Una de las pruebas más duras que le tocó vivir a Jorge Mario Bergoglio, antes de convertirse en el Papa Francisco, fue el problema de salud que lo afectó a los 21 años de edad y que obligó a los médicos a extirparle el lóbulo superior del pulmón derecho.
Este problema de salud quizás haya sido para Francisco una de aquellas pruebas que, según las creencias católicas, Dios nos pone en el camino para que nuestra fe en él se fortalezca.
Afortunadamente para el Santo Padre, la lobectomía que le practicaron no incidió en sus condiciones de vida y le ha permitido mantenerse activo siempre.
A decir del neumólogo de EsSalud, José Pineda, un paciente es sometido a una lobectomia cuando parte de su pulmón resulta dañado por una infección y también en el caso de la presencia de quistes causados por parásitos.
"Pero la extirpación de uno de los tres lóbulos que tiene el pulmón no le resta mucho a la persona porque tendrá suficiente aire para vivir como siempre. Inclusive si a alguien se le retira todo un pulmón y se queda solo con uno, vivirá muchos años, aunque en ese caso si tendrá algunas restricciones, ya que no podrá correr ni ejercitarse demasiad0", explicó a la Agencia Andina.
El galeno agregó que hay que considerar que en la época en que el Santo Padre fue operado - a inicios de la década del 60 - no habían antibióticos tan buenos y fuertes como para combatir una infección pulmonar eficientemente, por lo que se optaba en muchos casos por la operación.
Otra de las causas que podían motivar la extirpación pulmonar es el cáncer en ese órgano, aunque en el caso de una persona joven, como era en ese entonces el Papa Francisco, ese problema de salud es poco probable.
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(FIN) NDP/ART
JRA
Publicado: 10/12/2017