La Navidad está a la vuelta de la esquina y la necesidad apremia. Valeria Cruz Pérez (43) instaló una mesa y sobre ella ordenó sus herramientas, pinturas, pinceles y demás insumos para poner manos a la obra, y, de esa forma, generar recursos. Ella se dedica a la restauración de los tradicionales "niños Manuelito", personaje principal del nacimiento cusqueño.
Hasta antes de la emergencia sanitaria,
la comerciante cusqueña alquilaba parte de una casona de la calle Hospital, en el centro histórico de la ciudad del Cusco, para sus tres hijos, como almacén de mercadería y lugar para trabajos de curaduría de imágenes. "El alquiler era caro y con la pandemia del
covid-19 ya no se puede", lamentó.
La propagación del virus la desplazó, como a muchos, hacia la salida de la Ciudad Imperial por la vía Cusco-Abancay; allí, a pocos metros del arco de Tica Tica, declarado Patrimonio Cultural de la Nación por el Ministerio de Cultura, instaló su nuevo centro de operaciones.
Sobre el mueble, cerca de la paleta de pintura, están sus trenzas, que se las cortó para hacer los cabellos del niño Jesús por nacer. "Es cabello natural, es mío. Con cabello largo sale mucho mejor el trabajo", comentó a la Agencia Andina.
Mientras relata su azarosa vida junto a su esposo, obrero de construcción, Sebastián, el último de sus hijos, hace la tarea sobre un banco. Ambos se acompañan por estas fechas en las que llueve.
Feria de Santurantikuy
Durante la semana ya recibió a algunas personas que llevaron a "curar" a sus niños. Valeria recomendó que lo hagan cuanto antes y no esperar a última hora.
Cientos de artesanos no podrán ocupar la plaza mayor de la ciudad del Cusco para la tradicional feria de Santurantikuy; el Comité Provincial de Seguridad Ciudadana (Coprosec) adelantó que se evalúa abrir espacios abiertos en distritos cusqueños.
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(FIN) PHS/JOT