Aunque la pandemia afectó diversas actividades en el país, María del Carmen Sacasa, representante del Programa de las Naciones Unidos para el Desarrollo, afirmó que continuaron sus labores en favor de poblaciones vulnerables como las comunidades nativas y la población femenina de todos los estratos.
El PNUD tiene un amplio espectro de labores en naciones como el Perú. ¿Cuántos programas desarrolla actualmente en el país?
–El año pasado logramos integrar a más de 280 instituciones en 21 regiones del país, en el desarrollo de más de 40 proyectos a escala nacional, conectando los puntos entre temáticas que en el pasado tenían pocas oportunidades de encuentro. Este ha sido un importante valor agregado de nuestra cooperación durante la pandemia. Por ejemplo, por medio de nuestras plataformas de Amazonía pudimos integrar y fortalecer servicios vinculados con la protección social, la inclusión económica y la prevención sanitaria en más de 300 comunidades indígenas.
– ¿Cuál es la importancia de organismos como el PNUD en una emergencia como la pandemia que ha golpeado naciones sin distinción?
– El PNUD ha sido nombrado como líder del sistema ONU para la recuperación socioeconómica ante los impactos del covid-19. En este escenario, nuestro mandato es brindar soporte a los países para resurgir mejor y más fuertes. Esto implica dejar de aspirar a ‘volver a la normalidad’, y más bien, a utilizar este escenario de crisis como una oportunidad para reimaginar nuestras trayectorias de desarrollo.
–¿Qué condiciones deben existir para lograr ese objetivo en el corto, mediano y largo plazo?
–Primero, hay que entender al covid-19 como una crisis de desigualdad, en la que las personas que ya eran vulnerables se llevan la peor parte. Por ello, el PNUD trabaja con el Estado a fin de combinar conocimiento territorial con innovación para abordar los desafíos específicos de los sectores con mayor vulnerabilidad. Segundo, debemos reconocer que la pandemia no ha puesto en pausa otras crisis emergentes. El cambio climático, en particular, se complejiza fuera de los reflectores, pero sus impactos continúan sintiéndose en el territorio. Y tercero, en un contexto de alta volatilidad e incertidumbre, nuestros procesos de aprendizaje, dentro y entre organizaciones de desarrollo, deben acelerarse. Incluso dos o tres meses de distancia entre data e intervención pueden llevarnos a tomar decisiones equivocadas.
–El Perú pasa por una etapa electoral y el PNUD no ha detenido su trabajo incluso en este ámbito. ¿Puede detallar algunas iniciativas?
–Hemos desplegado nuestros esfuerzos para apoyar a formar liderazgos de poblaciones históricamente excluidas, como las mujeres, indígenas y jóvenes. Así, nace Redpública, que aspira a ser una plataforma de cocreación cívica en la que la ciudadanía pueda acceder a información fiable, debatir sobre las decisiones que se toman y proponer nuevas soluciones a los desafíos compartidos. También es clave el combate contra la infodemia y las fake news. Ante este desafío, el PNUD ejerció un papel integrador, promoviendo la plataforma Ama Llulla, a la que se sumaron diversos medios nacionales aunados por su interés de generar una comunidad de fact-checking que cumpla con los mayores estándares a escala global, asegurando la mayor rigurosidad posible en el proceso.
–El 28 de julio tendremos un nuevo gobierno. ¿Qué prioridad debe tener en los pueblos originarios?
–Sabemos que, debido a la limitada oferta de servicios públicos y financieros, los desafíos socioeconómicos de las comunidades indígenas se han profundizado. Sin embargo, hay vacíos de información con respecto a qué tan grandes han sido los retrocesos, lo que imposibilita tomar decisiones de política adecuadas al escenario actual. Creo que un primer gran reto para el Gobierno siguiente será justamente ese, asegurar que se visibilicen los nuevos desafíos que han emergido en territorios indígenas durante la pandemia, y conectar con el ecosistema de innovación para brindar soluciones diferenciadas de manera ágil.
– El Gobierno tiene la responsabilidad principal de lograr avances en todos los campos mencionados. ¿Cuál es el papel que le corresponde al sector privado?
– El sector privado siempre ha sido un importante actor para el desarrollo, pero su compromiso con un abordaje más integral de las problemáticas sociales, ambientales, económicas y políticas ha ido en aumento. El covid-19 es un claro ejemplo de que una crisis no puede ser asumida por un solo actor. Al respecto, las alianzas con entidades privadas son claves para responder con maneras más flexibles e innovadoras a los desafíos que atravesamos.
Impacto en las mujeres
María del Carmen Sacasa alertó que los impactos de la pandemia no han sido neutrales frente al género. Una medición que hizo el PNUD con ONU Mujeres, en América Latina, indicó que 50% de las medidas adoptadas por los gobiernos para abordar los impactos sociales y económicos del covid-19 fueron sensibles al género, y es la prevención y abordaje de la violencia contra las mujeres la problemática que concentra la mayor proporción de medidas.
Sin embargo, el impacto de la pandemia en el trabajo de las mujeres ha sido drástico, en comparación con los hombres. Un reciente estudio del BID e INEI en Lima Metropolitana reveló que el año pasado el empleo femenino cayó 14.7%, mientras que para los hombres la caída fue de 113%.
Desde antes de la pandemia, el 57.3% de las mujeres se desenvolvía en trabajos vulnerables, frente al 44.6% de los hombres. De hecho, las mujeres, además, tenían las tasas de ocupación más bajas: 9.4 millones de hombres y 7.4 millones de mujeres ocupadas en el país.
“Esto se puede relacionar con múltiples desigualdades, como el trabajo de cuidados no remunerados, pero también está la otra pandemia a la sombra: la violencia contra ellas”, dijo.
(FIN) DOP
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Publicado: 28/4/2021