La Villa Panamericana de Lima, que albergó a miles de deportistas en los Juegos de 2019, sirve desde hace cinco meses de hospital de emergencia para pacientes con el nuevo coronavirus, donde han recuperado su salud más de 10.000 peruanos.
"Cada paciente que sale de alta es un partido ganado para nosotras”, dice a la AFP Maritza Huapaya, la enfermera jefa de este hospital temporal que abrió el 30 de marzo en un populoso distrito del sur de la capital peruana.
Tras cerrarse los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos el 1 de septiembre del año pasado, los 1.096 apartamentos de la Villa comenzaron a ser reacondicionados para venderlos como viviendas.
Atención a enfermos
Sin embargo, al irrumpir la pandemia en el país en marzo, las autoridades optaron por destinar cuatro de las siete torres del complejo, construido en un predio de 44 hectáreas, a la atención de enfermos con covid-19.
"Ahora estoy yéndome para mi casa después de 33 días. Estoy agradecido a Dios por darme esta oportunidad", dice a la AFP César Sayán, de 64 años, quien fue internado en la Villa con falta de oxígeno en la sangre.
Perú registra más de 660,000 casos de coronavirus y sobre 29,000 decesos. Con 33 millones de habitantes, es segundo en América Latina en contagios, detrás de Brasil, y tercero en decesos, después del gigante sudamericano y México.
Pero es el país con mayor tasa de mortalidad por covid-19 en el mundo (90.48 por cada 100,000 habitantes), según ranking publicado por la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.
"Es nuestro hogar"
A pesar de las altas cifras de mortalidad a nivel nacional, el hospital de la Villa Panamericana, operado por el Seguro Social de Salud, ha perdido a solo 53 pacientes entre los más de 12,000 que ha tenido en estos meses. De alta se han ido más de 10,500 pacientes.
Desde las ventanas de las torres algunos pacientes alientan con aplausos y vivas a los compañeros, que se van a sus hogares tras superar la enfermedad. La Villa tiene a unos 1,600 hospitalizados en todo momento.
Enfermeras con trajes celestes de bioseguridad los llevan en sillas de ruedas hasta vehículos que los trasladan a sus hogares.
María Isabel Velasco, de 97 años, salió de alta este miércoles, mientras unas enfermeras bailaban de alegría al ritmo de cumbia y alzaban globos de colores y un cartel que decía "cree en ti, todo será posible".
"Ella se va totalmente restablecida y lucida", explica a la prensa el director de la Villa Panamericana, Carlos Olivera. Más de 1,000 personas, entre ellos 325 médicos y 354 enfermeras, trabajan en este hospital de emergencia situado en el populoso distrito de Villa El Salvador, al sur de Lima.
"Esto en un pueblito que se ha convertido en nuestro nuevo hogar", comenta la enfermera Huapaya, quien vive desde marzo en la Villa Panamericana. "La Villa es vida", destaca la enfermera, de 53 años.
Con un presupuesto de 107 millones de dólares, la empresa chilena Besalco comenzó a construir en los últimos meses de 2017 este complejo de edificios, con capacidad para hospedar a casi 10,000 deportistas, entrenadores y otros miembros de delegaciones.
"Todavía estoy viva"
En la actualidad, la Villa Panamericana tiene 1,391 camas ocupadas, pero su capacidad es de 1,730 camas. Posee también una sala de observación con 100 camas, de las que están ocupadas 94.
Una vez que superan la enfermedad, los pacientes guardan una cuarentena de 14 días antes de volver a sus hogares. Por este hospital de emergencia también han pasado 121 pacientes extranjeros, en su mayoría venezolanos.
Sin embargo, la Villa no tiene unidad de cuidados intensivos, por lo que los pacientes más graves son derivados a otros centros del Seguro Social, entre ellos el hospital Guillermo Almenara, en el distrito de La Victoria, la zona central de Lima.
En Perú la letalidad de los pacientes con coronavirus en unidades de cuidados intensivos ha rondado el 50%, el doble que en el vecino Chile. Por ello, quienes superan la dura experiencia piensan que se salvaron por milagro.
"Agradezco a Dios que mis ojos los pueden ver a ustedes, ver esas paredes alegra mi vida, todavía estoy viva”, dice a la AFP Mariana Encalada, de 55 años, mientras se prepara para abandonar el hospital Almenara.
"Estoy feliz porque mi mamá ya va a poder estar con nosotros. Ha sido muy difícil, pero ya la tengo acá conmigo (...). Esto me ha enseñado a valorar más a mi familia", declara emocionada su hija Mariana, de 23 años. El Almenara tiene 450 pacientes con coronavirus, de ellos 62 en cuidados intensivos.
"A todos los pacientes Dios le da otra oportunidad para poderse encontrar con sus familiares y que salgan airosos de la enfermedad", dice la enfermera Maritza Díaz, de 54 años.