Pablo Ramón, buzo de profesión, libró a sus 60 años la más difícil de sus batallas: permaneció 24 días en la UCI del Hospital Regional Eleazar Guzmán Barrón de Chimbote por la covid-19, aquel enemigo invisible al que logró derrotar para alegría de sus tres hijos y cinco nietos, así como de sus amigos.
El pasado 16 de junio, su hijo lo ingresó al hospital y debido a un severo estado de salud fue inmediatamente derivado a la unidad de cuidados intensivos (UCI), donde tuvo que ser intubado para recibir ventilación mecánica.
“Cuando me agravé y mi prueba de
covid-19 salió positiva, mi hijo me trajo al hospital. En el camino le dije: ‘Ya fui, cuídense los tres’ y él me respondió: ‘No viejo, no digas eso’”, contó don Pablo.
En UCI, el equipo multidisciplinario de profesionales batalló codo a codo junto a Pablo Ramón para lograr que venza a la enfermedad y pueda retornar con los suyos. Hoy, tras volver a nacer, agradece a Dios por darle una segunda oportunidad y al personal que lo atendió y le dio ánimos para seguir en pie de lucha.
“Hay muy buenas personas en UCI, gente buena que me ayudó; recuerdo mucho a mi fisioterapeuta, César, un buen chico que me ayudó mucho. A la gente le digo que el covid-19 no es un juego, es cosa seria, no es broma. Usen dos mascarillas y en lugares con mucha gente pónganse además protector facial, yo logré vencerlo y soy un ganador más de Dios”, aseveró.
El guerrero aguarda su recuperación completa y el pronto fin de la pandemia para volver a uno de los lugares que más ama de este mundo: el mar.