Landers Diosbel Rodríguez Cauper es un profesional destacado de la región Ucayali y embajador de la cultura shipiba. Gracias a la Beca 18 del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec), del Ministerio de Educación, ahora es un docente de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y, además, cautiva con su prodigiosa voz a quienes lo escuchan cantar en su idioma materno.
Landers dejó en el 2007 su comunidad indígena Juventud San Rafael, ubicada en el distrito de Masisea, provincia Coronel Portillo, para estudiar secundaria en la capital distrital. En 2013 viajó a Lima para concursar entre miles de talentos y ganó una Beca 18 del Pronabec, que financió su carrera, alimentación, movilidad, alojamiento, entre otros beneficios.
Es así que en 2014 Landers inicia estudios de Educación Intercultural Bilingüe para primaria, becado en la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH).
¡Soy shipibo!
“En la universidad descubrí el amor por mi identidad cultural. La universidad me abrió la mente para decir: ‘¡Yo soy shipibo!’. Nadie me puede rebajar; mi idioma lo voy a hablar en el Metropolitano, en todas partes”, aseguró el talento, que en diciembre del 2019 egresó de la carrera de EIB.
A un año de su egreso de la universidad, Landers se prepara para ejercer la docencia en educación primaria en beneficio de la sociedad shipiba. “La comunidad me espera. Me emociona e ilusiona impartir mis conocimientos a los niños y niñas de mi comunidad”, manifestó el joven de 24 años.
Sabe muy bien que solo con la educación se cerrarán las brechas de la desigualdad y se erradicará la pobreza. “Existen muchas brechas que solucionar en mi comunidad y eso se hará desde la educación. Seré un pedagogo, poeta, político, artista y sabio, porque mi ser está impregnado de esas habilidades. Quiero enseñar para que los niños y las niñas descubran su talento y lo pongan en práctica en beneficio de nuestra comunidad”, enfatizó.
Cuando era niño oyó por primera vez a los íkaros (cantos sagrados utilizados en la medicina tradicional amazónica peruana). Esas melodías se impregnaron en él y se aunaron a su pasión por los estudios.
"¿Dónde me gustaría ejercer mi profesión como docente EIB? En las comunidades indígenas de mi región, en los lugares más olvidados, en las comunidades fronterizas donde nadie quiere ir, porque un docente es un héroe que forma a las nuevas generaciones”, aseguró.
Primera promoción
Landers forma parte de la primera promoción de shipibos docentes interculturales de la UPCH. Una de sus profesoras del curso de Didáctica del Arte fue Rocío Corcuera, quien lo invitó a distintos eventos de arte y música, y es testigo del poder que tiene el canto de Landers para conmover hasta las lágrimas. “A mí me ha sucedido. Me ha emocionado muchísimo escucharlo cantar en la universidad”, expresó.
Landers narró una experiencia luego de cantar en un evento académico internacional de música desarrollado en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP): “Bajé del escenario y antes de que me siente en la banca vinieron personas para agradecerme, saludarme y a tocarme. Algunos con los ojos llorosos, con sonrisas, a pedirme contactos, a sacarse fotos, selfis conmigo”.
Liberato Kani, joven rapero que canta en quechua y con quien Landers ha compartido escenario, le ha recomendado que grabe sus canciones. Nadie puede ser indiferente a los sentimientos inexplicables que causa su voz. La música va más allá de la lengua. Y es que aunque quienes lo escuchan no saben hablar shipibo, igual pueden disfrutar de su arte.
“Su voz es especial. Tiene una manera de cantar que no es solo producto de una técnica”, afirmó Rocío Corcuera, miembro de Warmayllu, una asociación que promueve la educación intercultural a través del arte.
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Ella destacó que Landers canta con un sentimiento que se expresa no solo en la voz, sino también corporalmente. “Comunica con los ojos, con las manos; es muy expresivo. Es una persona muy afectuosa, se hace querer. Además, la música [los íkaros] es muy espiritual y tiene ese poder. Él ha recibido esa transmisión de arte que viene de generación en generación”.
Cuando la abuela cantaba
Cuando Landers era niño no entendía qué era ser shipibo. Era su lengua materna y, a la vez, era todo su mundo. Salir a pescar al río y recolectar los frutos para cenar con la familia, sembrar, barrer, cocinar, construir casas. Con el pasar de los años su vida se fue haciendo áspera y dolorosa mientras aprendía castellano.
Una voz de alivio, sin embargo, perdura en él: la de la abuela Olivia Arévalo Lomas, reconocida sabia, onanya (médica tradicional), defensora y activista del pueblo shipibo.
“A los seis años me empapé con esas melodías y a los ocho traté de imitarla. En los siguientes años practicaba más. Les decía a otros niños en medio de juegos: ‘Yo soy el abuelo, te voy a curar’ y ellos se reían y tenían miedo porque en verdad les sonaba como el abuelo o la abuela”, contó.
El joven talento ha compuesto sus propias canciones. Está convencido de que seguirá difundiendo con orgullo el arte shipibo. Ya cuenta, por ejemplo, con una cuenta de TikTok (@koshirono7), en la que se le puede oír cantar. Se recomienda cerrar los ojos y dejarse llevar por su voz para descubrir con más claridad los efectos que esta produce en el alma y la calma que brinda para, por un momento, soñar despiertos.
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(FIN) NDP/TMC/JOT
Publicado: 1/12/2020