El gobierno argentino expresó este jueves una "protesta enérgica" por la realización de ejercicios militares del Reino Unido en las Islas Malvinas, cuya soberanía reclama el país sudamericano.
"Argentina rechaza en los términos más contundentes la realización de estas maniobras navales, aéreas y militares en territorio argentino ilegítimamente ocupado por el Reino Unido, que constituyen una injustificada demostración de fuerza", indicó un comunicado de la cancillería.
Según el parte, titulado "Protesta enérgica de la Argentina", en el ejercicio realizado en julio intervinieron "el buque patrullero HMS Forth, la Compañía de infantería británica A y la aeronave A400M junto a los Typhoons de la 1435 Flight de la RAF, que forman parte del despliegue militar de ocupación ilegal del Reino Unido en las Islas Malvinas".
Daniel Filmus, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur del gobierno de Alberto Fernández, aseguró que "los ejercicios británicos violan todas las recomendaciones aprobadas por las Naciones Unidas y por los acuerdos de los países con costas en el Atlántico Sur".
"Argentina reitera el llamado al Reino Unido a no realizar acciones militares en la región y a retomar las negociaciones diplomáticas por la soberanía en las islas en las condiciones que establece la resolución 2065 de la ONU", afirmó el funcionario.
En busca de una solución pacífica
En el parte, se recuerda que la ONU y otros organismos internacionales han instado "tanto a la Argentina como al Reino Unido a reanudar las negociaciones, a fin de encontrar una solución pacífica y definitiva a la disputa de soberanía" del archipiélago en el Atlántico Sur.
Argentina reclama la soberanía de las Malvinas, ocupadas por Gran Bretaña desde 1833. El diferendo llevó a ambos países a enfrentarse en una guerra en 1982, que se prolongó 74 días y terminó con la rendición del país sudamericano. En el conflicto, murieron 649 argentinos y 255 británicos.
El gobierno argentino insistió en que seguirá "manteniendo su rechazo a la presencia militar británica en el Atlántico Sur, bregando por el apoyo internacional, (...) bajo la premisa de que esa presencia es contraria a la política de la región de apego a la búsqueda de una solución pacífica para la disputa de soberanía".