha tenido que liderar hasta el momento.
Fueron 300 personas entre bailarines de Tumbes, Cajamarca, Tacna, Lima; camarógrafos y fotógrafos que participaron ese 20 de enero del 2018 para recibir al papa Francisco, tras su arribo al aeropuerto Carlos Martínez de Pinillos de Trujillo.
Llerena no solo logró liderar una presentación impecable junto a sus compañeros, sino que además hizo participar al papá dentro de la coreografía, y que no sea solo un espectador como en todos los lugares que visita. La emoción, cuatro años después, sigue intacta en Ricardo.
Canadá
En febrero de ese año Ricardo se fue a vivir a Quebec, Canadá, para cumplir su función como papá y a promover la marinera. Allá también enseñó a bailar marinera en cinco pasos e hizo algunas presentaciones, y también es responsable del Concurso Mundial de Marinera en ese país, pero lo que realmente busca Llerena es crear un gran festival peruano que tenga como estandarte a la marinera, y sirva para promover otros bailes tradicionales del Perú, su comida, ropa, artesanía, entre otros.
Ricardo cuenta que está elaborando un proyecto para poder presentarlo al Consejo Nacional de Las Artes, y así promover un festival como el descrito líneas arriba en Montreal, que es también la capital de los espectáculos culturales en Canadá.
Asimismo, el campeón mundial de marinera quiere crear otro festival donde estén involucradas las culturas de varios países, porque en Quebec también hay comunidades importantes de mexicanos, venezolanos, colombianos, hondureños, dominicanos, entre otros.
“Yo bailo marinera y hablo el francés e inglés, que son los idiomas oficiales de Canadá, pero quizás para comunicar mejor necesitan otros elementos y por eso estamos en este proyecto. Vamos a esperar que pase la pandemia o que permitan los espectáculos masivos para poder presentar este proyecto”, asegura.
Mientras espera mejores vientos a sus proyectos, Ricardo está dedicado a ser papá, a la producción audiovisual en la empresa de otro peruano que le ha dado la oportunidad de trabajar con él, y a su labor como voluntario en la Mission Nouvelle Genération, una organización que busca ayudar a personas de bajos recursos ante la pandemia de covid-19.
Llerena también es creador del zapateo trujillano, baile que patentó ante Indecopi y que busca promover este estilo que nace a partir de la marinera. Otra cosa que le apasiona es la improvisación de decasílabos, una habilidad que consiste en armar ritmos con 10 sílabas y que intenta perfeccionar.
Ricardo dice que está retirado de las competencias, pero quizás en cinco años vuelve para intentar ganar una categoría en el coliseo cerrado Gran Chimú; mientras tanto sigue bailando marinera, es su espacio de libertad, de conexión con el Perú. Cree que su hijo, a quien ha enseñado a bailar, participe antes que él o quizás ambos lo hagan el mismo año. “Sería genial”, sonríe con orgullo.
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(FIN) LPZ/MAO
JRA
Publicado: 5/3/2022