En el sur del Perú, además del Ubinas, otro volcán se encuentra en pleno proceso eruptivo. Se trata del Sabancaya, situado en Arequipa, que en los últimos años ha incrementado su actividad y emitido cenizas.
“No olvidemos que el Sabancaya está en erupción desde el 2016 y este proceso tiene características similares al Ubinas. Hay explosiones, emisiones moderadas de cenizas dispersas y luego de unos días hay nuevas explosiones un poco más fuertes”, refirió a la Agencia Andina Jersy Mariño, especialista del Observatorio Vulcanológico del Instituto Geológico Minero y Metalúrgico (Ingemmet).
Añadió que los volcanes Coropuna y Misti (Arequipa), Ticsani y Huaynaputina (Moquegua), Tutupaca y Yucamane (Tacna) no están en proceso eruptivo pero son macizos activos que en un futuro podrían entrar en erupción.
Sostuvo que el Ingemmet ha implementado varios métodos interdisciplinarios de monitoreo de estos volcanes, para determinar la composición química de las fumarolas, la altura de la columna eruptiva, deformación del edifico volcánico y la actividad sísmica interna, entre otros.
Volcán Ubinas
En cuanto al actual proceso eruptivo del volcán Ubinas, el más activo del Perú, Mariño afirmó que es muy similar al ocurrido en los años 2006, 2009, 2013 al 2017. “Es un comportamiento eruptivo de tipo explosivo, un poco más fuerte que los años anteriores, pero estamos en un escenario con características moderadas”, anotó.
El especialista precisó que las erupciones volcánicas son procesos geológicos muy complejos y lo que vemos hoy es una manifestación externa, sin embargo esto se genera en el interior de la tierra, en la corteza terrestre, por eso hay que estudiar el volcán con muchas técnicas, emplear métodos geológicos, meteorológicos, geofísicos, geoquímicos, para tener un buen control integral de este proceso.
“Muchos son métodos indirectos y se realiza la auscultación externa del macizo con equipos muy diversos para que nos den una idea de lo que está pasando y pueda pasar, a fin de disminuir en lo posible el nivel de incertidumbre”, expresó.
Mariño explicó que las erupciones volcánicas ocurren cuando el magma del interior de la tierra aumenta tanto de temperatura que sube a la superficie y sale expulsada hacia el exterior. “El magma que está más o menos a una profundidad de 60 a 70 kilómetros va subiendo lentamente hacia la superficie, y lo primero que llega son los gases volcánicos. Porqué sube? porque es menos densa que la roca”, indicó.
Añadió que el magma tiene tres componentes principales: la parte líquida, algunos pequeños cristales (parte sólida) y también la parte gaseosa. Este material puede ser arrojado con distintos grados de violencia, dependiendo de la composición química del magma, la cantidad de gases y en algunos casos por la interacción del magma con el agua. Mientras más gases contenga un magma, más explosivas son las erupciones, subrayó.
Entonces, el volcán Ubinas tiene un ascenso nuevo de magma más frecuente que otros macizos, acotó.
También mencionó que las erupciones que ha tenido el Ubinas durante los últimos 500 o 600 años, básicamente- según registros históricos- casi siempre han sido de magnitud moderada, con índice de actividad volcánica de 1 a 2, en una escala que va de 0 a 8. Tres erupciones alcanzaron el índice de 3.
Mariño recordó que el actual proceso eruptivo de dicho volcán comenzó a mediados de junio del año en curso, con algunas explosiones pequeñas y leves emisiones de ceniza, pero la madrugada del pasado 19 de julio se tuvo una manifestación un poco más intensa, porque se registraron dos explosiones muy fuertes y luego hubo una importante emisión de ceniza y de gases.
“Después de las explosiones, al promediar las 02.30 horas, se produjo una emisión constante de ceniza que se mantuvo en un pico alto más o menos hasta las 8 o 9 de la mañana, casi 7 horas seguidas, luego disminuyó un poco, pero se mantuvo permanente”, aseveró.
Lapilli
Sin embargo, prosiguió, la noche del 22 de julio con una nueva explosión, las emisiones de ceniza no fueron de mucho volumen, pero ese día, el volcán Ubinas inyectó fragmentos de roca volcánica que se llaman lapilli.
Cuando las partículas tienen menos de 2 milímetros de diámetro metro se les denomina ceniza, pero cuando va entre 2 milímetros y más o menos 6. 4 centímetros se le denomina lapilli. Fragmentos de 1, 2 centímetros de diámetro llegaron hasta el pueblo de Ubinas, lo que pudo haber representado un peligro importante para la integridad física de las personas. “El día 19 rompieron nuestros paneles solares ubicados casi a 3.5 kilómetros del macizo”, sostuvo Mariño.
Detalló que hay dos tipos de lapilli que han caído, uno son los fragmentos de rocas vesiculadas (similar a la piedra pómez) de color gris oscuro y claro, conocidos como “escorias”, que son fragmentos de magma solidificado y expulsado durante las explosiones, que cayó en Ubinas.
El otro tipo son los fragmentos líticos densos, es decir no tienen esas vesículas y pesan más, por cuanto si hay una explosión y son arrojados pueden generar mayor riesgo para la población.
Por todas estas consideraciones, Mariño manifestó que el Ingemmet, en coordinación estrecha con el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci), recomendó la evacuación de algunos centros poblados, proceso que está en marcha.
Los procesos de evacuación frente a la erupción volcánica están contemplados en el plan de contingencia elaborado. Los primeros planes se hicieron en el 2006, se perfeccionaron en el 2007, 2008 y 2009 y luego se retomó el 2013 y 2014, con uno nuevo que lo aplican el gobierno regional y el Indeci.
Mariño indicó que pueden ocurrir nuevas explosiones, emisiones de ceniza e incluso de lapilli en las siguientes semanas o meses. “Las erupciones de este tipo que ha tenido el volcán Ubinas han sido de larga duración como la del 2006 al 2009, la mayor actividad fue en el 2006 y la siguiente erupción reciente fue en el 2013 al 2017; por ello la población y autoridades tienen que preparase frente a este peligro natural”, remarcó.
Ceniza perjudicial
El especialista, recalcó, además, que el principal peligro para los pobladores es la caída de ceniza, ya que como se ha visto, por la explosiones del 19 de julio las cenizas se dispersaron casi 200 kilómetros de distancia y llegó a la parte occidental de Bolivia, Oruro, La Paz, pero en forma muy fina; sin embargo la zona de mayor afectación estuvo en un radio de 30 a 40 kilómetros, es decir la parte norte de la región Moquegua y la zona sur de la región Puno, especificó.
Hizo hincapié en que las cenizas volcánicas genera un problema ambiental muy grande, ya que contamina los pastos naturales de los cuales se alimentan los animales; las fuentes de agua y destruye la agricultura.
A ello se suman los problemas de salud que pueden causar en las personas, como problemas respiratorios, gastroentestinales y en los ojos.
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La ceniza contiene sílice, que es un material bastante corrosivo y es necesario que la población se proteja con máscaras y lentes, finalizó Mariño.
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(FIN) TMC/MAO
Publicado: 25/7/2019