Estados Unidos minimizó este lunes el riesgo de una guerra nuclear con Rusia y descartó un posible cambio en los niveles de alerta del arsenal estadounidense, aunque opinó que las medidas al respecto de Moscú son "peligrosas".
Al terminar un acto en la Casa Blanca, el presidente estadounidense, Joe Biden, respondió con un tajante "no" a la pregunta de si los estadounidenses deberían estar preocupados por la posibilidad de una guerra nuclear.
Biden no hizo más declaraciones, pero su portavoz, Jen Psaki, analizó después en mayor profundidad la orden del presidente de Rusia, Vladímir Putin, de poner el potencial nuclear del país en estado de alerta o "régimen especial de servicio".
"Creemos que la retórica provocativa sobre las armas nucleares es peligrosa y amplía el riesgo de cometer errores de cálculo. Debe evitarse, y no vamos a darle pábulo", dijo Psaki en su rueda de prensa diaria.
"Seguimos analizando la orden del presidente Putin y en este momento no vemos razones para cambiar nuestros propios niveles de alerta", continuó la portavoz, que añadió que "una guerra nuclear no puede ganarse".
Fuerzas de disuasión
Una fuente de Defensa estadounidense citada por la cadena CNN indicó este lunes que las palabras que usó Putin para describir su orden —poner las fuerzas de disuasión rusas en "régimen especial de servicio"— no están en la doctrina militar rusa, y que EE. UU. sigue estudiando lo que significan.
Las fuerzas de disuasión de Rusia la componen las estratégicas nucleares, incluidos los misiles intercontinentales, así como fuerzas no nucleares, y la defensa antimisiles, el sistema de alerta temprana y la defensa antiaérea.
Psaki también reiteró que EE. UU. no está dispuesto a imponer una "zona de exclusión aérea" en Ucrania para frenar los bombardeos rusos, como pidió este lunes el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
"El presidente [Biden] ha dejado muy claro que no pretende enviar tropas estadounidenses para luchar en una guerra contra Rusia, y una zona de exclusión aérea sería básicamente un paso hacia eso, porque requeriría desplegar militares para aplicarla", subrayó.
Horas después de que Estados Unidos sancionara al banco central ruso, Psaki recordó que, aunque imponer restricciones al sector energético de Rusia sería eficaz como represalia contra Moscú, por ahora Washington quiere evitarlas porque tendrían "consecuencias extremas" en los mercados globales.
"Los europeos en particular están muy preocupados por el aumento de los precios [de la energía]", remarcó.
Y después de que Canadá y la mayoría de países europeos cerraran su espacio aéreo a las aerolíneas rusas y de que Rusia respondiera con medidas recíprocas, Psaki aseguró que Estados Unidos mantiene "sobre la mesa" la opción de hacer lo mismo, pero que no ha tomado una decisión.
"Hay muchos vuelos de aerolíneas estadounidenses que vuelan sobre Rusia para ir a Asia y a otras partes del mundo, así que tenemos que tener varios factores en cuenta", afirmó la portavoz.