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Científicas y madres: cómo la maternidad cambió sus vidas

Dos investigadoras revelan los cambios que generó la maternidad en sus vidas

ANDINA/Eddy Ramos

ANDINA/Eddy Ramos

07:22 | Lima, may. 12.

La ciencia y la maternidad no son incompatibles, aseguran dos científicas peruanas para quienes ser mamá cambió la dinámica de sus vidas, pero no su pasión por plantearse preguntas, investigar, pensar libremente y elaborar propuestas que mejoren la vida de las personas.

“La maternidad cambió mi vida”


Para Manuela René Verástegui Pimentel, la maternidad fue un cambio muy fuerte en su vida. Antes de serlo hace 19 años atrás, la investigación ocupaba casi el 80% de sus actividades. Se amanecía leyendo, analizando, escribiendo y alargaba esa rutina científica, casi siempre, hasta los sábados y domingos. "Pobrecita, siempre solita", recuerda que le decían.
 
Así es como el estudio de enfermedades infecciosas como el chagas, la cisticercosis e hidatidosis se convirtieron para ella en asuntos vitales pues las poblaciones más afectadas por esos males eran, y lo son todavía, las familias pobres de zonas rurales que crían ganados porcinos.  


“Las horas dedicadas a la investigación las disfrutaba, para mí investigar siempre fue como un juego de retos, imaginación, creatividad y conocimientos. Y la biología, desde la escuela significó para mí comprender la vida de otra manera”.

Las cosas cambiaron para Manuela al ingresar al nuevo milenio. Se casó, llegó al mundo Sara Manuela, su primogénita hoy de 19 años, y un año después César Andrés de 18 años. Dos seres a los que contempla con orgullo y satisfacción, gracias al apoyo de su esposo -científico como ella- quien la ayudó a transitar ese nuevo camino.  
 
“Investigar requiere de tiempo, persistencia y actualización permanente. No se puede tomar conceptos existentes como verdad absoluta. La investigación ayuda a comprender enfermedades y contribuir a solucionarlas. Durante los primeros años de vida de mis hijos, terminaba cansada del trabajo, pero al llegar a casa desaparecía por arte de magia. Así es como entendí que podía darles calidad de vínculo”.


Hoy labora a tiempo completo en la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH), casa de estudios en la que se formó. Es profesora principal del Departamento de Ciencias Celulares y Moleculares de la Facultad de Ciencias y Filosofía y jefa de los laboratorios de Parasitologia e Inmunologia y Cultivos Celulares.

Dentro de esta mujer con gran capacidad de análisis y raciocinio existe una mística, que en su ejercicio materno supo abrir su corazón para entregarse a la crianza de sus hijos a los que educó para ser buenas personas, honestas y sinceras, cuenta. Por eso decidió dedicar los sábados y domingos a su familia, sus hijos y dejó de investigar esos días.


Sobre las cisticercosis, cuenta que aún se dedica a investigar sobre esta enfermedad crónica pues le interesa encontrar drogas más eficaces y mejor tratamiento. No ha publicado un libro, pero si más de 80 artículos científicos para revistas especializadas.  

“Lo más difícil de ser mamá es no saber qué actitud tomar en determinadas circunstancias porque a veces cuesta hacerlo por temor a equivocarse. La ciencia y la maternidad no son incompatibles, depende de la mujer seguir adelante y no dejar sus aspiraciones por prejuicios. Nos podemos desarrollar como madre e investigadora”.

“Aprendí a ser flexible”


Sandra Santa Cruz Hidalgo es ingeniera civil, tiene títulos de Maestría y Doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es especialista en estructuras y actualmente es docente a tiempo completo en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).


Cuando nació Carolina, hoy una tierna adolescente de 15 años, cursaba el doctorado en la UNAM. Tenía seis meses de embarazo cuando empezó a estudiarlo. Fue una sorpresa pues no imagino que ambos proyectos de su vida pudiera hacerlos de forma simultánea. 

Desde el inicio sentí su presencia, su compañía, tuve conciencia de su ser, de que su vida era diferente a la mía, que era otra persona. Con su nacimiento empecé a hacer actividades para las que no estaba preparada. Mis tiempos cambiaron. Fue difícil, pero aprendí a ser flexible”, comenta.


Pero no pudo culminar su doctorado en ese momento, lo dejó durante un semestre y perdió la beca que obtuvo por mérito a su alto rendimiento académico. Tuvo una crisis que superó por el apoyo de su esposo, pero también el de su madre y suegra que la orientaron sobre los oficios de la maternidad.

Ahora tiene más orden -confiesa- aprendió a relacionarse mejor con las personas pues ser mamá la ayudó a desarrollar sus habilidades sociales, ser exigente con sus alumnos sin causarles infortunio, y tolerante consigo misma. “Menos perfeccionista.”

Actualmente tiene a su cargo dos proyectos de investigación que la PUCP ganó en convocatorias de CienciaActiva del Concytec en el 2017. Uno de ellos, es para estudiar las resistencias de las pircas, especies de muros de contención que la población de la Sierra levanta para nivelar terrenos en las laderas de los cerros.

“Son construcciones tradicionales a base de piedras que pueden convertirse en una amenaza en las grandes ciudades. En Lima Metropolitana, por ejemplo, hay muchas en San Juan de Lurigancho y Carabayllo. Vamos a estudiarlas, qué grados de sismos soportarían, y los riesgos de construcción que tienen”

El otro proyecto tiene como objetivo contribuir a la reducción del calentamiento global, convirtiendo a estado líquido el CO2. La manera de lograrlo es enterrándose en zonas en donde hubo explotación de gas o hidrocarburos. Existen varios países que usan esta estrategia, refiere Sandra. A través de esta iniciativa se quiere confirmar si es factible hacerlo en el Perú y si el país puede ofrecer este servicio a los que producen CO2.


“Ha sido difícil ser mamá y profesional al mismo tiempo, saber manejarlo para que no sea un limitante. Aprendí a equivocarme. He sido un poco dura con Carolina, soy profesora y todo corrijo, pero ahora la observo y me llena de satisfacción ver que es una buena persona, que contribuirá con la sociedad, que es creativa. Hago mi mejor esfuerzo por ser una buena mamá”.

De pronto su rostro se enciende, es como si la recordara en ese instante. Carolina tiene 15 años, es otro momento de su vida. Ahora, con más experiencia sabe que en esta etapa tiene que ser más calmada con ella para comprenderla, para llegar a la raíz de sus enojos.

Admiro de Carolina su libertad, su autonomía. Es estudiosa y quiere seguir su camino”, afirma esta ingeniera civil que eligió la investigación dentro de la práctica profesional porque siempre tuvo vocación para hacerlo. Le gustó tener libertad para formularse preguntas y resolverlas, para trabajar y solucionar problemas de la sociedad.

Cada vez son más las mujeres que desarrollan proyectos de investigación. Hoy es equitativa su presencia. Ambos sexos son rigurosos, tienen mucha capacidad de trabajo, de liderazgo porque saben que con conocimientos pueden inventar y dirigir proyectos, señala.

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(FIN) SMS/RRC


Publicado: 10/5/2018