Mientras millones de pequeños agricultores hacen frente a los efectos del cambio climático, los científicos del Centro Internacional de la Papa (CIP) estudian papas silvestres para desarrollar nuevas variedades climáticamente resilientes, se informó.
El CIP afirmó que las papas resultantes de este estudio combinan la tolerancia al calor y a la sequía con la resistencia al tizón tardío y la marchitez bacteriana, las enfermedades más importantes que afectan los cultivos de
papa, y que se podrían convertir en amenazas aún más grandes a medida que avance el calentamiento global.
Subraya que tan solo el tizón tardío, también conocido como la rancha, causa miles de millones de dólares en pérdidas a los productores de papa de todo el mundo, que anualmente gastan más de 1,000 millones de dólares en fungicidas para controlar esta enfermedad.
El
Centro Internacional de la Papa sostiene que el desarrollo de
variedades de papa resistentes a la enfermedad puede reducir sustancialmente los costos de producción y ayudar a mejorar los ingresos y la dieta de los pequeños agricultores de papa.
Papas silvestres
Los científicos han pasado los últimos cuatro años evaluando las papas silvestres —que por lo general no son comestibles—mantenidas en el banco de germoplasma del CIP en Lima y cruzándolas con papas cultivadas, gracias al apoyo de Crop Trust y el gobierno de Noruega.
El banco de germoplasma del CIP custodia una de las colecciones más grandes del mundo de parientes silvestres de
papa, algunos de los cuales crecen en zonas con climas inclementes o bajo la presión de plagas y enfermedades.
Esas plantas han desarrollado mecanismos que les permiten hacer frente a condiciones extremas, y los mejoradores buscan transferir esos rasgos a las variedades cultivadas.
Debido a que los parientes silvestres de los cultivos son muy diferentes de las especies cultivadas, se requiere un laborioso proceso de premejoramiento para cruzarlos con variedades cultivadas.
Segunda fase
La segunda fase del apoyo de Crop Trust permitirá a los científicos del CIP continuar la labor de premejoramiento por dos años más, mientras comparten los clones de
papa que contienen genes de resistencia provenientes de las papas silvestres con otros programas de mejoramiento de cultivos.
“Vamos a compartir nuestras papas resilientes con programas de mejoramiento de Kenia, Perú y de todo el mundo para que sean cruzadas con papas adaptadas localmente. También proporcionaremos capacitación a nuestros socios en cuanto a evaluación, selección y uso de parientes silvestres de los cultivos en el mejoramiento de papas al tiempo que aumentamos la sensibilización sobre su potencial a nivel mundial”, explicó Thiago Mendes, mejorador de papa y líder de proyecto del CIP.
Como las papas derivadas de los cruces de mejoramiento de la fase uno podría no poseer todas las características que requieren los consumidores y agricultores, el CIP y sus socios trabajarán con los pequeños agricultores en el Perú y en Kenia para evaluarlas y seleccionar las mejores.
Afirma que ambos países constituyen excelentes lugares para introducir papas resilientes dado que este tubérculo proporciona medios de subsistencia y oportunidades de empleo a más de tres millones de personas en los dos países.
“La marchitez bacteriana y el tizón tardío ya están causando pérdidas económicas significativas, especialmente a los pequeños agricultores en África, y se cree que se convertirán en un problema mayor como consecuencia del cambio climático”, afirma Mendes.
“Los pequeños productores no siempre pueden adquirir los fungicidas que necesitan para controlar el tizón tardío, lo que implica que son los más perjudicados. Y debido a que el patógeno del tizón tardío está evolucionando rápidamente, la eficacia de los fungicidas disminuye con el paso del tiempo. Los parientes silvestres de los cultivos representan una fuente nueva y valiosa de resistencia”, añade.
“Los parientes silvestres de los cultivos son, en gran medida, un recurso aún sin explotar para que los fitomejoradores adapten nuestros cultivos más importantes al cambio climático”, afirma Benjamin Kilian, de Crop Trust. “Estamos muy complacidos de ayudar al CIP a usarlos para mejorar la papa, un cultivo de vital importancia para el mundo”, agregó.
Este trabajo forma parte de la iniciativa “Adaptar la agricultura al cambio climático: recolección, protección y preparación de los parientes silvestres de los cultivos”, apoyado por el gobierno de Noruega.
El proyecto es administrado por el Global Crop Diversity Trust con el Banco de Semillas del Milenio del Real Jardín Botánico, Kew UK, y ejecutado en asociación con los bancos genéticos nacionales e internacionales e instituciones de mejoramiento de plantas de todo el mundo.
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(FIN) NDP/MAO
Publicado: 13/11/2018