Conoce a continuación cuáles son estas expresiones en las que confluyen fe, misticismo, tradiciones y costumbres muy arraigadas en la población, las cuales se sostienen y difunden por generaciones, contribuyendo a fortalecer la identidad de la población de cada una de las localidades donde se celebra la Semana Santa.
La narrativa oficial construida alrededor de la festividad remite sus orígenes a la época virreinal, afirmándose al mismo tiempo que esta es realizada de manera ininterrumpida, desde hace más de 150 años. En ese sentido, se invoca un trasfondo histórico de alcance colonial, al mismo tiempo que se hace referencia a un horizonte temporal más cercano y situado a mediados o finales del siglo XIX.
Los ornamentos de cera que adornan el anda procesional del Señor de la Resurrección, son elaborados por talleres familiares especializados en el arte tradicional de la cerería, expresión cultural que se remite a la época colonial y que se encuentra declarada como Patrimonio Cultural de la Nación.
En cada esquina de la plaza de Armas se hace una estación, rindiendo tributo a la imagen con cánticos y alabanzas, incluyendo la última de las paradas, donde se produce la cesión de la mayordomía al mayordomo de Pascua de Resurrección que ha sido escogido para el próximo año.
La norma promulgada por el Ministerio de Cultura precisa que quedan excluidas de sus alcances al velay toro, al jala toro y al pascua toro en su versión contemporánea; a la aglomeración masiva de personas en la plaza de Armas asociada al consumo de bebidas alcohólicas; y la imitación de acciones festivas correspondientes a manifestaciones del patrimonio cultural inmaterial de otros países.
Sobre estos aspectos, el Ministerio de Cultura ha hecho hincapié en el compromiso de las autoridades y comunidades de portadores en hacer frente a estas problemáticas, ya que su continuidad y desborde podrían cuestionar la condición de la Semana Santa de Ayacucho como Patrimonio Cultural de la Nación, y motivar que se revoque la declaratoria.
Semana Santa en Pampacolca
El 26 de julio de 2021 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación la Semana Santa de Pampacolca, uno de los 14 distritos de la provincia de Castilla, departamento de Arequipa, por tratarse de una festividad en la que se ve reflejada un original proceso de sincretismo a través de elementos como la veneración y el respeto hacia las varas, la división simbólica del espacio en mitades complementarias.
Asimismo, por la estructuración de un complejo sistema ritual y de organización social en torno al armado de los montes altares, aspecto especialmente característico de esta festividad cuya forma y función evidencian la profunda devoción de sus portadores, y cuyos elementos decorativos remiten a una celebración de la fertilidad y la abundancia.
La celebración de la Semana Santa en Pampacolca empieza con el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Pascua, ajustándose al calendario litúrgico católico. Sin embargo, la celebración local de esta festividad religiosa incorpora una serie de elementos distintivos, y que se observan principalmente en tres aspectos profundamente entrelazados: el sistema de autoridades tradicionales, la división ritual del espacio, y la construcción de monte altares.
El sistema de autoridades tradicionales que interviene en las celebraciones de la Semana Santa está compuesto por los altareros, los padrinos, los alcaldes y los denominados barones o judíos.
Para la realización de la Semana Santa en Pampacolca, el espacio y la población local se organiza en cuatro secciones denominadas cuarteles, definidos por el cruce de las calles 28 de Julio y Castilla en el centro de la localidad. Esta división simbólica del espacio, específica a la celebración religiosa, responde a una estructura de mitades complementarias que se ve expresada en el uso de los términos arribeños y abajeños para denominar a quienes viven para arriba o para abajo de la calle 28 de Julio, respectivamente. Cada cuartel es autónomo y encabezado por sus altareros, que se encargan de construir un monte altar por cada cuartel.
Por otro lado, las comunidades campesinas de Río Blanco y Tuhuallque participan de manera organizada en la Semana Santa, representadas por sus alcaldes que tienen a su cargo la construcción de un monte altar en la portada principal de la Iglesia Matriz de Pampacolca.
Los actos festivos de la Semana Santa de Pampacolca inician el Domingo de Ramos con la bendición de palmas y ramos de plantas silvestres en el frontis de la casa parroquial, acto con el que se recuerda la entrada de Jesús a Jerusalén. Tras esto, se hace una procesión alrededor del perímetro de la plaza del pueblo, culminando con la realización de un acto litúrgico en la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción o Iglesia Matriz.
En paralelo, altareros y alcaldes elaboran en sus locales grandes cantidades de chicha, bebida fermentada a base de güiñapo de maíz negro y blanco, que se compartirá con los participantes en el transcurso de los próximos días. Cabe resaltar que los espacios e implementos para elaborar la chicha son sahumados con incienso, sebo de llama y hojas de coca, acto ritual con fines propiciatorios.
El Lunes y Martes Santo son fechas de carácter preparativo en que altareros y alcaldes coordinan los últimos detalles para la construcción de los monte altares en los días próximos. Esto incluye el aprovisionamiento de víveres para brindar la atención correspondiente a sus colaboradores y el juntado de ramas para el amarre de los montes altares. Esta última actividad, a cargo de los altareros de cada cuartel, tiene lugar el Martes Santo y consiste en el cortado y traslado de ramas silvestres. Por la noche, la imagen del Cristo Columna es sacada en procesión alrededor de la cuadra circundante a la Iglesia Matriz.
El Miércoles Santo por la mañana los altareros y sus respectivos padrinos reciben los materiales que utilizarán para la construcción de sus montes altares, haciendo el respectivo sahumado con incienso y la t’inka o brindis para propiciar que las labores se desarrollen sin contratiempos ni accidentes. Tras ello se cavan hoyos en la tierra para la colocación y amarre de los empalmes. En paralelo, los alcaldes de las comunidades de Río Blanco y Tuhuallque, con el respaldo de sus padrinos y comuneros, dan inicio al juntado de ramas para la construcción del monte altar a su cargo, acopiando todo el material en la portada de la Iglesia Matriz.
A partir de esta fecha, y hasta que culmine la Semana, excepto por el Viernes Santo, los alcaldes organizarán el lavado de la vara, acto ritual que toda persona que visita el local de recepción de cada comunidad realiza, tinkando la vara que ha sido colocada en un altar especial, brindando con ella y sahumándola con incienso en señal de cariño y respeto.
El Jueves Santo por la mañana los altareros continúan con la construcción de sus montes altares, haciendo nuevamente el sahumado con incienso de todos los materiales e implementos para luego culminar con la colocación de empales y travesaños. Ya por la tarde, se inicia la construcción de la estructura escalonada central del monte altar.
Los alcaldes, por otro lado, comienzan desde muy temprano con la construcción del monte altar en la portada principal de la Iglesia Matriz, quedando la colocación de los empalmes del lado derecho a cargo de la comunidad de Río Blanco y los del lado izquierdo a cargo de la comunidad de Tuhuallque. Tras finalizar estas labores, los alcaldes junto con sus esposas y padrinos realizan la t’impa, intercambiando libaciones rituales y agradeciendo a quienes participaron en la construcción del monte altar.
En simultáneo, en los locales de altareros y alcaldes se confeccionan los huallupes, y se adornan las cruces o calvarios, elementos que serán luego llevados a sus respectivos monte altares para el cuajado. Por la noche, se celebra la misa vespertina del Señor del Santo Sepulcro y la adoración al Santísimo Sacramento.
El Viernes Santo inicia con la preparación en los locales de altareros y alcaldes del amargo, bebida a base de hierbas amargas molidas en batán y cuyo jugo es luego mezclado con aguardiente o cañazo. Esta bebida, de acuerdo con la tradición local, representa la hiel o amargura del Señor, y es ofrecida a cada uno de los asistentes como una forma de ayudarlo en el suplicio que atravesará este día.
Seguidamente, finaliza la construcción y cuajado de los montes altares con la colocación de los huallupes, los arcos o alhajas, y las cruces en sus paredes. Sobre estas últimas, las comunidades de Río Blanco y Tuhuallque colocan tres cruces a cada lado del monte altar de la Iglesia Matriz. Sobre los huallupes, se procura colocar hacia el frente a aquellos confeccionados con frutas más coloridas. Los montes altares completamente cuajados se convierten en estructuras sumamente vistosas que emanan un fuerte aroma a hierbas y frutas, para el deleite de la imagen del Señor del Santo Sepulcro.
Durante la mañana, al interior de la Iglesia Matriz los barones o judíos hacen el armado del Calvario, representación de la crucifixión. Para ello se coloca una gran cruz frente al altar del templo y se saca a la imagen del Cristo de la Agonía de su urna, retirando su túnica y limpiándola antes de subirla a la cruz. La escena se completa con la colocación a los lados de la cruz de las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Bautista.
Por la tarde, jóvenes y niños recorren las calles de Pampacolca haciendo sonar grandes matracas de madera, convocando a la población a los actos litúrgicos. Tras esto, se realiza la ceremonia del descendimiento, consistente en el desmontaje del Calvario. Las imágenes de la Virgen de los Dolores y San Juan Bautista se colocan en sus respectivas andas mientras la imagen de Cristo es retirada de la cruz, limpiada, y vestida con una túnica especial antes de ser puesta en la urna hecha de pino y vidrio.
La procesión del Señor del Santo Sepulcro inicia a las siete de la noche del Viernes Santo, antecedida por el sonido de las matracas que anuncian su paso. La comitiva es presidida por uno de los alcaldes según el acuerdo tomado previamente entre ambos. A este le sigue la imagen de San Juan Apóstol, cargada por un grupo de jóvenes que hacen correr a la imagen, haciéndola adelantar y retroceder, anunciando la proximidad del Santo Sepulcro. Les siguen las autoridades de Pampacolca, el segundo alcalde, el párroco, y la urna del Señor del Santo Sepulcro que es cargada por los cuatro barones o judíos. Por detrás de la urna va una banda de músicos y, finalmente, la imagen de la Virgen de los Dolores que viste de luto. El recorrido es acompañado por vecinos devotos con velas en mano, reservistas del ejército que flanquean la urna, y miembros de la antigua Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro.
Concluida la procesión, y siendo ya Sábado Santo, inicia el desate de los montes altares, acto mediante el cual tanto altareros como alcaldes proceden a su desarme con el apoyo de padrinos y colaboradores. Los alcaldes aprovechan este momento para expresar su agradecimiento a los miembros de las comunidades por el esfuerzo hecho, refiriéndose a ellos de manera afectiva como “niñitos palomas”, para luego retirarse a sus locales de recepción. Ya ahí, en el transcurso de la madrugada, tendrá lugar la visitación, acto ritual de confraternidad en que los alcaldes, junto a sus padrinos y familiares, se visitan mutuamente para hacer conjuntamente el sahumado de sus varas y compartir momentos de baile y celebración.
Las actividades del Domingo de Pascua o Domingo de Resurrección comienzan por la madrugada con la misa de resurrección, seguida de la procesión del Santísimo Sacramento por el perímetro de la plaza de Pampacolca, liderada por los alcaldes y flanqueado por varones que portan los empalmes de pascua.
El Santísimo, resguardado en su Custodia, se detiene en la puerta lateral del templo donde se ubica el altar de pascua, confeccionado por personal designado por la Municipalidad de Pampacolca, para luego retornar a la Iglesia Matriz. Tras la procesión, tiene lugar un baile general en que altareros y alcaldes se dividen en seis grupos, acompañados de sus respectivas bandas de músicos o equipos de sonido. En este momento se da lectura al testamento de Judas, texto escrito voluntariamente por pobladores locales que hace burla y crítica de las autoridades de Pampacolca, y la quema del muñeco que lo representa.
Asimismo, los alcaldes repiten la visitación del Sábado Santo pero esta vez en la plaza del pueblo, donde también se realiza el ritual de la t’impa. Hacia el mediodía todas las autoridades se han retirado a sus locales para compartir el almuerzo de pascuas y hacer el desate de los empalmes de pascuas usados durante la procesión. Por la tarde, los altareros salientes realizan la entrega de cargo a los nuevos altareros, mientras que los alcaldes se desplazan con sus acompañantes al sector denominado “Joto” donde realizan el despacho de sus cargos. Esta actividad se extiende hasta el lunes con el retorno a sus comunidades respectivas, culminando así las celebraciones de la Semana Santa.
Semana Santa de Chancay
Esta festividad, celebrada en el distrito de Chancay, provincia de Huaral, departamento de Lima, fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, el 22 de mayo de 2018 por congregar a numerosas organizaciones religiosas, sociales, familias y devotos de todas las edades que organizan y participan en el culto de las distintas imágenes que protagonizan numerosas procesiones y actividades asociadas; y por tratarse de una fecha en que el fervor religioso de los chancayanos se integra a su memoria histórica, en la cual las imágenes religiosas tienen un rol como protectoras del pueblo.
La Semana Santa se inicia tradicionalmente en Chancay el Viernes de Dolores, viernes previo al Domingo de Ramos, día en que se rinde homenaje a la Virgen de los Dolores, también conocida como Virgen de la Amargura, Virgen de la Piedad, Virgen de las Angustias o La Dolorosa, todas ellas advocaciones que representan los dolores de la Virgen María ante el sufrimiento de su hijo. Si bien dentro de la cronología de la Semana Santa la muerte de Jesús se conmemora el Viernes Santo, a la Virgen de los Dolores se le celebra desde la semana previa y su culto continúa a lo largo de los días siguientes.
De acuerdo a la tradición oral local, la Virgen de los Dolores de Chancay fue hallada por unos pescadores dentro de una caja de madera, entre las peñas de la playa Chorrillos, en el siglo XVI. En la actualidad la imagen es resguardada en su santuario, donde antiguamente se encontraba el Convento de San Buenaventura. El Viernes de Dolores, a partir de las cinco de la tarde, se inicia la procesión de la Dolorosa, que es acompañada por las autoridades de la localidad y centenares de fieles, quienes recorren las principales calles de la ciudad. La procesión de la Virgen de los Dolores tiene un sentido especial para sus devotos, quienes no solo expresan su fe individual o en familia, sino que reavivan la memoria colectiva que designa a la Virgen como guardiana de la comunidad chancayana a partir de la Guerra del Pacífico.
El Domingo de Ramos se representa la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, a su regreso luego de cuarenta días en el desierto. Este día tiene como imagen central al Señor del Triunfo, que protagoniza una concurrida procesión. Los devotos llevan margaritas y albahaca de olor, cultivadas con meses de anticipación en la zona, ofrendas tradicionales en los cortejos de la Semana Santa de Chancay. Culminada la procesión, la cuadrilla de cargadores y la banda de música son agasajadas con una merienda ofrecida por los devotos, consistente en una bebida de chocolate caliente y el tradicional chancay, biscocho dulce de elaboración artesanal de esta localidad, cuyos orígenes se remontan a fines del siglo XIX.
La procesión del Señor del Triunfo es liderada por los pobladores del centro poblado de Quepepampa, anexo rural del distrito, quienes de esta manera se integran a las agrupaciones religiosas urbanas que históricamente se han dedicado a organizar la Semana Santa en Chancay. Los quepepampinos le otorgan un rol de protector al Señor del Triunfo pues le atribuyencomo milagro el haber conservado sus tierras frente a las amenazas de los hacendados locales.
El Lunes Santo, en el santuario de la Virgen de los Dolores se realiza la Eucaristía en honor al Señor de la Agonía. Esta imagen se caracteriza por poseer un corazón latiente (en movimiento), que se aprecia cuando el Cristo se encuentra crucificado en la Cruz. Un aspecto particular de esta ceremonia es que ésta culmina con el descendimiento de la imagen, que es llevada desde el altar hasta sus andas. Este traslado está a cargo de los miembros de la Asociación del Señor de la Agonía de Chancay, devotos cargadores y sahumadores, comunidad organizada en torno a esta devoción desde hace aproximadamente ochenta años. Una vez en sus andas, el Señor de la Agonía sale en procesión acompañado de la Dolorosa, a su derecha, y del apóstol San Juan, a su izquierda.
El Martes Santo por la noche se realiza la celebración en honor a Jesús Nazareno, la cual se inicia con la misa y continúa con la procesión de la imagen, actividad organizada por los devotos agrupados en la Hermandad de Jesús Nazareno y la familia Cotrina Timana, herederos de los arrieros de la hacienda de Quepepampa. La Virgen Dolorosa sale de su santuario para darle el encuentro al Jesús Nazareno, rememorando el pasaje bíblico en que Jesús y su madre se encuentran en la Calle de la Amargura. Las imágenes recorren juntas las principales calles de la ciudad hasta llegar al santuario de la Virgen Dolorosa, donde ambos permanecen hasta el día siguiente.
El Miércoles Santo sale en procesión nuevamente el Señor de la Agonía, siendo este su día principal. También conocido como el Señor de los Frutos, el anda del Señor de la Agonía es decorada con gran cantidad de ofrendas, destacando precisamente las frutas, muchas de ellas producidas en el propio valle de Chancay, así como flores, cirios y ramas de palmeras. Acompañando al Señor de la Agonía participa las imágenes del Señor de la Humildad, el Señor de los Azotes y la Virgen de los Dolores. Las cuadrillas se organizan según el rango de edad de los cargadores: el Señor de la Humildad va en un anda pequeña y es cargada por niños de entre los 10 y 13 años; el anda del Señor de los Azotes es cargada por muchachos que van desde los 13 hasta los 17 años y, a partir de los 18 años, los jóvenes ya están preparados para cargar el anda mayor, la del Señor de la Agonía, la misma que pesa más una tonelada.
El Jueves Santo, en la iglesia de la Virgen Inmaculada Concepción, se realiza la ceremonia del lavado de pies, en la cual el sacerdote realiza lo propio a doce personas. Este rito rememora el pasaje en que Jesús lava los pies a sus apóstoles después de la última cena. Al finalizar el rito se realiza la procesión del Santísimo Sacramento al interior del templo, al término de la cual es guardado en una urna de plata en el altar. El altar es cuidadosamente preparado para esta ocasión por la Asociación de los Sagrados Corazones y Adoración Perpetua del Santísimo Sacramento del Altar, a cargo del culto al Santísimo Sacramento. Las llaves de la urna son entregadas en custodia al alcalde de Chancay hasta el día siguiente.
Por otro lado, a lo largo de la noche y hasta el mediodía siguiente, los fieles realizan la vigilia de adoración a la imagen de Jesús Sacramentado, conmemorando el pasaje en que Jesús fue sentenciado a morir en la Cruz. La veneración al Santísimo Sacramento se realiza por turnos, en los que cada hermandad o comunidad le rinde homenaje hasta que a las seis de la mañana los miembros de la Sociedad del Santo Sepulcro y Auxilios Mutuos llegan al templo para sacar al Señor de su urna y alzarlo en su Cruz, ubicada al centro de la iglesia.
El Viernes Santo se conmemora la muerte de Jesús; por ello, la Virgen de los Dolores viste de luto. Al mediodía se realiza el Sermón de las tres horas o Sermón de las siete palabras de Cristo, sermón originario de la Semana Santa del Centro Histórico de Lima. El día continúa con la comunión, la adoración de la Cruz donde murió Jesús y la ceremonia del descendimiento. Esta ceremonia se caracteriza por su gran realismo, ya que la imagen tallada del Señor del Sepulcro posee los brazos articulados.
Luego de la ceremonia del descendimiento, el Señor del Sepulcro es presentado ante su madre y luego es trasladado al sepulcro. Una vez allí, las llagas y heridas del cuerpo del Señor son limpiadas con algodones por sus devotos, quienes se llevan consigo los paños utilizados como recuerdo y como vehículo de fe para la curación de enfermos. Luego de ello, el anda del Señor sale en procesión, paso que se caracteriza por su solemnidad, siendo acompañado por la banda de música que entona marchas.
El Sábado Santo, antes del mediodía, en la iglesia de la Virgen Inmaculada Concepción se realiza la Procesión del Silencio, en la cual la Virgen de los Dolores regresa a su santuario acompañada por sus devotos, quienes, a través de sus rezos la acompañan en su soledad. La Vigilia Pascual se inicia a las ocho de la noche y dura aproximadamente tres horas. Los fieles ingresan al templo que se encuentra oscuro y participan en el pregón pascual, en el paso de las tinieblas a la luz, en la renovación de las promesas bautismales y en la bendición del agua que se utilizará a lo largo del año. A su salida, los creyentes llevan consigo agua para bendecir sus hogares.
El Domingo de Gloria, también conocido como Domingo de Resurrección, se inicia en la madrugada con la celebración eucarística en honor al Señor de la Resurrección, luego de lo cual se realiza la procesión del Señor Resucitado, imagen que es trasladada a un lugar ubicado en la plaza de armas de Chancay, conocido como el monte, en remembranza del lugar donde fue enterrado Jesús. Personas de todas las edades se levantan muy temprano para presenciar las actividades del día, mientras que los devotos se amanecen preparando las andas. Los recorridos procesionales del Domingo de Resurrección continúan con los pasos de María Magdalena, San Pedro, San Juan Evangelista y la Virgen de los Dolores.
El cortejo inicia con la representación de la visita de María Magdalena a Jesús y culmina con el momento en que la Virgen de los Dolores recibe la noticia de la resurrección de su hijo, momento que se expresa con la caída del manto negro de la Virgen, que queda vestida de blanco. A partir de este momento, el ánimo de los devotos se transforma, volviéndose festivo y alegre. La celebración del Domingo de Resurrección culmina con la quema de castillos, fuegos artificiales, bombardas, cohetes y bailes de marinera.
Semana Santa de Catacaos
En la resolución del 12 de febrero de 2018, que declara a la la Semana Santa de Catacaos, región Piura, como Patrimonio Cultural de la Nación, el Ministerio de Cultura destaca que esta tradición es una festividad que condensa el fervor religioso con el relato histórico y la reivindicación étnica.
En ese sentido, afirma que la Semana Santa de Catacaos es una tradicional celebración que configura un universo cultural por medio del cual la población cataquense expresa su devoción católica, su herencia prehispánica y su afirmación de tallanidad como símbolos de orgullo e identidad.
La Semana Santa de Catacaos inicia el Viernes de Dolores, a cargo de la Cofradía de Devoción de la Virgen Dolorosa de la Soledad. Estas empiezan con la reunión de los miembros de la cofradía en casa de su procurador, desplazándose al Templo San Juan Bautista de Catacaos para celebrar la misa en honor a la imagen de María Dolorosa de la Soledad, acompañados por una banda de músicos.
La imagen ha sido vestida de luto, adornada con joyas de oro y plata, y colocada sobre su anda. Tras la misa, es sacada en procesión, pasando frente al Palacio Municipal para luego quedarse en el local de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro. Desde aquí será sacada nuevamente en procesión por la tarde para el Vía Crucis a cargo de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro, culminando con su retorno al templo.
Al día siguiente por la mañana, un grupo de miembros de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro se reúne en la Plaza de Armas de Catacaos, portando machetes y escaleras, para dirigirse a la parcela de una familia del distrito de Cura Mori, de la cual extraerán las palmeras a usar durante el Domingo de Ramos.
En el Domingo de Ramos se desarrollan dos liturgias, por la mañana y por la tarde, consistentes en la concentración para la Bendición de Palmas en distintas locaciones, y el posterior desplazamiento al Templo San Juan Bautista de Catacaos para celebrar la misa. En ambas liturgias se hacen presentes los miembros de las cofradías, incluyendo al Doliente y al Depositario, junto a los feligreses.
La liturgia de la mañana comienza con la concentración de asistentes en la Capilla Virgen de las Mercedes del barrio Pueblo Nuevo. La liturgia de la tarde se da en la Capilla San Miguel Arcángel del sector Monte Sullón, desde la que parte la Procesión del Señor Triunfante o Señor de Ramos, cuya imagen es trasladada sobre el lomo de una burrita blanca. Estas actividades son coordinadas por la Sociedad del Señor de Ramos, que hacia la década de 1980 todavía se mantenía como cofradía.
El Jueves Santo y el Viernes Santo son los días principales de la Semana Santa de Catacaos. En el Jueves Santo se recuerda la última cena y la negación de Pedro, estando las celebraciones de ese día dedicadas al Santísimo y a cargo de la Cofradía Jurada del Santísimo Sacramento.
El Viernes Santo se revive la muerte de Jesús en la Cruz; siendo conducidas las actividades de ese día por la Cofradía Jurada del Santo Cristo y centradas alrededor del Cristo Yacente. Durante estas fechas se vuelven especialmente relevantes las figuras del Depositario y el Doliente, así como la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro de Nuestro Señor Jesucristo.
El Sábado de Gloria está marcado por un clima de recogimiento, siendo el acto más significativo la Vigilia Pascual. Al día siguiente, la Semana Santa llega a su fin con el Domingo de Resurrección, fecha marcada por la Misa de Resurrección por la madrugada seguida por la salida en procesión de la imagen de Cristo Resucitado.
La imagen es cargada por la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro y es seguida por las imágenes de la Santísima Cruz, la Santísima Virgen del Tránsito, la Virgen de la Luz, San Juan Bautista, y la Virgen de la Verónica. El recorrido abarca la Plaza de Armas de Catacaos, culminando con el Gran Despedimiento en que Jesús Resucitado y la Virgen María se encuentran antes de que el primero ascienda simbólicamente al cielo.
Semana Santa de Bolívar
El Ministerio de Cultura declaró el 2 de febrero de 2012 como Patrimonio Cultural de la Nación a la Semana Santa que se celebra en la provincia de Bolívar, en la región La Libertad, en tanto constituye una versión particular y original de esta fecha del cristianismo, y es una expresión de la identidad de la población de la provincia de dicha localidad.
Una de las manifestaciones más características de esta celebración es la recolección de hojas de palma, a cargo de una “Comisión de Palmeros”, integrada por 12 personas voluntarias que representan a los 12 apóstoles de Jesús. Los palmeros realizan un viaje de penitencia al oriente, a la zona de la selva alta, para recolectar las hojas de palma. Este peregrinaje es arduo y algo riesgoso, teniendo en cuenta que la provincia de Bolívar está ubicada a 3,185 metros sobre el nivel del mar, y el trayecto de ida y retorno tarde alrededor de tres días.
El Domingo de Ramos, un conjunto escogido de palmeras es llevado al cementerio de la ciudad para su bendición por el sacerdote local. De las palmas bendecidas, un grupo se reserva para el Viernes de Dolores, y el resto se colocará en las andas de las imágenes que saldrán en procesión durante toda la Semana Santa, empezando con el Señor de Ramos, cuya imagen sale montada en asno desde las dos de la tarde por las calles de Bolívar.
El lunes sale en procesión el Señor del Huerto; al día siguiente lo hace el Señor de la Columna; el miércoles se venera al Jesús Nazareno o Señor de las Siete Caídas. El Jueves Santo salen las andas del Señor de los Milagros, la Virgen de Dolores, la Virgen Verónica, el Cristo de la Inspiración y el Señor del Auxilio, en una gran procesión que empieza alrededor de las 9 de la noche y culmina al amanecer del Viernes Santo.
El Viernes Santo es el día del Santo Descenso, también llamado de la “desclavación de Cristo”, costumbre propia de toda la región, atendida por cuatro hombres llamados “Santos Varones”.
El Sábado de Gloria, el cuerpo de Cristo en la Urna sale en procesión, acompañado por la Virgen Dolorosa y luego se celebra la misa de Resurrección y Pascua. El Domingo de Resurrección se celebra la Misa del Alba, a las 6 de la mañana. La imagen de Cristo sale otra vez y es llevada a la iglesia, con lo cual culmina la Semana Santa.
Semana Santa de Huambo
El 6 de diciembre de 2012 esta tradicional festividad fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación. Según la Resolución del Ministerio de Cultura, la celebración de la Semana Santa en Huambo, distrito de la provincia arequipeña de Caylloma, consta de una serie de procesiones de imágenes veneradas, cuya secuencia rememora la pasión, muerte y resurrección de Cristo, acompañadas de imágenes de la Virgen Dolorosa y San Juan Bautista.
La procesión de las imágenes pasa por rutas determinadas por los barrios Hanansaya y Urinsaya, en un recorrido que atravesará cuatro esquinas (dos en cada barrio). En cada esquina la procesión hace un alto para decir la oración por la salud y prosperidad del pueblo y en particular de las familias de los pasantes.
La Semana Santa tiene como preludio al Viernes de Dolores, cuando sale en procesión la Virgen Dolorosa, desde las seis de la tarde. El Domingo de Ramos sale en procesión Jesús Nazareno, que parte desde Cabanachimpa y continúa por Huajanacruz, lugares donde estuvieron alguna vez las apachetas más importantes de cada lugar, y donde actualmente se levantan capillas con sus respectivas cruces.
La noche del Miércoles Santo se realiza la procesión del Encuentro y Despedida, en la que salen las imágenes de Cristo, cubierto con un manto blanco; así como la Virgen Dolorosa y San Juan Apóstol.
El Jueves Santo se da lectura a las estaciones del Vía Crucis en la iglesia de Huambo y para ello se valen de un candelabro llamado “Tres Marías”, un triángulo hecho de carrizos y flores que porta 14 velas encendidas. Al terminar la lectura de cada estación se hace sonar una matraca y se apaga una vela. Al apagarse la última vela y estando a oscuras el templo durante 15 minutos, los feligreses oran en muestra de arrepentimiento de sus pecados.
El Viernes Santo es el día de la penitencia en la iglesia principal. Se reproduce el rito con las Tres Marías, seguido de una serie de oraciones y cánticos por parte de la feligresía que pide perdón por sus pecados.
El Sábado de Gloria se realiza una misa por la mañana y al mediodía se celebra con cohetes y campanadas la Resurrección de Cristo. A continuación, se desarrolla un convite general en la que se reparte comida entre los presentes.
También se realiza una comparsa protagonizada por los “Lanlacos” y los “Arrieros”. Los primeros llevan máscaras que simbolizan cabras y visten cencerros en la cintura. Personifican a espíritus malignos controlados con una soga por los arrieros, quienes visten con poncho y botas, ambos personajes de la fiesta de la Santa Cruz.
El Domingo de Resurrección es el día del “Chaprinakuy”, en el que se celebra una fiesta en la casa de los mayordomos, donde se prepara un “derechón” u ofrenda a la tierra con hojas de coca, cebo de pecho de llama y pétalos rojos y blancos cubiertos por un papel blanco sahumado por cada uno de los presentes. Luego, el “derechón” es quemado y termina la ceremonia con una fiesta con bebidas y baile entre los presentes.
Semana Santa de Huancavelica
El 25 de octubre de 2013 fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación, por ser una manifestación de fe religiosa en la que confluyen elementos andinos y católicos, y que moviliza significativamente a los pobladores del distrito, provincia y departamento de Huancavelica.
La celebración de la Semana Santa en la ciudad de Huancavelica se realiza, de acuerdo al calendario católico, en fecha movible entre las últimas semanas de marzo hasta la segunda semana de abril y tiene una duración de diez días.
Sin embargo, en el transcurso del año se realizan actividades -como las misas previas de novenas y setenas- que son consideradas parte de la festividad. Los diez días de la celebración se inician un viernes con el traslado de la imagen de Cristo y las procesiones en el barrio de San Cristóbal, para finalizar un Domingo de Pascua de Resurrección con la quema de un muñeco que representa a Judas. La festividad congrega una participación masiva de la población local y regional que expresa de manera pública y colectiva su fe.
El origen de esta festividad data del siglo XVI en las minas de Santa Bárbara, donde se encuentra la segunda iglesia construida en Huancavelica y donde, en aquel entonces, se realizaban las primeras procesiones nocturnas. Cabe mencionar la importancia de estas minas, ya que a partir de su explotación es que Huancavelica se independiza pronto del corregimiento de Huamanga y se convierte en provincia colonial y luego en provincia republicana. Actualmente, las imágenes de las procesiones de aquellos tiempos se encuentran dentro de la iglesia de esta localidad.
El Domingo de Ramos, desde la madrugada, se elaboran las alfombras florales en las calles de la ciudad por las cuales pasará la procesión. En su confección son usados pétalos de flores, plantas y arbustos de la zona, entre otros. El conjunto de alfombras florales llega a medir varios kilómetros. Existe la creencia local de que una vez que la procesión pasa sobre las alfombras, las flores y plantas con las que estas fueron confeccionadas se convierten en curativas de diversos males propios de la zona, tales como el susto y el mal viento.
En la procesión se da el encuentro de Cristo con la imagen de San Juan Evangelista en el puente colonial de Ascensión que data del siglo XVII. Este encuentro representa la fidelidad del discípulo San Juan hacia Jesús. La procesión tiene una duración de ocho horas. Este día se realiza una misa acompañada de qarawis o harawis en quechua. Durante la procesión también se entonan canciones dedicadas a Cristo. En la procesión de Domingo de Ramos se da la llamada “entrada triunfal”, que representa el ingreso de Jesús a Jerusalén, con el recorrido de la imagen de Jesús que transita sobre las alfombras de flores.
El Jueves Santo destacan los llamados “monumentos”, altares armados en cada una de las siete iglesias de la ciudad por el mayordomo o el grupo de catequesis de cada iglesia. En los monumentos, adornados con flores, cirios, telas finas y luces, se ubican imágenes de santos y un cáliz. La población huancavelicana visita los distintos monumentos en las siete iglesias de la ciudad y prende velas en cada uno. A las cinco de la tarde se realiza el tradicional “llavero”, costumbre que consiste en la entrega de las llaves de la iglesia por parte del mayordomo a un devoto, el cual se encargará de estas por dos días y diseñará el “monumento” de esa iglesia para el año siguiente.
El Viernes Santo es para los portadores de esta tradición un día de luto en que se conmemora la muerte de Jesús y no se celebra ninguna misa. En el altar es venerada la cruz sin la imagen de Cristo. En la madrugada las familias de Huancavelica caminan hacia los lugares de Qichka wayqu, Pukarumi, Saqsichaka y principalmente San Jerónimo, para recoger espinas en forma de cruz que se encuentran en estas zonas. Las espinas recogidas son adornadas con flores silvestres del lugar para luego ubicarlas en las puertas de las viviendas de Huancavelica en señal de buen augurio y fe.
Cabe resaltar que para los portadores de esta tradición, el recojo de las espinas es una costumbre familiar que refuerza las relaciones de parentesco y afinidad al ser un importante momento de reunión y compartir de las familias huancavelicanas.
El Sábado de Gloria se inicia la gran feria por Semana Santa en la ciudad de Huancavelica, en la que se venden animales mayores, comida tradicional y artesanía, entre otros.
El Domingo de Pascua de Resurrección se desarrolla a las cinco de la mañana la procesión del Cristo de Resurrección. Al final de la procesión un muñeco hecho de papel que representa a Judas es quemado en la Plaza de Armas de Huancavelica.
Semana Santa de Moche
Declarada Patrimonio Cultural de la Nación el 20 de marzo de 2015. En esta localidad de la provincia de Trujillo, región La Libertad, la Semana Santa tiene una duración de 10 días. Se inicia el llamado Viernes de Dolores y culmina el Domingo de Pascua o de Resurrección.
La duración de esta celebración en Moche constituye un rasgo particular que la distingue de otras celebraciones de Semana Santa, las que duran solo siete días, y da cuenta de la importancia que tiene la tradición ritual en este pueblo norteño.
Otro de los elementos que sobresale en la Semana Santa de Moche es la tradicional Sopa Teóloga, plato típico del distrito de Moche, provincia de Trujillo, y singular de esta festividad, que consiste en un caldo de pava, pavo o gallina de corral, al cual se le añade pan cortado en rodajas, azafrán y manteca de chancho y que va adornado con garbanzos, aceitunas, tajadas de huevo duro, perejil picado y tomatito de chisco o tomatito silvestre, propio de la zona, cubierto por un aderezo de azafrán en polvo, cebolla de rabo y un tipo de ají denominado "uña de gavilán".
Este tradicional plato, suele ir acompañado de pepián de arroz con cabrito, la zarandaja o lenteja bocana, también conocida como "jeta", previamente remojada, sancochada y molida a batán, y una rosca de manteca. Algunos pobladores de Moche aseguran que su nombre se debe a que este fue un plato consumido en los conventos desde la época colonial.
Durante la Semana Santa de Moche es tradición que, en la entrada de algunas casas del pueblo, se cuelgue un buche de pavo inflado, cebolla de cola o de rabo, unas ramas de culantro y ají escabeche, en señal de que ahí se ha preparado la sopa teóloga y se puede consumir.
Semana Santa de Omate
Esta celebración de este distrito de la provincia de General Sánchez Cerro, región Moquegua, fue declarada como Patrimonio Cultural de la Nación el 30 de junio de 2010, atendiendo a su importancia local, riqueza de contenidos y originalidad contribuye a la afirmación de la identidad colectiva regional y nacional.
El elemento particular de esta tradición religiosa son las “posas” o zonas de descanso, versión original de las capillas mortuorias establecidas en la liturgia católica. Al parecer, proceden de una costumbre española establecida en Nueva España de hacer cuatro capillas piramidales en los extremos del atrio al exterior de la iglesia para el descanso de las procesiones. Las imágenes colocadas en las posas son de todo el santoral católico peruano, desde el Corazón de Jesús hasta la Virgen de Chapi.
El Domingo de Ramos consiste en el agradecimiento a los encargados de instalar las posas. A continuación, se recibe a la imagen del Señor de las Piedades de Quinistacas, anexo del distrito de Omate, que transita por las cuatro esquinas de la Plaza de Armas, donde se colocan alfombras florales hechas por los pobladores.
El Miércoles Santo sale en procesión la imagen de Jesús Nazareno cargando la cruz, acompañada por las imágenes de la Virgen Dolorosa, San Juan Bautista y la Verónica.
El Jueves Santo, después de la misa, se elaboran las posas con una altura de hasta 20 metros y hechos con palos de madera a los que se amarran travesaños que dan a forma a un obelisco escalonado que se cubre con tela de color blanco. Sobre las gradas se colocan cuadros de santos dispuestos a lo largo de 30 o más gradas que componen la posa.
El Viernes Santo se representa el Vía Crucis y, desde las 10 de la noche, se realiza la procesión del Santo Sepulcro junto a la imagen de la Virgen Dolorosa. El recorrido por las principales calles del distrito culmina en la Iglesia de San Lino, alrededor de la una de la madrugada.
El Sábado de Gloria sale en procesión la Virgen Dolorosa, en un recorrido en sentido contrario a la procesión anterior. A las 10 de la noche se realiza la Vigilia Pascual en la iglesia de San Lino.
El Domingo de Pascua de Resurrección se realiza una misa solemne y se agradece públicamente a los encargados de instalar las posas, designando luego a los responsables de hacerlo el siguiente año. Con ello culmina la Semana Santa en Omate.
Semana Santa del Centro Histórico de Lima
El Ministerio de Cultura declaró, el 20 de marzo de 2018, como Patrimonio Cultural de la Nación a la Semana Santa del Centro Histórico de Lima, por tratarse de una celebración que congrega tanto a la población del propio Centro Histórico de Lima como a los habitantes de otros barrios de la ciudad que se sienten representados en la conmemoración de esta importante fecha del calendario católico, cuya continuidad se ha alcanzado gracias a la organización de una activa comunidad de fieles que rinde culto a diversas imágenes religiosas que se integran en un mismo corpus ritual.
El programa central de la Semana Santa del Centro Histórico de Lima está compuesto principalmente por las procesiones de las diversas imágenes de Jesús y la Virgen resguardadas en las iglesias y templos del centro de la Ciudad. A este programa se suman las misas y ritos de cada congregación religiosa. Además, durante estas fechas se observan manifestaciones de religiosidad popular que incluyen representaciones del Via Crucis a cargo de las cofradías y grupos de fieles de la ciudad.
La celebración tiene una duración de ocho días, iniciándose el Domingo de Ramos y culminando el Domingo de Resurrección. Sin embargo, su preparación comienza el miércoles de ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma, periodo que conmemora los cuarenta días que Jesús ayunó en el desierto y durante los cuales la comunidad católica se dedica a preparar los ritos de la Semana Santa. Si bien cada año hay algunas variaciones en los recorridos procesionales y organización de las procesiones, varias de las cofradías y hermandades participantes han mantenido sus roles tradicionales en estas fechas.
Un hecho significativo de la historia de la Semana Santa de Lima es que el Sermón de las Tres Horas o, como también se le conoce, de las Siete Palabras de Cristo, es originario de esta ciudad, en donde fue instaurado por el sacerdote jesuita Francisco del Castillo, en 1660. La costumbre del Sermón fue continuada por Alonso Messia Bedoya, discípulo del padre Del Castillo y fue adoptada por la Iglesia universal, realizándose actualmente en gran parte de los templos católicos a nivel mundial, incluyendo la ciudad de Roma, donde el Sermón de las Tres Horas es realizado por el Papa, obispo de la ciudad y líder mundial de la Iglesia católica.
(FIN) LZD/MAO
JRA
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