El Año Nuevo ya se festeja en diversas partes del mundo donde radican nuestros compatriotas, quienes han recibido la llegada del 2022 de diversas maneras, pero siempre con algunas restricciones de movilización a fin de frenar la pandemia del covid-19 y el avance de la variante ómicron.
Los primeros en recibir el nuevo año fueron los que residen en Kiribati, Oceanía; seguidos de los que viven en Tokelau, perteneciente a Nueva Zelanda, y Samoa. Por su situación, geográfica, estas naciones llegan al 2022 menos afectadas por la pandemia, aunque la crisis climática y la subida del nivel del mar amenazan su supervivencia.
A diferencia con Nueva Zelanda, las autoridades de Australia sí mantuvieron los tradicionales espectáculos de fuegos artificiales, incluido el que tuvo lugar en la icónica Casa de la Ópera, en la bahía de Sídney.
Debido a la pandemia, en Japón los emperadores no saludaron desde el balcón del Palacio Imperial, por segundo año consecutivo; pero en el santuario o templo del barrio se escucharon las "joya no kane", 108 campanadas que según el budismo representan todos los deseos que hacen sufrir a una persona a lo largo de su vida.
La principal fiesta del año en China es el nuevo año lunar, pero también se celebra el fin del año solar, para lo cual se ha decretado un puente de tres días del 1 al 3 de enero. La situación de la pandemia se encuentra bajo control, excepto en Xian, donde ningún festejo ha sido permitido debido a un brote de covid-19 con el que la ciudad lleva lidiando dos semanas.
Este nuevo linaje del virus ha puesto un freno a las celebraciones en varios países del Sudeste Asiático, como Vietnam o Tailandia, a excepción de la isla de Phuket, el único lugar en Tailandia sin cuarentena, que continuó con su programa previsto y que contó con un concierto del cantante italiano Andrea Bocelli.
El rebrote del covid-19, debido a la llegada del ómicron, también afectó varios estados de India, por lo que se endurecieron las restricciones de tránsito para evitar las aglomeraciones y reuniones de amigos y familias, que podrían servir de combustible para el inicio de una nueva ola de contagios.
En Pakistán, país mayoritariamente musulmán, destacaron las pequeñas reuniones familiares ante la ausencia de grandes eventos oficiales organizados por el Gobierno, debido a las divergencias entre el calendario islámico y el gregoriano y al temor a la variante ómicron.
Por su parte, Birmania se encuentra inmersa desde febrero en una crisis por el golpe militar. Mientras tanto, Filipinas está ensombrecida por el duro golpe del tifón Rai. Respecto a la pandemia, comienzan el año mucho mejor: esta vez han podido celebrar sin el estricto confinamiento al que estuvieron sometidos en diciembre del 2020.