Wilfredo Tarazona Padilla es músico y profesor del Conservatorio Nacional de Música desde hace 25 años. También es director del programa Orquestando del Minedu, una iniciativa que acerca el canto e instrumentos a niños y adolescentes de la educación básica regular, con habilidades diferentes y a internos de penales. Los prepara para que conformen una orquesta sinfónica o un coro.
Él supone que desde el vientre de su madre empezó su amor por la música. Ella tocaba guitarra y entonaba canciones populares de Llata, Huánuco, su tierra natal, y acompañaba a su progenitora, soprano y aficionada a tocar el arpa. Las notas musicales forman parte de su ADN por vía materna. Wilfredo, siempre tuvo la certeza de que la música sería su razón de ser.
Esa conclusión temprana, y que valora a sus 63 años, lo inspiró a continuar ese camino. Difícil, por cierto, pero que nunca dejó de seguir. No lo hizo cuando se separó del campo de Llata, de sus ríos y silencios, para estudiar secundaria en la ciudad de Huánuco, pues también se matriculó en la Escuela Regional de Música Daniel Alomía Robles.
Tampoco la abandonó, cuando orientó sus intereses hacia el derecho y viajó hacia Arequipa para estudiarlo, pues se inscribió en el Conservatorio Luis Dunker Lavalle, otra entidad pública en la que siguió estudiando música.
Ni sus afanes religiosos como seminarista diocesano durante seis meses lo detuvieron. Hasta que llegó a Lima a sus 25 años, y se quedó para estudiar dirección coral y de orquesta en el
Conservatorio de Lima, sin imaginar que empezaba a hacer historia.
Músico y servidor público
Actualmente es director de la orquesta del Conservatorio Nacional de Música, y profesor de lenguaje musical y de historia de la música.
“Les enseño a desarrollar su oído interno, a oír la música sin escucharla. Leen composiciones en partituras o a veces las notas. Es como leer un texto en silencio. De igual manera, oyen las notas musicales”, comenta.
Pero
también es responsable de Orquestando, un sistema de bandas, orquestas y coros del Ministerio de Educación (Minedu) y que Tarazona Padilla dirige para desarrollar habilidades en niños, niñas y adolescentes de colegios públicos de
educación básica regular, pero también especial y alternativa.
“Por eso estamos en el
establecimiento penitenciario del Callao, ex Sarita Colonia, en donde ya formamos un coro y una banda. Hemos desarrollado sus habilidades, sus voces y talentos para tocar instrumentos. Lo mismo vamos a hacer en institutos tecnológicos, escuelas nocturnas y programas de adultos mayores. Mi sueño es que Orquestando suene en todo el Perú”, anota.
Música para todos
El “maestro Tarazona”, como le dicen quienes conocen su trabajo, y lo respetan y valoran por eso, sostiene que la música mejora la vida de las personas, de las que tienen un problema de discapacidad o de las que están encarceladas. Se sienten útiles, usan mejor sus tiempos y recuperan su sensibilidad, cuenta.
“En el caso de los presos, eleva su autoestima. Yo creo que mi misión es servir a las personas que más lo necesitan y son las más vulnerables. Les acerco la música a ellos”, y menciona a Aníbal Martel, músico formado del conservatorio con quien saca adelante Orquestando, y también a doña Avelina, su madre de quien heredó la música y su persistencia.
Hoja de vida
Es creador y director de Ensamble, el elenco oficial del Instituto Nacional de Folclore José María Arguedas.
Utilizan instrumentos tradicionales como quenas, quenillas, quenachos, sicus, zampoñas; suma charangos, arpas y otros.
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Publicado: 28/2/2018