En la Amazonía peruana los agentes comunitarios constituyen la primera línea de atención a las comunidades indígenas frente a la pandemia del covid-19. Pese a no recibir ninguna remuneración y disponer de escasos recursos logísticos, estos mujeres y hombres que surgen de las propias poblaciones originarias lideran la heroica cruzada de salud para salvar la mayor cantidad de vidas posible.
En el artículo titulado
“Primera línea de los pueblos indígenas”, el
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destaca el loable desempeño humanitario de los agentes comunitarios de salud en Amazonas, una de las regiones del Perú donde las poblaciones originarias han sido más castigadas por el nuevo coronavirus.
“Desde el comienzo del brote del nuevo coronavirus, mi trabajo ha sido decirles a los miembros de la comunidad que se protejan, mantengan la distancia y usen las máscaras correctamente”, explica Heyner Tello, quien ha sido agente de salud comunitaria en la región Amazonas durante 10 años.
El departamento de Amazonas registra la segunda concentración más alta de casos positivos para covid-19 en la población indígena de la selva peruana. "La gente ha depositado su confianza en mí como su agente de salud y no puedo defraudar a mi comunidad, aunque no gane un salario", agrega Tello.
Cuando el coronavirus llegó a la Amazonía, a mediados de mayo, estas desigualdades afectaron de inmediato a los pueblos awajún y wampis.
En la noche del 1 de julio, el líder histórico del pueblo Awajún,
Santiago Manuin, murió por covid-19 en un hospital ubicado a 13 horas del territorio que defendió durante toda su vida, en Santa María de Nieva, la capital de la provincia de Condorcanqui.
"Mi padre murió lejos de su bosque porque el hospital local no cuenta con el equipo ni el personal necesario para atender este tipo de emergencias. Esa es la realidad que enfrentan muchos awajún y wampis", lamentó el hijo del Apu (líder indígena).
Con la muerte de su líder y la falta de tanques de oxígeno, pruebas y personal médico para frenar la pandemia, el miedo se extendió rápidamente entre estos pueblos originarios.
“Este virus nos tiene muy preocupados. Es una enfermedad nueva que no tiene cura y que nos pone nerviosos y asustados. Algunos abandonaron su región, otros no”, dice María Magdalena Ruiz, quien es agente de salud comunitaria desde hace ocho años en Condorcanqui, provincia de difícil acceso donde viven más de 80,000 personas, conformada por los distritos de Río Santiago, Nieva y El Cenepa.
Localidades lejanas y aisladas
En este territorio, que comprende el 52% del departamento de Amazonas, la Red de Salud Condorcanqui gestiona seis microrredes, un hospital y 73 establecimientos de salud, que atienden a 263 comunidades. El tiempo que se tarda en viajar de una comunidad a otra puede ser de 10 a 12 horas y, en situaciones extremas, de cinco a ocho días.
“Lo más difícil es traer pacientes desde lejos, porque cuando llueve y el río aumenta su caudal, corres el riesgo de ahogarte. Esto nos dificulta hacer nuestro trabajo. Cuando alguien se enferma, tengo que ir a esa casa y visitarlo. Si se sienten mal, las llevo inmediatamente al centro de salud, dice Ruiz, en comentarios sobre su experiencia previa ayudando a mujeres embarazadas en su comunidad La Poza, en el distrito de Río Santiago.
Este trabajo, que ya era difícil, lo es aún más ahora, como enfatiza el agente Tello, dado que "hay falta de cobertura móvil y medios de comunicación; a veces hay emergencias y los médicos no pueden ser notificados al instante".
Voluntarios de sus comunidades
Al igual que Tello y Ruiz, los agentes comunitarios de salud han sido elegidos por sus comunidades para realizar voluntariamente medidas preventivas de salud y monitorear a las personas en riesgo, en coordinación con el personal de salud y otras instituciones locales y regionales.
Antes del covid-19, había cerca de 1,300 agentes trabajando en la atención primaria de salud en Amazonas, previniendo enfermedades como anemia, VIH y sífilis, entre otras, distribuyendo información y atención en su propio idioma y cultura.
Con la llegada de la pandemia, el papel de estos agentes sanitarios se convirtió en una prioridad en la estrategia del territorio para contener la propagación del virus. A principios de mayo de 2020, el gobierno local de Condorcanqui formó una plataforma para la coordinación de la respuesta a la pandemia, en alianza con otras entidades del sector público, organizaciones de pueblos indígenas, sociedad civil y cooperación internacional.
Plataforma multisectorial
La
plataforma multisectorial y multiactor frente al covid-19 se generó en 2020 bajo el liderazgo de la
Municipalidad Provincial de Condorcanqui con apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Más de 17 entidades conforman esta plataforma, entre ellas, la Gerencia Subregional de Condorcanqui, el Comando indígena Covid-19 awajún-wampis, la Red de Salud de Condorcanqui, las municipalidades distritales de El Cenepa y Río Santiago; la Dirección Regional de Salud de Amazonas.
Asimismo, el Ministerio de Desarrollo de Desarrollo e Inclusión Social (coordinador de enlace) y el
Ministerio de Cultura (coordinación Condorcanqui); el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp); ECA Tuntanain; el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan); Petroperú; la organización de mujeres awajún y wampis Comuawuy, y la Mesa de Concertación para la Lucha Contra la Pobreza.
El PNUD ha apoyado a la Municipalidad para que esta plataforma multisectorial y de múltiples partes interesadas pueda seguir coordinando esfuerzos de más de 17 instituciones. Dentro de este espacio, los pueblos awajún y wampis tienen una voz decisiva en el diseño e implementación del plan de acción para superar la crisis de salud.
“Sabemos que nuestros agentes comunitarios son nuestros ojos y oídos en las comunidades; son los que conocen a sus poblaciones, quién está enfermo, quién tiene síntomas o ha fallecido”, explica Magdalena García Guevara, socióloga y jefa de Unidad de Pueblos de la Red de Salud Condorcanqui. En agosto, esta red, que es miembro de la plataforma multiactor, capacitó a 207 agentes de salud comunitaria en protocolos de emergencia médica covid-19, seguimiento y chequeos y acciones preventivas como lavado de manos, uso correcto de mascarillas y respiración. higiene.
Putsumash Pijushkun Shikiu, que ha sido un agente comunitario durante dos años, dice que en su comunidad llamada Bajopupuntas “algunas personas no querían ir al centro de salud porque pensaban que esta enfermedad covid-19 es como la gripe”.
Este es el tipo de desinformación que estos agentes de salud intentan combatir. “Tengo que animarlos porque también soy awajún y un agente comunitario. Siempre me coordino con la red de salud y tengo que dar charlas a la comunidad para que entiendan la importancia de ir al centro de salud”, agrega.
En las charlas que da también ha cubierto tratamientos con plantas medicinales como matico, eucalipto y jengibre, y también se han distribuido kits de limpieza y desinfección. Estas iniciativas permiten a los agentes de salud compartir sus conocimientos sobre la atención de salud individual y comunitaria con las comunidades.
“Iré de casa en casa para contarles sobre el covid-19, aconsejándoles cómo protegerse y cómo evitar las reuniones sociales. Vigilaré a las personas enfermas y les comunicaré estos mensajes de mis charlas”, dice Tello, quien visitará a todas las familias de su comunidad de Guayabal durante los próximos cuatro meses, al menos cada 15 días. Estas charlas de los agentes de salud esperan llegar a 217 comunidades en total, aproximadamente el 83% de todas las comunidades de Condorcanqui.
Además de esta labor de los agentes comunitarios de salud, la plataforma prevé mejorar los sistemas de radiocomunicaciones, proporcionando altavoces y megáfonos a los centros de salud y comunidades más alejados.
También está trabajando con emisoras de radio de la provincia de Santa María de Nieva, para dotar de un sistema de comunicaciones permanente capaz de llegar a toda la provincia. Los mensajes se transmitirán en los idiomas nativos awajún y wampis, así como en español.
Población vulnerable
Históricamente, Condorcanqui es una de las provincias con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) nacional más bajo. Según el PNUD, en 2019 tenía un IDH de 0.2535 lo que significa, por ejemplo, una esperanza de vida promedio de solo 66 años, 13 años menos que en Lima, la capital del Perú.
Esta diferencia se explica, en parte, por los indicadores epidemiológicos del Ministerio de Salud, que revelan una epidemia que ha estado presente mucho antes de covid-19; en los últimos 20 años se han registrado 1,846 casos de VIH en Amazonas, de los cuales 798 fueron en Condorcanqui.
“Hemos adquirido más experiencia para coordinarnos y prepararnos para otras enfermedades, pero pedimos a las autoridades que brinden una infraestructura y recursos humanos mejores y suficientes para poder ayudar mejor a la población”, dice Tello.
“Sin ello es imposible. Cuando llegan las enfermedades, tenemos que empezar de nuevo cuando podrían haberse prevenido en parte. Es muy difícil."
Labor ad honorem
Aunque los agentes comunitarios de salud han sido aliados durante mucho tiempo en los esfuerzos por prevenir el VIH y otras enfermedades, no reciben ninguna compensación.
“Actualmente, dentro del sector salud no hay presupuesto asignado para agentes comunitarios. Es importante que las autoridades consideren la inclusión de fondos ya que los agentes trabajan de 15 a 20 años, prácticamente gratis”, dice García de la Red de Salud Condorcanqui.
Algunos agentes reciben mochilas, ropa e incluso alimentos de las familias que visitan, pero también son cuestionados por algunos. “A veces, porque no saben, la gente piensa que ganamos un estipendio, esa es la crítica constante que recibimos”, dice Payma Wachapanti, quien desde hace 25 años es agente de salud en la comunidad de San Rafael en Río Santiago. A pesar de esto, mantiene su compromiso con su comunidad. "La gente me eligió porque confía en mí; una persona nueva no conoce a la población", afirma.
Con el mismo ímpetu, el agente de salud Ruiz admite que no hace este trabajo para beneficio personal. "No gano un centavo, pero está bien, porque estoy ganando experiencia y estoy apoyando a mi gente. Esa es mi decisión", confiesa, con la determinación de quien sabe que, en medio de la adversidad, está ayudando a salvar su comunidad y su futuro.
(FIN) NDP/LZD/MAO