Andina

¿Dejas todo a última hora? Experto te ayuda a organizarte y a evitar la ansiedad

Psicólogo Manuel Saravia señala que peruanos somos inmediatistas

El peruano es inmediatista, cortoplacista, todo lo que quiere rápido y para ahora, y eso produce mucha ansiedad, señala experto. Foto: Internet/Andina

El peruano es inmediatista, cortoplacista, todo lo que quiere rápido y para ahora, y eso produce mucha ansiedad, señala experto. Foto: Internet/Andina

10:26 | Lima, dic. 4.

Por Karina Garay

“Apúrate”, “lo quiero para ayer”, “no puedo esperar” son frases de uso común que delatan el grado de estrés con el que viven los peruanos y que, de no ser controlado, progresivamente puede tener una serie de efectos adversos en nuestra salud física y mental.

Así lo advirtió el psicólogo Manuel Saravia, del Instituto Guestalt de Lima, al señalar que el habla diario de la gente denota cómo somos y cómo enfrentamos las situaciones de la vida diaria: si es con calma y organización o, por el contrario, todo es dejado para última hora y con altos grados de ansiedad. 

“El peruano es inmediatista, cortoplacista, todo lo que quiere rápido y para ahora. Este es un rasgo cultural que nos predispone a ser ansiosos”, comentó a la Agencia Andina. 

El experto dijo que los peruanos siempre están luchando contra los plazos y, más que una patología, se trata de un paradigma cultural que genera tremendo estrés y afecta la salud.

“Hay muchas personas que terminan haciendo cuadros psicosomáticos, que van desde dolores de cabeza hasta cuadros ansiosos-depresivos. Presentan problemas de piel, problemas de espalda, de cuello, mareos, dificultad para dormir, excesiva sudoración, problemas gástricos y es que la tensión va a emerger por algún lugar”. 

En las personas con problemas crónicos, como diabetes e hipertensión, se incrementan las descompensaciones, pese a cumplir con la medicación. 

Ansiedad

Todo para mañana 


“Muchos se levantan y quieren apurar al chofer de la combi, al taxi, se ponen agresivos porque están contra el tiempo. Así empiezan a tener diálogos internos inútiles, como “mañana no me quedaré viendo tele hasta tarde” y al día siguiente hacen lo mismo o peor porque no hay una toma de conciencia real del propósito de cada día, del objetivo de su vida”. 

A esto se suma quienes dejan todo para mañana, para después, procrastinan y luego buscan resolver todo contra el tiempo y con altas dosis de estrés y ansiedad. 


“Nunca estamos en el presente, tenemos una tendencia de irnos al pasado o al futuro. Así aparecen las famosas frases ¿y si…? ¿y si pasa lo mismo que ocurre en Chile? ¿y si me asaltan? que tienen visión catastrófica del futuro. A estos se suman “los hubiera” siempre culposos: Mejor hubiera comprado antes, mejor no hubiera salido, etc”.   

Saravia señaló que los peruanos están muy acostumbrados a la sensación de adrenalina, que equivocadamente se asocia con el concepto de que se debe sufrir para ser feliz y cuando no se cumple el objetivo, se cierra el círculo de la ansiedad con pensamientos como “ahora mi jefe me va a botar” o “seguro que aquí llegan por vara y estoy yendo por gusto”. 

Un reloj frente a usted


Quien maneja bien su tiempo, tendrá menos estrés y será más eficaz, que no es lo mismo que ser eficiente, sostiene el psicólogo. 

Explica que quien es eficaz no necesita golpear muchas veces, sino saber dónde golpear y que esta diferencia se observa, por ejemplo, entre un jefe que se presenta cansado, sudado, despeinado frente a otro que alcanza los mismos logros y luce calmado. Mientras uno es posiblemente muy desorganizado, el otro sabe delegar, trabaja en equipo, se pone metas y las cumple. 

Cambiar nuestra manera sí es posible con organización y determinación, asegura.

Puntualidad

“Tenemos que trabajar con factores de protección, que tienen que ver con estilos de vida saludables y comienzan con una mejor estructura del tiempo. Se debe comenzar teniendo un plan de acción para cada día, con metas claras y medibles”. 

Deben crearse horarios que sean respetados siempre, como los destinados a trabajar, almorzar, conversar, estar con la familia, acostarnos, buscando repetirlos hasta que se conviertan en hábitos. 

El especialista recomendó evitar los distractores, desde redes sociales hasta las personas que aparecen para contarnos cosas que no suman a lo que estamos haciendo en un momento determinado. A ellas, se les puede atender después. 

Es necesario, dijo, entender que hay cosas temporales que no pueden ser parte de un estilo de vida y sobre todo tener un plan B e incluso un plan C. 

“Hace algún tiempo tuve una conferencia en un hotel con 600 personas y no funcionó el proyector. Felizmente, tenía impresa la presentación y, si se hubiera perdido, la tenía también en mi correo electrónico y la podía ver desde de mi celular. Ese era mi plan C”.

Manuel Saravia recordó que los cambios no obran como magia y éstos deben tener un impacto que pueda ser medido. 

“¿Cómo sabré que tengo menos ansiedad? ¿duermo mejor? ¿no me duele la cabeza? ¿no traspiro? ¿mi relación familiar va mejor? ¿cómo lo sé? Porque todos los sábados y domingos almorzamos juntos, porque converso y escucho a mis hijos, porque llego temprano y tranquilo al trabajo, etc. Es la única manera de saber que los cambios están funcionando o no", subrayó el experto. 

(FIN) KGR/RRC

Publicado: 4/12/2019